La Carta Magna italiana
Matteo Renzi y sus asesores confían en que los días finales de campaña sirvan para convencer a millones de indecisos de que voten sí en el referéndum del domingo sobre la reforma constitucional.
Matteo Renzi y sus asesores confían en que los días finales de campaña sirvan para convencer a millones de indecisos a que voten sí en el referéndum del domingo sobre la reforma constitucional. El primer ministro italiano ha podido respirar un poco aliviado tras conocerse que Romano Prodi, una de las figuras más respetadas del centroizquierda, exjefe del Gobierno y expresidente de la Comisión Europea, votará afirmativamente, pese a sus prevenciones y agrias críticas a las reformas que se someten a votación.
El apoyo de Prodi ha sido tardío y nada entusiasta, pero Renzi lo ha agradecido porque se ve en serias dificultades y teme por su carrera política. Según el ex primer ministro, adoptó la “difícil” decisión de votar sí y de anunciarla debido a su “historia personal”, casi por patriotismo y coherencia, y ante las “posibles consecuencias exteriores”, léase las previsibles turbulencias financieras, la presión sobre la prima de riesgo italiana y las sombras sobre el futuro del euro.
Prodi lamentó la “escasa profundidad” y “falta de claridad” de la reforma, y advirtió de la necesidad de corregir la última ley electoral para “reequilibrar las reglas democráticas”. El antiguo premier aludía, sin duda, a un sistema que premia de modo exagerado al ganador y le otorga plenos poderes, por muy exigua que sea su victoria en las urnas. El tono y los argumentos de Prodi, conocido como il
Professore, era el de un maestro que decide, en el último momento, conceder un aprobado raspado a un alumno, aunque no lo merece, para evitarle hacer repetir el curso.
La actividad de Renzi es frenética, con saltos constantes entre diversos puntos del territorio italiano y apariciones en radio y televisión. El Gobierno, además, está sincronizando hábilmente algunas decisiones para favorecer el frente del sí. Después de siete años, anteayer se firmó un acuerdo entre el Ministerio de Administraciones Públicas y tres sindicatos sobre las condiciones, contratos y emolumentos de 3,2 millones de empleados públicos. El pacto prevé una subida media de salarios de 80 euros mensuales. Este compromiso puede ser una pequeña ayuda para mejorar los ánimos de la gente y que esté más predispuesta a votar según la voluntad del Gobierno.
En la cadena de televisión RAI Uno se emitió en la noche del miércoles un programa especial sobre el referéndum, presentado por el incombustible Bruno Vespa, en el que intervinieron, en el frente del sí, Renzi y su ministro del Interior, Angelino Alfano –líder del pequeño partido Nuevo Centroderecha–, y, en el frente del no, Silvio Berlusconi –líder de Forza Italia– y Matteo Salvini, secretario de la Liga Norte.
“Si uno quiere la perfección, no hace nada; si uno busca la reforma perfecta, no hará ninguna”, se justificó Renzi, quien instó a los votantes, incluso a quienes nunca votarían por él en unas elecciones generales y lo consideran antipático, que digan sí a las reformas por el bien de Italia, para simplificar su enrevesado sistema político y reducir sus costes económicos.
Berlusconi, de 80 años y a quien se ve totalmente recuperado de su delicada operación a corazón abierto de hace unos meses, dijo que las reformas socavarían la democracia y podrían obligarle a abandonar el país. Sobre el futuro de Renzi si sale el no, il Cavaliere ofreció al primer ministro trabajar como showman en una de sus televisiones, en la red Mediaset, pues le ve excelentes dotes para ello. “Podría ser el presentador de cualquier programa –dijo–. También de La isla de los famosos”.