¿Qué invierno nos espera?
LOS AFICIONADOS A LOS DEPORTES DE NIEVE ESTAMOS PENDIENTES DE LA METEOROLOGÍA AL LLEGAR EL INICIO DE TEMPORADA
Vamos a intentar averiguar qué nos depara el invierno y qué fiabilidad tienen los modelos a largo plazo respecto a los que vemos a diario para predecir el tiempo que tendremos durante la semana. Las predicciones a largo plazo siempre son de pronóstico complicado, así que vamos a analizarlos antes de dar una opinión de cómo puede ser el invierno 2016-17. Veamos primero cómo son este tipo de modelos a largo plazo.
Los modelos estacionales tienen en cuenta todos los datos meteorológicos de la interacción entre el océano, la atmósfera y la Tierra, usando datos probabilísticos que determinan la tendencia general de la estación del año correspondiente y tienen en cuenta situaciones anteriores que han de establecer una tendencia en función de los patrones atmosféricos que hayan marcado las semanas previas. A pesar de todo, los modelos estacionales sí pueden ayudarnos con las tendencias para un mes vista e incluso para una estación. Estos modelos normalmente marcan anomalías tanto positivas como negativas con respecto a lo que sería considerado “normal” (la media de ese periodo a largo plazo) y así podemos ver cómo a lo largo de los meses existe una tendencia de más o menos precipitación respecto a la media o lo mismo para las temperaturas.
Los modelos estacionales se pronuncian
¿Qué dicen los modelos a más largo plazo? Como casi siempre, la llave de todo la tendrá el anticiclón de las Azores. Su posición va a ser determinante a la hora de tener un invierno frío y con nieve o más bien cálido. De momento parece ser que quiere posicionarse con un patrón meridional, es decir, con vientos de latitudes altas, lo que podría comportar temperaturas más bajas de lo normal y nevadas. Pero veamos cuál es la predicción oficial de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para estos próximos meses. Desde el inicio de diciembre hasta principio de febrero, las temperaturas en la mitad del este peninsular han de ser superiores a la media con una probabilidad del 50% y cercanas a la media en un 35%, mientras que en el oeste esta probabilidad baja al 40% y 35%, respectivamente. Quizás con una moneda a cara o cruz nos acercaríamos más en este caso… Por otra parte, las precipitaciones parece ser que no van a desviarse del clima habitual esperado y no se definen, por lo que podríamos resumir que tendremos un invierno algo más cálido y con nevadas normales.
Los modelos americanos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) marcan una ligera anomalía positiva de temperatura para este invierno, con tendencia a ser algo más cálidas a partir de febrero. Si pasamos a las precipitaciones, el modelo americano señala claramente al mes de noviembre del 2016 más lluvioso o con nevadas, mientras que diciembre pinta seco especialmente en la cordillera Ibérica acentuándose dicha anomalía en enero y febrero. En el resto de la Península, se prevén unas nevadas normales con un incremento a partir del mes de marzo y abril. Esto nos daría como resumen, según la NOAA, que estaríamos ante un invierno algo más cálido y con menos precipitación. Aquí los dominios con cotas más bajas sufrirían, como la temporada pasada.
El modelo del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (ECMWF) indica a largo plazo que tenderemos a un invierno algo más cálido que la media, entre 1 a 2 grados y con precipitaciones dentro de la normalidad e incluso más elevadas en las zonas donde la NOAA apunta a poca precipitación. Es habitual que, dada la complejidad de estas previsiones, los modelos más prestigiosos respecto al tiempo a más largo plazo no coincidan.
Todo apunta a que el invierno sería algo más cálido y con una precipitación casi dentro de la normalidad. Aunque nos da la sensación de que vamos a tener muchos desalojos fríos desde el norte del continente que nos van a mantener expectantes a los acontecimientos.