El fracaso de Renzi abre una crisis en Italia y la UE
El amplio rechazo a la reforma constitucional hace caer al ‘premier’ italiano
Contundente victoria del no en el referéndum de la reforma constitucional
El primer ministro italiano anuncia su dimisión tras la derrota
La reforma constitucional propuesta por el Gobierno Renzi ha sido derrotada de modo contundente en Italia. Según los resultados parciales conocidos a la hora de cerrar esta edición, el sí obtuvo poco más del 40% de votos y el no alcanzó casi el 60%. La continuidad de Renzi se hizo imposible ante un desenlace tan nítido.
El premier compareció pasada la medianoche en el palacio Chigi, sede del Gobierno, para anunciar que hoy presentará la dimisión ante el presidente de la República, Sergio Mattarella. “Asumo toda la responsabilidad por la derrota”, dijo. “Yo soy diferente”, afirmó, aludiendo a que él no estaba dispuesto a gobernar trampeando la situación y con su autoridad moral destruida. Estaba viviendo el momento más amargo de su carrera política pero mantuvo la compostura. Defendió la obra realizada y agradeció el apoyo de su familia. En Roma hubo algunas manifestaciones espontáneas en la calle del frente del no. La impresión es que a Renzi, ayer, muchos le pasaron factura.
Los electores habían sido convocados para decidir sobre la drástica reducción de poderes del Senado y una recentralización de competencias desde las regiones al Gobierno de Roma. La reforma no fue consensuada en el Parlamento, por lo que hubo de ser sometida a referéndum. Renzi, que personalizó demasiado la batalla, ha perdido la apuesta de manera rotunda. Se abrirá, por tanto, una fase de incerteza sobre el futuro a medio plazo y no puede descartarse un adelanto electoral. La legislatura debería terminar en febrero del 2018, pero en estas condiciones parece difícil que se agote.
Este desenlace fue capitalizado de inmediato por la oposición, desde Forza Italia, de Silvio Berlusconi, al Movimiento 5 Estrellas, de Beppe Grillo, así como también la Liga Norte. El problema de Renzi es que tenía incluso acérrimos enemigos en su propio partido que propugnaron el no. Algunos nunca le han perdonado que llegara al poder en un golpe de palacio contra un propio compa- ñero de partido, Enrico Letta.
El secretario de la Liga Norte, Matteo Salvini, salió en tromba apenas minutos después de hacerse públicos los sondeos a pie de urna, para exigir la dimisión inmediata del premier y para decir que también han sido derrotados los poderes financieros, la eurocracia de Bruselas y la canciller Angela Merkel. Salvini persigue objetivos similares a los de Marie Le Pen en Francia y profesa grandes simpatías por Donald Trump y por los nacionalistas británicos que impulsaron el Brexit.
La lectura del resultado, sin embargo, no es tan simple como le gustaría a Salvini. Sólo una parte del electorado puede haberse movido por los argumentos del líder liguista, por el contagio populista. El frente del no era muy transversal. A muchos ciudadanos la reforma simplemente no les gustaba, les parecía un cambio no deseable del modelo de gobierno, con demasiados riesgos por los poderes aumentados que recibía el partido ganador en las elecciones, sin factores de equilibrio institucional. El elemento crucial en la victoria del no ha sido el voto joven, que en masa –sobre todo en el sur– ha optado por el rechazo a la reforma.
Beppe Grillo también se frota las manos y sueña ya con la victoria en las elecciones generales. En estas circunstancias, desempeña una función muy relevante el presidente de la República, Sergio Mattarella. Será él quien tendrá que sondear a los partidos y encontrar la fórmula menos traumática. Una de las alternativas es que el actual Gobierno de coalición entre el Partido Demócrata y el Nuevo Centroderecha continúe, aunque con otro primer ministro, con dos misiones: aprobar los presupuestos y modificar la ley electoral, que sin la reforma constitucional queda obsoleta.
Las horas previas al referéndum registraron algunas tensiones por el cruce de reproches sobre la violación del silencio al que obliga la jornada de reflexión. El único que permaneció callado fue
EL GRITO DEL SUR La oposición de los jóvenes ha sido clave para el triunfo del no en el referéndum POPULISTAS EUFÓRICOS La Liga Norte y el movimiento de Grillo ven llegado su momento
Renzi, quien ni siquiera hizo declaraciones cuando entró en su colegio electoral, en un pueblo cercano a Florencia. El sábado hubo conatos de propaganda irregular a través de las redes sociales, por partidarios del no.
Las jornadas electorales italianas suelen ser maratonianas. Esta vez no se votaba durante dos días, sino sólo de las 7 de la mañana a las 11 de la noche de ayer domingo. En las áreas afectadas por los recientes terremotos se montaron colegios electorales en las grandes carpas acondicionadas como comedores de emergencia para los desplazados. Así se hizo, por ejemplo en Norcia, una de las localidades donde la gente ha sido más reacia a dejar su tierra, pese a que no pueden regresar a sus hogares. El Estado ha garantizado también el voto a quienes fueron evacuados a hoteles de la costa adriática. Las autoridades velaron para que no hubiera dobles votos.
En la escuela elemental Giuseppe Tomassetti, en la vía Cassia, en un barrio del norte de Roma, donde acudió La Vanguardia de buena mañana, había un flujo constante de votantes, pero no colas. Hombres y mujeres debían depositar la papeleta del sí y el no, de enorme tamaño, en urnas y mesas distintas, pues el censo electoral está dividido por sexos. Era obligatorio meterse en las cabinas para poner la cruz sobre la opción elegida, para preservar el secreto.
“La gente empezará a venir después de ir a misa –comentó un presidente de mesa–. Luego habrá una larga pausa para el almuerzo y durante el partido de esta tarde entre el Lazio y el Roma (el gran derbi futbolístico local)”.
“Es una jornada importante, la primera gran reforma de la Constitución en más de medio siglo –decía Sylvia, una psicóloga de 35 años y madre de un bebé de diez meses–. Lo que me irrita es que muchos piensan que es un voto sobre el Gobierno, que decidan por simpatía o antipatía partidistas. Eso es una gran distorsión. Yo he votado sí porque creo que el país debe estar dispuesto a cambiar. Si no, quedaremos estancados. Esta ley no es perfecta pero supone un comienzo. No lo hago por Renzi; lo hago por mi hijo, por el futuro”.
Por el otro bando se expresó Riccardo. “No es posible que el Estado tome decisiones excluyendo a las regiones y a los municipios; para mí eso es lo fundamental para votar no, esa parte recentralizadora –afirmaba este comerciante de 51 años, que había optado por el no–. No tiene sentido, además, que se deba votar sobre todas las reformas en bloque. Se puede estar de acuerdo con algunas y con otras no. Se ha hecho muy mal”. Le preguntamos a este votante si no temía que el triunfo del no abriera una fase de inestabilidad política. “¿Inestabilidad? ¿Peor que esta?”, contestó.
UN VOTANTE DEL NO “No es posible que el Estado tome decisiones excluyendo a las regiones”