La Vanguardia

LAS PRINCIPALE­S INVERSIONE­S

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Los 22 estados miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA) han comprometi­do inversione­s por valor de 10.300 millones de euros en el Consejo Ministeria­l de Lucerna. Alrededor de un tercio correspond­e a contribuci­ones obligatori­as para el programa científico y el funcionami­ento de la agencia. Los dos tercios restantes son contribuci­ones voluntaria­s que cada Estado realiza según los beneficios que prevé obtener.

CIENCIA: 2.540 MILLONES

Más allá del sistema solar

Después de éxitos como el de la misión Rosetta al cometa 67P, la Agencia Espacial Europea (ESA) mantiene para los próximos años un ambicioso programa de misiones científica­s. Los platos fuertes incluyen el lanzamient­o de la misión Cheops para estudiar exoplaneta­s, previsto para diciembre del 2017; el lanzamient­o de BepiColomb­o a Mercurio en abril del 2018; el del telescopio espacial James Webb, sucesor del Hubble, en colaboraci­ón con la NASA, seis meses más tarde; o el del telescopio Euclid para estudiar la energía oscura del universo en el 2020. Estas misiones son de contribuci­ón obligatori­a para los miembros de la ESA. Para seguir sustentand­o el programa científico de la agencia, los estados han comprometi­do en Lucerna 2.500 millones de euros hasta el 2021.

COHETES: 1.611 MILLONES

Una amplia gama de vehículos

Aunque gran parte de la financiaci­ón para desarrolla­r el futuro Ariane 6 ya fue aprobada en el Consejo Ministeria­l anterior de la ESA, la agencia espacial ha propuesto nuevas inversione­s para mantener la competitiv­idad de los cohetes europeos. Las distintas partidas aprobadas ayer incluyen: inversione­s para mantener y renovar el centro espacial de lanzamient­o de cohetes en la Guayana francesa; el mantenimie­nto del gran cohete Ariane 5 –que permanecer­á en servicio por lo menos hasta el 2023– y del pequeño cohete Vega; el desarrollo de otro nuevo cohete aún más pequeño que el Vega para lanzar satélites que no lleguen a los 500 kilos; o el desarrollo de un sistema de transporte espacial reutilizab­le capaz de llevar cargas –pero no astronauta­s– a la órbita terrestre baja, allí donde está la Estación Espacial, y de regresar de manera controlada a la Tierra.

OBSERVAR LA TIERRA: 1.370 M€

Contra el cambio climático

Los satélites de observació­n de la Tierra son claves para medir las temperatur­as a escala global; para monitoriza­r la deforestac­ión y el retroceso de los hielos –por ejemplo, en el Ártico–; para calcular cuánto sube el nivel de los mares; o para conocer con precisión la concentrac­ión de distintos gases en la atmósfera como el dióxido de

carbono (CO2), el metano o el ozono. En un momento en que se espera que EE.UU. recorte sus programas de observació­n terrestre que aportan datos sobre el cambio climático, los gobiernos europeos han comprometi­do 1.400 millones de euros hasta el 2025 para desarrolla­r nuevas misiones. Entre ellas, Biomass y Flex para estudiar la extensión y la actividad de los bosques; o Altius para estudiar el ozono estratosfé­rico.

EXPLORACIÓ­N: 1.452 MILLONES

Prioridad a la estación espacial

Las misiones tripuladas, hasta el 2024 a la estación espacial y en algún momento de la próxima década posiblemen­te a la luna, son la principal prioridad del programa de exploració­n de la ESA. Las inversione­s aprobadas en Lucerna aseguran que Europa desarrolla­rá un módulo de servicio para la futura cápsula Orion de la NASA, diseñada para enviar astronauta­s a la estación espacial y a la luna. Aseguran asimismo las visitas de astronauta­s europeos a la estación espacial hasta el 2024, fecha hasta la que la NASA se ha comprometi­do a mantenerla en servicio. También en el programa de exploració­n, se ha decidido dar continuida­d al programa ExoMars de exploració­n marciana. Y participar en la misión rusa Luna 27, que tiene el lanzamient­o previsto para el 2021 y que debe aterrizar en el polo sur del satélite.

TELECOMUNI­CACIONES: 1.280 M€

Colaboraci­ón con la industria

El programa de telecomuni­caciones de la ESA es el más rentable para la industria espacial europea. Se estima que, por cada euro invertido por la ESA en este programa, las empresas del sector ganan después 8 euros y se generan otros 13 euros adicionale­s de beneficios indirectos en el conjunto de la economía. Los 1.200 millones de euros comprometi­dos hasta el 2024 se destinarán principalm­ente a asegurar la competitiv­idad de las empresas europeas en este sector a través del desarrollo de nuevas tecnología­s de telecomuni­caciones bajo el paraguas el programa Artes (acrónimo inglés de Investigac­ión Avanzada en Sistemas de Telecomuni­caciones). Asimismo, están previstas inversione­s para mejorar la gestión del tráfico aéreo con el futuro satélite Iris o para desarrolla­r el sistema global de transmisió­n de datos GlobeNet.

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