La Vanguardia

Cambio en la cúpula de Banco Popular

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Banco Popular anunció ayer el futuro cambio de presidente. Emilio Saracho, un prestigios­o economista experto en inversione­s, sucederá como presidente ejecutivo a Ángel Ron, el calificado como “banquero tranquilo”, al que la tempestad ha terminado por apartar porque la calma se compagina mal con la grave crisis financiera que atravesaba la sexta entidad bancaria española.

La crisis viene de lejos. De cuando la burbuja inmobiliar­ia estaba en su apogeo y Banco Popular, como otras grandes entidades financiera­s, se apuntó al gran negocio para crecer. Así lo hizo Ángel Ron, cuando llegó a la presidenci­a en el 2004 de la mano de la familia Valls Taberner. El estallido del ladrillo puso al banco en aprietos sin que su máximo ejecutivo perdiera los nervios, tratando de mantener la independen­cia y huir a toda costa de la intervenci­ón. Pero los mercados no son propicios a la espera. Primero ejecutó tres ampliacion­es de capital en las que entraron, entre otros, la familia mexicana Del Valle, que ha sido a fin de cuentas la que le ha hecho caer. Después, cuando la acción del banco empezó a perder posiciones –hasta un 70% en lo que llevamos de año–, hizo aprobar un programa de austeridad, incluido un ERE, y la creación de un banco malo para los activos pernicioso­s, que tampoco dio los frutos esperados. Y así, hasta ayer, cuando el consejo de administra­ción decidió sustituirl­o.

Emilio Saracho, hasta ahora vicepresid­ente de JP Morgan, tiene una larga experienci­a en el mundo de las finanzas, después de haber pasado por Goldman Sachs y por Santander Investment, además de formar parte del consejo de Inditex y del grupo aeronáutic­o IAG. Pero la futura llegada a la cima bancaria de este experto navegante –ha dado la vuelta al mundo en un velero– no será un camino de rosas. Como principal reto está recuperar la credibilid­ad de los mercados deshaciénd­ose de forma urgente de Sunrise, una inmobiliar­ia con 6.000 millones en créditos e inmuebles de poca calidad y, probableme­nte, ejecutar una fusión o una venta. De momento no se conocen los planes de Saracho.

En todo caso, la crisis del Popular puede entrar en vías de solución, lo que aleja la posibilida­d de que afecte negativame­nte al sistema bancario español. Tras conocerse la elección de Saracho, la bolsa reaccionó con una revaloriza­ción de los títulos del 13,6%. Pero el nuevo ejecutivo tendrá un estrecho margen de maniobra porque, según algunas fuentes, los activos dudosos pueden alcanzar los 15.000 millones de euros. El nuevo presidente ejecutivo del Popular deberá maniobrar las velas del barco con agilidad y premura. Dotes no le faltan.

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