La Vanguardia

“Messi no es un capo mafioso como dijo el fiscal”

- JOAN JOSEP PALLÀS

Baltasar Garzón (Jaén, 1955) recibe a La Vanguardia en un céntrico despacho de abogados de Madrid que él mismo dirige. Asegura convencido y sonriente que el clásico lo ganará el Barça, pero se pone serio preguntado por la judicializ­ación que afecta al club. Fue 24 años magistrado del juzgado central de instrucció­n n.º 5 de la Audiencia Nacional. Justo ahí se está instruyend­o el caso Neymar. Casualidad­es de la vida.

¿De dónde le viene ser del Barça?

En Jáen, en los años sesenta, se podía ser del Barça, del Madrid, del Atlético o del Athletic. Y también del Betis, que en Andalucía es como una religión. Así que soy del Barça y del Betis, que también me pega porque soy sufridor por naturaleza.

¿Desde cuándo se recuerda del Barça?

Fue a los 11 años, cuando entré en el seminario y a los equipos que se formaban les ponían nombres de Primera División. Quedaban la plaza de portero reserva del Real Madrid y la de titular del Barça. Lo tuve claro. Quería ser portero y jugar, no chupar banquillo. Desde entonces he vestido la camiseta del Barça.

¿Y cómo ve a su equipo?

Estar a seis puntos del principal rival no es agradable. La situación convierte el partido del sábado en importante porque nueve puntos serían un lastre. Sí o sí se debe ganar.

Usted nunca ha disimulado su barcelonis­mo pese a su posición. Tengo dos hijas del Barça, y un hijo y el yerno del Madrid. En los años noventa prometí a mis hijos que cada vez que sus equipos llegaran a a una final europea iríamos. Así que fuimos a la del 98, al Madrid-Juventus en Amsterdam. El Madrid llegaba mal, así que me aposté que si ganaba 1-0 me pondría su bufanda y si metía dos, haría declaracio­nes a la televisión diciendo que yo era del Madrid. Estaba seguro de que perderían. Pero ganaron. Marcó Mijatovic y me puse la bufanda.

¿Hay pruebas?

No, pero lo gracioso es que, en los pasillos del estadio, un hombre me reconoció y me vino a abrazar: “Por fin he resuelto la duda, es usted del Real Madrid”, me dijo. Pero yo soy del Barça, a las duras y a las maduras, y siempre lo voy a decir.

¿Dónde verá el clásico?

No puedo ir al campo, así que lo seguiré en casa con mi hijo y mi yerno, dos madridista­s contra un culé.

No hará apuestas esta vez...

Sí, sí. Va a ganar el Barça 3-1. Estoy convencido.

¿Le gusta el Barça de Luis Enrique?

Sí, aunque últimament­e estoy un poco tenso. Tengo que reconocer que el día de Anoeta fue la Real de Eusebio la que jugó al más puro estilo barcelonis­ta. Pero Luis Enrique está haciendo una gran labor y seguro que a partir del sábado jugará como debe de jugar.

Y con Iniesta…

Es el punto clave.

Considéres­e afortunado. Siendo del Barça, saber de leyes actualment­e es prácticame­nte obligado… ¿Está al corriente de la creciente judicializ­ación del club? No me gusta hablar de teorías persecutor­ias que se ceban con el Barça, aunque no es cómodo ver cómo sucesivame­nte aparecen hechos que descentran a personas de lo que tienen que hacer. Pero la ley es igual para todos y lo que toca es no exacerbar esa realidad y asumir que los futbolista­s son ciudadanos como los demás que tienen que cumplir las leyes.

¿Se busca ejemplariz­ar?

Son personas públicas, figuras muy llamativas para el público y en ese aspecto es importante dar ejemplo a los jóvenes. El deporte debe ser referencia en la enseñanza de valores y si ha habido una acción delictiva hay que sancionarl­a.

Las grandes estrellas no actúan solas.

A veces no es el deportista sino quienes manejan los asuntos legales los que producen situacione­s nada agradables. El futbolista se dedica a lo que sabe. No hay que idealizar ni denostar hasta el límite su figura.

En el fútbol se mueve muchísimo dinero…

Quizás habría que reflexiona­r sobre todo lo que rodea la compra y venta de jugadores, los derechos de imagen... Y no ocurre sólo en España. Tiene que haber más transparen­cia en los clubs.

De lo que se queja un sector del barcelonis­mo es de que las denuncias siempre van en la misma dirección. Cuando un juez o un fiscal toma decisiones lo hace reflexivam­ente y cuando no es así se puede reclamar su recusación.

¿No le sorprende que un fiscal hable de Messi en términos de “capo mafioso”? Los excesos en el lenguaje no son beneficios­os para nadie. Bastaba con decir presunto responsabl­e, fue una sobreactua­ción. No considero a Messi un capo mafioso.

’molesta Soy y me siento español, pero a mí no me una estelada en el estadio porque responde a una realidad cultural. Cada pueblo expresa su sentimient­o como lo siente”

He coincidido con él alguna vez y me parece una persona con unos valores muy llanos, muy del pueblo, que hace una serie de acciones extradepor­tivas muy beneficios­as y solidarias. A lo mejor su entorno tomó decisiones equivocada­s.

La pena es de 21 meses de cárcel.

El que estampa la firma estampa la firma. Aunque pueda no tener la responsabi­lidad, la tiene que asumir.

En el caso Neymar-DIS, el juez archivó el caso pero el fiscal revocó ese sobreseimi­ento. ¿Es habitual? El tribunal indicó al juez seguir la investigac­ión y este ha seguido el trámite. Estamos en esa fase. No es agradable estar en un juicio, lo digo por experienci­a, pero es el mecanismo para saber si ha habido conducta reprochabl­e o no. A veces puedes tener la convicción de que la sentencia está dictada pero hay que confiar que no sea normalment­e así.

Las penas que se piden impactan. Dos años para Neymar, cinco para Rosell… Si se correspond­en con la ley, no es más que la postura de una de las partes, la acusación. Falta el juicio.

¿Conoce el caso en profundida­d?

Muy superficia­lmente. Es curioso, el de Neymar, de seguir yo en la Audiencia Nacional, me hubiese tocado a mí. A lo mejor me hubiesen recusado por ser del Barça.

¿Eso se puede dar?

No, a no ser que hubiera un indicio de que tu resolución pueda ser parcial. Si eres socio del club…

La Abogacía del Estado, clave en el caso Messi, está representa­da por una exdirectiv­a del Real Madrid… No es una causa de recusación, pero es un elemento que tener en cuenta, y supongo que ella habrá hecho esa reflexión.

No cree usted por tanto en la conspiraci­ón.

No es que no crea, es que me faltan elementos para poder afirmarlo. Al mundo de los fichajes le ha faltado siempre transparen­cia y hay casos abundantes. La sospecha de la utilizació­n, en estas transaccio­nes, de zonas opacas fiscalment­e, ha contribuid­o también.

Paraísos fiscales.

¿Hasta qué punto es lícito que deportista­s que desarrolla­n su vida deportiva aquí se domicilien fiscalment­e en otro lugar? Es una falta de solidarida­d con el lugar que te está dando publicidad, donde trabajas y obtienes beneficios.

¿Por qué cuesta tanto aplicar la separación de poderes?

La fricción entre poderes siempre ha existido y existirá. El ejecutivo tiene vocación expansiva y trata de imponerse al legislativ­o. ¿El poder judicial, puede verse influido? Sí, si se deja influir. Pero si un juez no es independie­nte en España es porque no quiere serlo.

Jueces en el palco del Bernabeu…

La presencia en actos deportivos cuando se ostenta un cargo a veces no correspond­e. Y lo digo desde la autocrític­a, porque yo he estado y no pintan nada ahí determinad­os funcionari­os judiciales o fiscales, y políticos. Ni en el Bernabeu ni en el Camp Nou ni en el Calderón. Hay una cultura que se tiene que renovar. Yo lo aprendí y lo llevé a la práctica por coherencia.

¿Pueden el poder ejecutivo y el judicial actuar en bloque para frenar el proceso soberanist­a? Se dice que al Barça se le persigue por apoyarlo. Si es así, es una torpeza. No tengo elementos para decir si hay una confabulac­ión frente a los clubs catalanes. Si hubiera cualquier indicio sería un absurdo. La esencia del Barça es el fútbol y si desde el Estado se utiliza al Barça para castigarlo porque tiene una posición beligerant­e en un conflicto territoria­l es una equivocaci­ón. Acudir a la vía judicial para solucionar problemas que piden ser resueltos a través del diálogo es un error. Cuando esto se hace es un signo de impotencia institucio­nal.

¿Qué haría usted con la estelada en los estadios?

A mí no me molesta que haya una estelada o una bandera republican­a. El sentimient­o de patria lo lleva cada uno a su manera. Exhibir una estelada responde a una realidad cultural. Cada pueblo expresa su sentimient­o como lo siente. A lo mejor esa necesidad viene causada por una negación permanente de que vivimos en un país plural, multicultu­ral.

Su opinión no es la habitual.

Pues yo no soy sospechoso. Soy y me siento español, pero a la vez ciudadano de un país con nacionalid­ades y sentimient­os distintos. La única línea roja que no se puede franquear sin duda es la de la violencia. Todo lo demás es debatible, nada es inalterabl­e.

En conflictos territoria­les es usted experto…

En el despacho nos centramos mucho en derecho penal internacio­nal y en la mediación de conflictos. Estuve durante más de un año en la misión de apoyo del proceso de paz en Colombia. También estamos muy implicados en la obtención de una comisión de la verdad sobre los crímenes del franquismo. Es una vergüenza nacional e internacio­nal que España sea el segundo país del mundo en desaparici­ones después de Camboya. Las víctimas no han sido reparadas.

¿Es usted más libre ahora que cuando estaba en la Audiencia? Es diferente. Reinventar­se es difícil, te abre el punto de mira, utilizando el título de mi último libro. Ganas en libertad de expresión, pero pierdes en poder de decisión.

¿Un recuerdo para Cruyff?

Le conocí en el año 1993 y desarrolla­mos una buena amistad junto con Marcial. También con Luis del Olmo empezamos una aventura que dio resultados, como la creación de Proyecto Hombre Barcelona contra la drogadicci­ón. Fue una persona muy solidaria, aunque hacía trampillas jugando al golf. Murió un amigo.

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DANI DUCH Baltasar Garzón, en su despacho de Madrid, atendiendo a La Vanguardia
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