Qué hacer si estás en la nieve pero no quieres esquiar
LAS ESTACIONES BALNEARIO Y LOS MODERNOS COMPLEJOS SPA & WELLNESS TRIUNFAN COMO OPCIONES SIN ESQUÍES
Si algo tiene la nieve, además de sus propiedades naturales, es que fascina a todo aquellos que la han visto alguna vez. Convertida en los últimos tiempos en un fenómeno deportivo y de ocio gracias al desarrollo de las estaciones de esquí que la han hecho más cercana y confortable, ha propiciado que, hoy por hoy, además de pistas y espacios freestyle o freeride, existan otras alternativas que no necesariamente se dirigen a los que los practican.
Más allá del conocido après-ski tras el paso por pistas y del que existen verdaderos especialistas (algunos icónicos) como pueden ser Zermatt y Saas-Fee en Suiza; St Anton y Ischgl en Austria; Val d’Isére en Francia; Cortina d´Ampezzo en Italia o, mucho más cerca, Sierra Nevada, Formigal y Grandvalira, los resorts de nieve proponen a sus visitantes distintas alternativas non-ski para aquellos que no practican esquí o snowboard o simplemente deciden combinar con otras actividades sus estancias en los centros invernales.
Relajarse y disfrutar
Una de las más tradicionales, y que ya se desarrollaba incluso antes de la llegada de una nueva clase de colonos (llamados “esquiadores”), que hace apenas cien años invadieron las montañas con sus tablas de madera y construyeron remontes para la práctica del emergente y apasionante deporte alpino, es la oferta termal y de bienestar. Buena prueba de ello es, por ejemplo, el Pirineo, que cuenta con estaciones balneario como Cauterets, Saint-Lary, Gourette/ Eaux Bonnes o Peyragudes/ Loundevielle en el lado francés o el bien conocido Balneario de Panticosa, a tan sólo unos kilómetros de la estación aragonesa.
A estos clásicos hay que añadir los modernos complejos Spa & Wellness que salpican las estaciones de esquí de toda Europa, la mayoría en grandes complejos hoteleros (aunque no únicamente). Ahí están, por ejemplo, los centros Balnéa o Spassio (Grupo N´P y Nuevos Pirineos) que se han integrado a pie de pistas o el archiconocido Caldea de Andorra la Vella.
Un paseo entre huskies
Pero fuera del esquí no todo es descanso o fiesta. También apetece un poco de acción y poner a prueba nuestra forma física o inundar de adrenalina los sentidos con actividades con un mismo denominador común, la nieve, y que se están convirtiendo en algo más que una alternativa para no aburrirse mientras los esquiadores regresan de pistas para animar el ambiente.
Entre las más populares destaca el mushing, es decir, los trineos tirados por perros. Ver el entusiasmo de huskies y razas similares cuando se preparan y participar con ellos en la excursión es una experiencia formidable. Si lo realizas a la luz de la luna se transforma en algo único.
Otra de las que cada día ganan más adeptos son las motos de nieve. Aquí Laponia y los países nórdicos se llevan la palma. Un paseo por las grandes planicies nevadas de Noruega o Finlandia en busca de las auroras boreales, por poner un caso, convierte lo real en increíble. Más cerca, en nuestras montañas, disfrutar de sus paisajes de día o de noche también resulta emocionante.
Con el estómago lleno
La que no puede faltar, y es común a los que esquían y a los que no, es la gastronomía. La variedad de los productos y cocina locales en las estaciones es tanta y tan bien cuidada, que una pizza al horno, una fondue, quesos y embutidos (de los de pueblo), un buen vino o la alta cocina adquieren no ya un sabor especial, sino que se traspasa a otra dimensión si se disfrutan junto a la nieve.
Y qué decir de los paseos en raquetas. Un deporte en auge y asequible prácticamente para todo el mundo. Los guías os acompañarán a admirar la belleza de los paisajes nevados que rodean las estaciones. Pero cuidado, las noches de luna en Vall de Núria o Grandvalira os pueden volver locos. Y si se une a una experiencia gastronómica en mitad de la montaña... ¡Alucinas!
Y no se acaba ahí: jugar al golf o al polo sobre la nieve, hacer barranquismo en las aguas calientes de Les Gorges de la Carança (Pirineos Orientales), sumergirse en aguas heladas, ir de compras o sobrevolar en helicóptero valles y montañas son experiencias que, tanto si esquiáis como si no, seguro que no las vais a olvidar.
SIN OLVIDAR EL APRÈS-SKI, FIESTAS EN BARES MUSICALES AL AIRE LIBRE O EN EL INTERIOR QUE SE DESARROLLAN AL FINALIZAR LA JORNADA DE ESQUÍ EN LAS ESTACIONES Y DONDE EL BUEN AMBIENTE Y LA BEBIDA ABUNDAN