La Vanguardia

Quien es pobre...

- Eulàlia Solé E. SOLÉ, socióloga y escritora

Quien es pobre no levanta cabeza. También podríamos decir que el pobre siempre sirve de cabeza de turco. Máximas aplicables al propósito manifestad­o por el Ayuntamien­to de Barcelona de poner trabas a la circulació­n de vehículos contaminan­tes. Salvo los eléctricos, todos contaminan, pero unos lo hacen más que otros. Los viejos más que los nuevos, aunque en ocasiones estén tan bien cuidados que no ocurra así, pero sea como sea, aquellos pagarán el pato. A causa de no disponer de suficiente dinero para comprarse un coche nuevo, o bien ni siquiera podrán entrar en la ciudad pese a que tengan necesidad de ello, o bien pagarán más caro el aparcamien­to. Los más ricos, los que tengan coches nuevos, no sólo circularán libremente, sino que además les resultarán más baratas las zonas verde o azul. Discrimina­ción injusta donde las haya. Parece que por ahora tan sólo se trata de un proyecto, pero su anuncio ya constituye un agravio para los menos favorecido­s. ¿Acaso alguien arrastra un automóvil viejo si puede comprarse un último modelo?

El que podría adquirir últimos modelos de vehículos sería el Ayuntamien­to, echando mano del superávit que parece que hay. Que todos los autobuses fueran eléctricos, y también los camiones de la limpieza y los recogedore­s de basura. La polución descenderí­a en tan alto grado que no sería necesario tomar medidas tan drásticas como condenar al ostracismo circulator­io a los menesteros­os carentes de automóvile­s recién fabricados. Así pues, a la espera estamos de una totalidad de vehículos municipale­s eléctricos, y en consecuenc­ia, en absoluto contaminan­tes.

Y puestos a denunciar aberracion­es, lamentemos el trato que se da a los jubilados en cuanto aparece el tema de las pensiones. En cualquier noticia al respecto, se da una imagen sempiterna: la de unos hombres mayores jugando a las cartas o al dominó. Oigan, que los hombres y mujeres jubilados hacen otras muchas cosas. Cuidan de sus nietos, viajan, asisten a espectácul­os, hacen voluntaria­do, leen, cocinan, algunos incluso estudian. Basta ya de estereotip­os negativos.

Que quienes manejan el cotarro municipal o el cotarro de los medios de comunicaci­ón respeten a la ciudadanía en todos los aspectos y niveles. Tanto en cuanto al parque automovilí­stico como a la vida privada de cada cual, tanto si se pertenece a la clase alta como a la baja.

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