Norbert Hofer
CANDIDATO DEL FPÖ AUSTRIACO
La repetición mañana de las elecciones puede convertir en presidente austriaco al candidato de la ultraderecha, Norbert Hofer. De dura retórica antirrefugiados, propone un referéndum sobre la permanencia de Austria en la UE.
Los austriacos vuelven mañana a las urnas para elegir presidente federal, en una repetición de la segunda vuelta de los comicios decidida por el Tribunal Constitucional que podría conducir a que Austria sea el primer país de Europa con un jefe de Estado de ultraderecha en el siglo XXI.
Norbert Hofer, candidato del ultranacionalista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), de dura retórica contra inmigrantes y refugiados; y Alexander van der Bellen, exverde que concurre como independiente, afrontan una reñida cita electoral muy igualados en los sondeos. Según las encuestas, el 97% de electores afirma que repetirá su voto, por lo que serán determinantes la participación y la movilización de cada bando.
Las elecciones de mañana son una repetición de la segunda vuelta de las presidenciales, después de que se celebrara el pasado 22 de mayo y fuera anulada en julio por el Tribunal Constitucional tras las quejas del FPÖ, que denunció anomalías en los procedimientos del voto por correo. El vencedor había sido Van der Bellen por sólo 30.863 papeletas más, en un vuelco que llegó precisamente por el voto por correo. Alexander van der Bellen obtuvo el 50,3 % de votos, frente al 49,7 % de Norbert Hofer. La repetición iba a celebrarse el 2 de octubre, pero tuvo que aplazarse al 4 de diciembre por un problema en el pegamento de los sobres.
Norbert Hofer, de 45 años, uno de los vicepresidentes del Parlamento, aspira a conquistar la presidencia federal tras una campaña de largos meses –debido a las dos vueltas electorales oficiales, más la anulación y el aplazamiento– en la que ha pesado la cuestión migratoria. En el 2015 llegaron 90.000 solicitantes de asilo a un país de 8,7 millones de habitantes. Hofer también ha sugerido un referéndum sobre la permanencia de Austria en la UE (el apodado Öxit, remedando el Brexit), pero ha ido aflojando pues el grueso de los austriacos es muy europeísta. “Tenemos que liberarnos del viejo polvo y debemos volver a estar orgullosos de ser austriacos; eso no significa menospreciar a otros países”, dijo ayer Hofer en un acto celebrado en la Bolsa de Viena.
Alexander van der Bellen, de 72 años, que cuenta con el apoyo de gran parte de las elites políticas, culturales y económicas del país, argumentaba así en un reciente debate: “¿Queremos ver a Austria como un país amistoso, abierto, radiante? ¿O queremos verlo como un país amenazado por conspiraciones, dominado por el miedo, donde todo es terrible?”, en alusión al punto de vista del FPÖ.