Renfe, en busca de la fiabilidad
Durante 2016 Renfe ha incrementado las actuaciones en la red de Catalunya para mejorar los servicios tanto en comodidad, como en puntualidad y accesibilidad
En la estación de L’Hospitalet de Llobregat, cuando la oscuridad de la noche aún es la protagonista, comienzan a desfilar las primeras personas. Las agujas del reloj se mueven para marcar las 4.38 y la vía se ilumina con la llegada del primer tren de la línea R3 con destino a La Garriga. En ese instante arranca el servicio de Rodalies de Catalunya. Es el primero de los mil trenes que circulan, los días laborables, por una red formada por 17 líneas. A los pocos minutos las estaciones de Terrassa, Mataró o Vilanova i la Geltrú también activan la maquinaria y reciben a los primeros pasajeros. Así comienza el día para los usuarios de Renfe, y así continua para la operadora.
Veinte horas después finaliza el servicio con la llegada del último tren de la línea R2, a las 0.50 horas, a Vilanova i la Geltrú. En este intervalo de tiempo, con la salida de la estación del postrero pasajero, han circulado por la red de cercanías y regionales de Catalunya cerca de 400.000 personas. De media, Renfe desplaza cada día el equivalente a toda la población de la provincia de Lleida. En términos globales, 109 millones de personas han utilizado los servicios de Renfe en Catalunya entre enero y octubre de 2016, sumando cercanías, regionales, alta velocidad y larga distancia.
VISIBLE DE DÍA, INVISIBLE DE NOCHE
A las 0.50 horas concluye el servicio de trenes, pero no el trabajo de Renfe. Es por eso que la actividad de la operadora es continua: visible de día, invisible de noche. Inmersos en el silencio de la noche, los trenes viajan por la red hacia su lugar de partida para iniciar una nueva jornada. Como si de un puzzle se tratara, los operarios de Renfe mueven los convoyes de manera óptima para que cada uno ‘duerma’ en la estación de salida. Todo debe estar a punto para cuando se dé luz verde, un día más, a la circulación de un millar de trenes.
A diario, Renfe desplaza al 5% de la población catalana. Cada viajero con su propia historia y una estación de destino. Algunos se dirigen al trabajo. Otros a estudiar. Los hay que viajan para encontrarse con un familiar o amigo, o simplemente para disfrutar de cualquier opción de ocio. Según la operadora, las cifras más altas de pasajeros se concentran por la mañana, concretamente de 6.30 a 9.30 horas. En ese intervalo, la mayoría de personas se desplazan a su lugar de trabajo o centro de estudio. De todas ellas, un porcentaje elevado parte desde la primera corona metropolitana, en ciudades como Mataró, Granollers, Terrassa, Martorell o Vilanova i la Geltrú. Por la tarde, las horas
con mayor frecuencia de viajeros oscilan entre las 17.00 y las 20.30 horas, aunque los desplazamientos son más escalonados.
De Portbou a Ulldecona; de Puigcerdà a Riba-roja d’Ebre; de Lleida a Barcelona, la red de cercanías y regionales está integrada por 17 líneas. Un equipo de 2.000 personas trabaja para que cada día se desplacen casi medio millón de personas en alguno de los mil trenes que circulan continuamente en este engranaje que nunca descansa. Y claro, siendo el tren el medio elegido por tantas personas, el grado de exigencia es elevado. Los usuarios reclaman, ante todo, fiabilidad. En otras palabras, que el sistema funcione bajo las condiciones que se marcan de antemano en términos de puntualidad, comodidad, accesibilidad o información.
INCIDENCIAS, EN EL PUNTO DE MIRA
Todos los usuarios han sufrido en primera persona el incumplimiento de esas condiciones, como consecuencia de alguna incidencia desencadenada por causas muy diversas: inclemencias meteorológicas, averías, atropellos… A lo largo de 2016 se han producido unas 50 incidencias importantes que han comportado inconvenientes para los usuarios, como retrasos o cancelación de trayectos. Lejos de esconderse, Renfe asume la responsabilidad y trabaja para minimizar los perjuicios para los pasajeros. Aunque entre el pensamiento único que suele imperar entre los usuarios, Renfe destaca una cifra: el 95% de los trenes de cercanías de alcanzan su destino con puntualidad. Este porcentaje, trasladado en cifras redondas, esconde dos verdades incontestables: 20.000 personas llegan tarde a su destino, si bien 380.000 lo hacen a su hora. Y aporta más números que invitan a la reflexión: por un lado, se producen unos 60 arrollamientos al año, que suponen, de media, una actuación de dos horas hasta el restablecimiento del servicio. Por el otro, los actos vandálicos que se producen en toda la red suponen una inversión anual de siete millones de euros.
En el escenario actual, Renfe trabaja para garantizar la fiabilidad del servicio. En el último año, las actuaciones se han multiplicado para mejorar la experiencia del usuario, lo que significa avanzar en ámbitos tan importantes para el pasajero como la accesibilidad a las estaciones y los vagones, la seguridad, los sistemas de información, las emergencias y la comodidad durante el trayecto.
De esta manera, Renfe ha finalizado en 2016 la remodelación de 18 trenes de la serie 447 que prestan servicios regionales, con un nuevo diseño que mejora la ergonomía de los pasajeros y amplía los espacios para los clientes durante el trayecto. Otra de las actuaciones ha sido la instalación de nuevos teleindicadores automatizados que suponen un avance en los sistemas de información y atención al cliente. Y en materia de accesibilidad, varias han sido las estaciones que se han remodelado para adaptarse a las diferentes necesidades de los usuarios. En este sentido, estaciones como la de Sant Joan Despi, Viladecavalls o Granollers, por citar algunas, han instalado ascensores y rampas de acceso al edificio, y rehabilitado marquesinas. Estas y otras actuaciones sirven, pues, para acercarse al objetivo marcado por la operadora, que no es otro que ofrecer un servicio óptimo a sus usuarios: tantos como 400.000 al día.
En términos globales, 109 millones de personas han utilizado los servicios de Renfe en Catalunya entre enero y octubre de 2016