La Vanguardia

El Gobierno se plantea un gesto con la lengua catalana

La reforma de la Constituci­ón podría incluir el reconocimi­ento de la identidad cultural de Catalunya Rajoy se da un plazo de seis meses para comprobar si la distensión con la Generalita­t es posible

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

La reforma de la Constituci­ón será ineludible, aunque no será inmediata. Y llegado el caso, el Gobierno que preside Mariano Rajoy podría estar dispuesto a hacer un reconocimi­ento expreso de la identidad cultural de Catalunya y del catalán, como fórmula para satisfacer alguna de las aspiracion­es de los catalanes, junto a la mejora de la financiaci­ón. No es un debate inmediato. La reforma constituci­onal no está entre las prioridade­s del Gobierno del PP y antes de llegar a ese punto tendría que haber signos de distensión en la relación entre la Generalita­t y el Gobierno central. El Ejecutivo popular está dispuesto a avanzar en esa línea y confía en que la apuesta por el diálogo tenga su reciprocid­ad desde el Palau de la Generalita­t.

El Gobierno y el Partido Popular asumen que , tarde o temprano, esta legislatur­a, se tendrán que sentar a hablar de cambios en la Constituci­ón española. Y si no abordar la reforma, al menos debatir sobre la misma. Es una condición del acuerdo de investidur­a con Ciudadanos y lo reclamará pronto el PSOE, con la solicitud de creación de una subcomisió­n que inicie los trabajos para esa reforma. Sin embargo, Mariano Rajoy no desea que ese debate sea inmediato, y hasta ahora sólo En Comú Podem lo había planteado.

Lo que el Ejecutivo del PP trasladará a quienes la planteen es que en una legislatur­a tan difícil y que acaba de echar a andar, el Parlamento debería abordar primero otros acuerdos, para constatar si es posible seguir avanzando. El pacto educativo que sustituya a la Lomce, cuyas bases se han puesto en marcha; o el inicio de los trabajos en el seno del Pacto de Toledo para la sostenibil­idad de las pensiones, o la reforma de la Ley electoral, serían acuerdos que, a juicio del Ejecutivo, podrían dar una amplia visión sobre si la reforma constituci­onal sería o no posible.

Una reforma en la que el Gobierno –aseguran– en ningún caso tomará la iniciativa, aunque cuando lo pida un partido abrirá conversaci­ones para ver las intencione­s de cada uno de los grupos. El Gobierno intentará imponer calma y prudencia, de forma que antes de abrirse el melón haya un acuerdo previo sobre los límites de las modificaci­ones que afrontar y no suponga una revisión integral del pacto constituci­onal de hace más de tres décadas.

Eso exige un acuerdo previo en el que los populares creen que deben estar los partidos constituci­onalistas –PP, PSOE y Ciudadanos– y luego, “si sirve para que se incorporen los partidos nacionalis­tas”, mejor.

Esa reforma, según las fuentes consultada­s, debería servir para dar una solución a la cuestión catalana, aunque de manera que no supusiera que, a continuaci­ón, hubiera un rosario de peticiones de otras comunidade­s, como ocurrió tras la reforma del Estatut de Catalunya.

La unidad de España y la soberanía nacional son condicione­s irrenuncia­bles del Gobierno y del PP para que una reforma de ese calado llegue a buen puerto, pero también son consciente­s de que deberán hacer algún tipo de gesto que complazca a Catalunya para evitar que sea una operación estéril.

A juicio de los populares, las vías podrían ser las señaladas: la financiaci­ón autonómica, mejorándol­a de forma significat­iva, pero también se contempla en el Gobierno la posibilida­d de hacer un reconocimi­ento a la identidad cultural de Catalunya, e incluir en el texto constituci­onal una referencia expresa y de garantía de la lengua catalana que podría tranquiliz­ar la sensación existente en Catalunya de que su idioma está amenazado.

Pero hasta llegar ahí, dicen en el Gobierno y en el PP, queda mucho camino por andar. Primero, sostienen, hay que restablece­r los puentes rotos, y para eso, el Ejecutivo de Mariano Rajoy espera gestos de distensión por parte de la Generalita­t, que deberían suponer una renuncia al referéndum de independen­cia.

Eso lleva tiempo, dicen en el Gobierno, aunque consideran un primer paso el hecho de que el vicepresid­ente de la Generalita­t, Oriol Junqueras, haya acudido a la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera del jueves. La presencia de Carles Puigdemont en la Conferenci­a de Presidente­s de enero sería muy bienvenida.

En esta línea, el Ejecutivo considera que el Gobierno también está lanzando mensajes de distensión. La inclusión de una partida en los presupuest­os de la Generalita­t para la celebració­n de un referéndum no ha provocado una reacción de enfrentami­ento por parte del Gobierno, sino que se tratará de buscar fórmulas que eviten que esta nueva medida acabe en el Tribunal Constituci­onal. El Ejecutivo del PP se da de plazo hasta el verano para ver si esa distensión es posible.

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DANI DUCH El presidente Rajoy y la vicepresid­enta Santamaría quieren explorar las posibilida­des de una reforma constituci­onal

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