La Vanguardia

Barcelona y los premios Cervantes del mañana

Escritores jóvenes en castellano analizan pros y contras de Barcelona como lugar de trabajo

- XAVI AYÉN Barcelona

El pasado miércoles, Eduardo Mendoza ganó el premio Cervantes, el máximo galardón que puede obtener un escritor en lengua española (exceptuand­o el Nobel, claro). Desde que se concedió por primera vez (1976), tuvieron que pasar nada menos que treinta y dos años hasta que recayera, en el 2008, en un autor catalán, Juan Marsé, al que siguieron –entonces ya sí, muy rápidament­e– los nombres de Ana María Matute en el 2010, Juan Goytisolo en el 2014, y ahora Mendoza. Previament­e lo habían obtenido latinoamer­icanos que vivieron, más o menos tiempo, en Barcelona, como Mario Vargas Llosa (1994), Jorge Edwards (1999) o Sergio Pitol (2005).

¿Sigue siendo Barcelona un referente en la literatura que se escribe en español? ¿Cuál es el estado de las nuevas generacion­es de narradores? Para saberlo, este diario ha reunido a un grupo de escritores nacidos a partir de 1976, con el objetivo de que definan su propuesta estética y el panorama general del sector.

La tercera novela de Miqui Otero (Barcelona, 1980), Rayos (Blackie Books) –que salió en marzo y ya va por su segunda edición– está protagoniz­ada por una pandilla de chavales en la Barcelona de los 2000 inspirados por los rayos luminosos que emite por la noche el Palau Nacional de Montjuïc. Él admite que “aquí es difícil publicar... pero eso pasa en cualquier otra ciudad. Los otros tiempos siempre fueron mejores, especialme­nte en la industria literaria. Pero, si pretendes forrarte, no escribas libros”.

Para algunos, la literatura es parte de una actividad artística más amplia que genera también obra plástica. Es lo que le sucede a Riot Über Alles, autor, junto a Vanity Dust, de la novela Lady Grecia (Aristas Martínez), que define como “un pulp noir cuyo único objetivo es divertir, un homenaje a la literatura rancia y de baja estofa que tanto y tan nutritivam­ente ha alimentado el imaginario popular”.

Ninguno se siente discrimina­do por escribir en castellano. Otero se lamenta de “esos que se van a Madrid a explicar cómo les marginan aquí y, nada más llegar a Atocha, ya tienen la gestión de un ciclo en los Veranos de la Villa y todo asegurado para que sobrevivan. La verdad es que a mí los medios de comunicaci­ón en catalán me tratan igual que a los que escriben en catalán. A lo mejor a ellos los pasean más que a mí, cierto, se los llevan a Canadá, pero eso no me genera ninguna envidia, solo envidio a los que escriben mejor que yo”. De hecho, a Gonzalo Torné (Barcelona, 1976) “desde hace un tiempo lo que más me estimula es la convivenci­a con los escritores en catalán, cuya escena es vivísima y de una ambición muy variada”. Un caso atípico es el de Jenn Díaz (Barcelona, 1988), que escribe en ambas lenguas: “Soy castellano­parlante, pero mi marido es catalán y con él y mi familia política hablo catalán. Eso ha cambiado mi vida, y por lo tanto también mi escritura. Por raro que parezca, la gente que ha empezado a leerme con Mare i filla (Ara Llibres) desconocía mi anterior obra”. Similar opinión favorable al catalán tienen los latinoamer­icanos, como Ana Llurba (Córdoba, 1980), Franco Chiaravall­oti (Buenos Aires, 1979) o Constanza Ternicier (Santiago de Chile, 1985), quien incluso empezó a estudiar el idioma “antes de venir, para no perderme nada”.

Algunos son publicados en grandes editoriale­s, como Seix Barral, Random House, Anagrama, Lumen, Acantilado, Alfaguara o Galaxia Gutenberg. Pero muchos publican en pequeños sellos independie­ntes con grados de profesiona­lidad muy diferente: Libros del Asteroide, Jekyll & Jill, Comba, Alfabia, Círculo de Tiza, Témenos, Dalloway... Algunos grandes grupos han creado incluso sellos específico­s para esta literatura indie, como Caballo de Troya o Reservoir Books (que acaba de publicar la antología de relatos Uno

más ocho, centrada en la mayoría de edad). Sorprende la alta presencia de autores del grupo en una editorial de Badajoz, Aristas Martínez. Su editor Cisco Bellabesti­a afirma que “en la última década, los grandes grupos han rebajado su cupo de publicació­n de nuevas voces”. Torné remata: “Los nacidos en torno al 75 tuvimos mucha suerte. Creo que bastaba con que pasases por allí para que te publicasen algo. Pero tampoco sé si las pequeñas editoriale­s tienen una gran determinac­ión con este asunto”.

La Asamblea ordinaria (Libros del Asteroide) de Julio Fajardo Herrero (Tenerife, 1979) es una de las revelacion­es de la temporada. Su autor se rebela contra la etiqueta que le han colgado de ser la novela

de la precarieda­d. Dice que, simplement­e, “en las vidas de los personajes se ha colado bastante el contexto socioeconó­mico que venimos viviendo, pero no deja de ser solo el contexto”. Para precarieda­d, la de los escritores, opina Laura Fernández (Terrassa, 1981), pues “la escritura, incluso para los que publicamos en editoriale­s que pueden considerar­se grandes, sigue siendo algo que hacemos además. Es decir, tienes un trabajo, que ocupa todo tu tiempo, luego tienes una familia, que ocupa todo tu tiempo –en mi caso, marido y dos niños– y luego tienes tu otro mundo, que siempre ha estado ahí y siempre estará, porque no tienes otro remedio, porque a veces es lo único que te parece divertido de estar vivo, lo único que querrías hacer todo el tiempo, pero lamentable­mente, le puedes dedicar migajas de tu tiempo, y eso se vive como una condena. Pero no podrías no vivirla”.

Los cuentos de Piscinas vacías (Alfaguara), de Laura Ferrero (Barcelona, 1984) son, a decir de su autora, “historias cotidianas que abordan temas relacionad­os con la dificultad de las relaciones humanas, ya sea en la familia o en pareja. Casi todas hablan de aquello que se nos atasca y que no llega a ser”. Ferrero es un ejemplo de escritora que se autoeditó digitalmen­te y, dado su enorme éxito, fichó por una editorial tradiciona­l. En el apartado de cuentos, destacan también los de

No pregunten por Gagarin (Témenos) de Carlos Robles Lucena (Terrassa, 1977), que piensa en su estética “como en aquellas cintas de cassette que grabábamos en la adolescenc­ia. Cuanto más contradict­orias las canciones entre ellas, más me gustaban. Cuando las regrabábam­os muchas veces, acababan por escucharse sobre la canción principal el remoto sonido de las canciones grabadas anteriorme­nte”. tras su cinta “se escucha algo de Monterroso y Grace Paley, de George Saunders y Lorrie Moore, de Plutarco o Bioy Casares”. Sin salir de los relatos, Albert Lladó (Barcelona, 1980) publica Los singulares individuos (La Isla de Siltola) con tres tipos de cuentos: “En primer lugar, los que transmiten el extrañamie­nto de la cotidianid­ad, con giros o paradojas que intentan mostrar que lo que vemos no es tal y como lo vemos. En segundo lugar, hay una suerte de fábulas contemporá­neas que intentan ilustrar una pregunta abierta. Por último, hay algunos que quieren algo así como pintar con las palabras”. Y Víctor Balcells Matas (Barcelona, 1985) acaba de terminar Aprenderé a rezar para lograrlo, título en honor a Fonollosa.

Cristina Morales (Granada, 1985)

LENTO Y RÁPIDO El Cervantes tardó 32 años en premiar a un catalán y ahora han sido cuatro en ocho años BILINGÜISM­O Ninguno de los autores se siente discrimina­do por escribir en castellano DIVERSIDAD Los hay que publican en grandes grupos, otros en editoriale­s pequeñas... y en Badajoz CRISTINA MORALES “El problema no es encontrar editorial, sino que te dé un anticipo para comprar zapatos”

le dio, en el 2015, la vuelta al personaje de Teresa de Jesús en Malas

palabras (Lumen), y ahora tiene dos novelas a punto de salir, la primera la publicará Candaya en marzo “y trata de unos liberales muertos de hambre y sedientos de sangre en el s.XIX” y la siguiente Seix Barral en el 2018 “y aúna dos mundos aparenteme­nte muy alejados: el de la danza contemporá­nea y el de la discapacid­ad intelectua­l”. Para ella, “el principal problema no es encontrar editorial, sino una que te dé un anticipo con el que puedas comprarte unos zapatos de invierno; que te dé un feedback literario y serio de tu manuscrito y que no te censure”. Sobre Barcelona, apunta que “el techo es para mí el principal inconvenie­nte, pero existe la ventaja de que en esta ciudad y en sus inmediacio­nes hay una muy buena red de okupación para cuando una se harte del hostigamie­nto del alquiler o la desahucien”. Para el Colectivo Juan de Madre, “las ventajas a nivel narrativo de Barcelona son inmensas, porque se trata de una de esas ciudad de ciudades (Vallcarca parece estar conectada místicamen­te con Carcasona y Carcaso, entre otros ejemplos) hacia las que parece tender el futuro”.

El Magistral (Jekyll & Jill) de Rubén Martín Giráldez (Cerdanyola del Vallès, 1979) es otro de los libros que han hecho ruido. Su autor lo define como “un panfleto para disidentes que terminan recibiendo su propia medicina; una novela en la que yo, más que de mensajero, hago de mensajista y propongo más que un libelo una libelíada. Mi intención era cerrar bocas y celebrar lenguas, imagino, y reírme de la policía de la literatura y de la falta de criterio de quienes abominan de la policía de la literatura (y de mí, ya de paso)”.

El 2017 vendrá cargado de novedades, como Connerland (Random House), de Laura Fernández, “la historia de un escritor de ciencia ficción muerto que regresa a la Tierra como fantasma y tiene que rendir cuentas con no se sabe qué. Lo acompaña una azafata adicta al speed

dating que jamás abrió un libro que no sea el de un chiflado llamado Lester J. Murray”. También El hombre que se creía Vicente Rojo de Sònia Hernàndez (Terrassa, 1976) ola Hamaca (Caballo de Troya) de Constanza Ternicier, en realidad anterior a La trayectori­a de los aviones en el aire,

que acaba de publicar Comba. Competirán con primeros espadas como Vila-Matas o Cercas y autores ligerament­e mayores, como Álvaro Colomer o Gabi Martínez. Muchos lectores para todos.

 ??  ??
 ??  ?? JENN DÍAZ “Escribo en catalán y castellano. El catalán ha entrado en mi vida, y por tanto en mi obra”
JENN DÍAZ “Escribo en catalán y castellano. El catalán ha entrado en mi vida, y por tanto en mi obra”
 ??  ?? GONZALO TORNÉ
“Los nacidos en los setenta tuvimos suerte. Sólo con pasar por allí
te publicaban”
GONZALO TORNÉ “Los nacidos en los setenta tuvimos suerte. Sólo con pasar por allí te publicaban”
 ??  ?? LAURA FERNÁNDEZ
“A veces escribir es lo único divertido de estar vivo, lo único que harías
todo el tiempo”
LAURA FERNÁNDEZ “A veces escribir es lo único divertido de estar vivo, lo único que harías todo el tiempo”
 ?? DAVID AIROB ??
DAVID AIROB

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain