No me la puedo quitar de la cabeza
Se van acumulando los
Fora de sèrie de TV3, que confirman que es un formato oportuno, creativo y que se sumerge en el propio patrimonio de la cadena. Jordi Basté, Àngels Barceló, Júlia Otero, Toni Clapés, Josep Cuní y Carles Francino participan en un experimento que invita al espectador a preguntarse por qué no se sabe aprovechar o conservar el talento de muchos profesionales que triunfan en otras latitudes audiovisuales. La diversidad de entrevistadores y entrevistados hace que el programa tenga una carga imprevisible que es, si no abusa de adhesiones políticas, uno de sus encantos. Ojalá este esfuerzo de recuperación retrospectiva del talento estimule la conciencia de que a TV3 no sólo le conviene ampliar sus horizontes hacia el futuro, sino también hacia el pasado.
PUBLICIDAD INSTITUCIONAL. El
anuncio institucional para fomentar el reciclaje me da miedo. Salen una niña y un niño que me interpelan con la intención de hacerme sentir culpable. Me riñen y me acusan de contribuir a la destrucción del planeta si no sigo las instrucciones oficiales de reciclaje. Para dar consistencia a su mensaje y reforzar su ansia de intimidación, han sido adiestrados para parecer niños de película de terror. Y lo parecen. Dan tanto miedo que empiezas a consumir comida basura compulsivamente con la esperanza de que todos los envases y plásticos formen una rápida montaña de mierda bajo la que puedas refugiarte para protegerte de estos monstruos. En cambio, el anuncio de la Grossa con la canción psicotrópica me encanta. Tiene un problema: la canción se te pega con la potencia de un resfriado mal curado y, sin darte cuenta, puede ocurrir que te pongas a cantar, cuando menos lo esperas y con el acento gloriosamente estúpido adecuado, eso de: “El cambrer argentí que li tira los trastos a la teva dona... a vere, ja ha comprat la grossa”. Y lo que más me gusta del anuncio es que después de enumerar creativamente a varios practicantes del cretinismo social, implora al espectador con un: “¿I tu a què coi estàs esperant?”. Es una buena manera de describir el bloqueo entre la fascinación que provocan el anuncio y la canción y, al mismo tiempo, la incapacidad de experimentar ningún deseo de comprar un número de la Grossa.
VEROSIMILITUD. El estreno de la serie Shooter (Netflix) se pospuso a causa de la dramática coincidencia entre su contenido y las matanzas reales de francotiradores diversos. Esta interferencia de la realidad en la ficción suele ser habitual. Recientemente, una película de acción de serie B conspiradora, Bastille
Day, tuvo que aplazarse porque su argumento se parecía demasiado a los atentados terroristas de París. Shooter, sin embargo, es una buena apuesta de teoría de la conspiración aplicada a una realidad verosímil: que el intento de asesinar al presidente de Estados Unidos no sea la consecuencia del malvado plan de un terrible enemigo exterior, sino, como confirma la estadística, de una oscura confabulación de elementos norteamericanos. Esta idea también está presente en Designated survivor (también en Netflix), que juega con la hipótesis del enemigo interior.
La canción del anuncio de la Grossa se te pega con la potencia de un resfriado mal curado