La Vanguardia

La galesa que aspira a primera dama de Francia

LLEVA 35 AÑOS CASADA CON FRANÇOIS FILLON, EL NUEVO CANDIDATO DE LA DERECHA A LA PRESIDENCI­A FRANCESA, Y NO LE GUSTA LA PRIMERA LÍNEA POLÍTICA

- ELIANNE ROS Barcelona

Es jurista y conoció a Fillon en la Sorbona. Si su marido gana, será la primera dama oriunda del Reino Unido

Se define como campesina, le gusta montar a caballo y huye de la moda y de los actos sociales

“No lo conseguiré. Esto no es para mí”, confesó Penelope cuando su marido, François Fillon, fue nombrado primer ministro en mayo del 2007 y la familia tuvo que dejar su residencia campestre para trasladars­e al palacio de Matignon. Casi un decenio después, esta galesa extremadam­ente discreta ha aceptado salir de la sombra para librar la batalla del Elíseo. En caso de que el flamante vencedor de las primarias de la derecha acceda a la jefatura del Estado, se producirá una situación inédita: Francia tendrá una primera dama oriunda de la pérfida Albión, que se expresa con acento inglés.

¿Quién es madame Fillon? Penelope Kathryn Clarke, Penny para los íntimos, nació hace 60 años en Llanover (Gales) en el seno de una familia de juristas. Conoció a François Fillon en 1974 en las aulas de la Sorbona, donde ambos estudiaban Derecho. Seis años después se decían “sí, quiero” por partida doble. En el departamen­to del noroeste francés de La Sarthe, cuna de los Fillon, y al otro lado de la Mancha, donde se celebró la ceremonia religiosa. La alquimia entre ambas familias resulta innegable. Pocos meses después, hicieron lo propio el hermano del candidato conservado­r, Pierre, con la hermana de Penelope, Jane.

Mientras François fue subiendo peldaños en la política, donde ha demostrado ser un corredor de fondo, su esposa jamás ejerció su profesión. Se consagró a la familia, a criar los cinco hijos del matrimonio –Marie, Charles, Antoine, Edouard y Arnaud, que hoy tienen entre 34 y 15 años– y a respaldar a su esposo. La pareja lleva 35 años casada. En un mundo donde domina la inestabili­dad conyugal y sentimenta­l, exhiben una envidiable complicida­d. “Son un matrimonio sólido, que se apoya contra viento y marea”, define una amiga de la familia. La combinació­n de la flema y el sentido del humor de la galesa con el carácter introverti­do y determinad­o del dirigente francés parece funcionar tan sincroniza­damente como uno de esos coches de fórmula 1 que tanto le gusta manejar a Fillon.

De jóvenes ambos practicaba­n el alpinismo, pero el deporte favorito de Penelope es la equitación. Ella se define a sí misma como una “campesina”, que se escapa en cuanto puede al magnífico château del clan en La Sarthe. Allí, lejos del ruido y de las miradas indiscreta­s de París, se encuentra en su elemento, a lomos de un caballo o cuidando el jardín.

La moda y los actos mundanos le resbalan. Acude a los desfiles, pero no viste las creaciones de los grandes modistos ni se preocupa por ocultar las canas. Demuestra tener una clase natural que no precisa de artificios. Más coqueto, su marido luce un estilo muy british, incluido el toque de excentrici­dad: los calcetines rojos.

Ambos protegen la privacidad de su tribu, a la que se han incorporad­o tres nietos, aunque han hecho alguna concesión apareciend­o en Paris Match.

Con fama de insensible a los aduladores y a las intrigas políticas, Penelope parece haberse sentido cómoda ocupando el segundo plano. Pero en los últimos años esta falsa tímida ha decidido salir de su crisálida. En el 2014 aceptó ser concejal municipal sustituyen­do a su marido en la localidad de Solesmes.

Siguiendo el modelo de Bernadette Chirac, se presenta como una madre de familia conservado­ra, aunque con un estilo más informal. Ha pasado de ocupar las últimas filas de los mítines a protagoniz­ar sus primeros actos electorale­s a la búsqueda del voto femenino. “Llevo 35 años en la sombra, pero esta vez el reto es diferente. Por primera vez François se presenta a la presidenci­a de la República”, adujo en su primera intervenci­ón pública. La aspirante a primera dama, que prefiere los conciertos de Leonard Cohen o Sting a las recepcione­s oficiales, no tiene por costumbre quejarse. Si acabó adaptándos­e a Matignon, bien podrá hacerlo al Elíseo.

 ?? FREDERIC STEVENS / GETTY ?? El matrimonio Fillon, la semana pasada, durante un mitin en Versalles
FREDERIC STEVENS / GETTY El matrimonio Fillon, la semana pasada, durante un mitin en Versalles

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain