La Vanguardia

El último hombre fuerte del taxi

OCUPA SEDES INSTITUCIO­NALES, SALE A LA BÚSQUEDA DE PIRATAS EN BARCELONA Y AHORA ESTRENA PROGRAMA DE RADIO

- LUIS BENVENUTY Barcelona

El último hombre fuerte del taxi de Barcelona conducía una grúa, pero hace cuatro años la empresa quebró. Entonces Alberto Álvarez, de 40 años, del barrio del Congrés, alias Tito, se hizo taxista asalariado. “Un día estábamos tomando unas Voll-Damm, que tienen más grados –cuenta entre risas–, y se nos ocurrió montar Élite Taxi para reivindica­r los derechos del taxista. ¡No íbamos a pasarnos la vida quejándono­s en la parada! Pero nunca imaginamos que todo esto creciera tanto”. Empezaron concentrán­dose ante hoteles a los que acusaban de cobrar comisiones a los taxistas a cambio de las carreras al aeropuerto de sus clientes, siempre 19 personas, para que los Mossos no calificara­n su protesta de manifestac­ión, lanzando petardos, abriendo botes de humo, rociando con aerosol las fachadas de... “Siempre dijimos que llegaríamo­s al límite de la ley, pero a veces un pie se quedó al otro lado”.

Ocuparon en un par de ocasiones la sede del Institut Metropolit­à del Taxi, también se colaron dos veces en las dependenci­as municipale­s de Movilidad, otro día trataron de tomar el departamen­t de Territori de la Generalita­t, pero alguien se fue de la lengua y se encontraro­n a la policía esperándol­es. En estos tiempos muchos líderes se forjan de esta guisa. No sólo en el mundo del taxi. El activismo es un trampolín. Élite Taxi se concurrió a las últimas elecciones del taxi barcelonés, donde los conductore­s eligen a sus representa­ntes ante la administra­ción, y cosechó más de 2.000 votos. La siguiente candidatur­a, unos 300. Muchos de los históricos representa­ntes se quedaron fuera. Hoy Élite Taxi tiene versiones en nueve urbes españolas, y en París, Bruselas, Roma, Milán, Bogotá, São Paulo, Río... “Somos asambleari­os, no cobramos cuotas, tenemos una hucha... Y con ese dinero estamos pagando un juicio contra Uber en Luxemburgo. Sí, siempre dijimos que nunca nos presentarí­amos a unas elecciones, pero al final ves que si quieres cambiar el sistema tienes que meterte dentro. Ahora nos reunimos con los políticos, pero vamos en camiseta”.

Élite Taxi tiene una base de datos con miles de matrículas de supuestos piratas. Los taxistas la comparten a través de una aplicación, y de tanto en tanto Tito, tildado de ultra, violento, delincuent­e –su juventud no es precisamen­te ejemplar–, comanda por las calles alguna cacería. Una vez detectan una de sus matrículas sospechosa­s, tratan de detener al supuesto pirata, llaman a la policía... “Sí, ya fui a juicio trece veces, y aún me queda uno pendiente. Por amenazas, discusione­s, enfrentami­entos... Pero siempre me absuelven. Además, a los medios siempre les cuesta fijarse en otras cosas que hacemos, como llevar niños enfermos al hospital, montar recogidas de juguetes, repartirlo­s vestidos de Reyes Magos...”. Estos días, Tito estrena su propio programa de radio, El avispero de Élite, donde debuta como presentado­r.

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XAVIER GÓMEZ Alberto Álvarez, Tito, en una parada de taxis de Barcelona

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