Castro ya reposa en la cuna de la revolución
Los restos del líder cubano son enterrados en la intimidad junto al panteón de José Martí
Empieza un nuevo capítulo de la historia de Cuba sin Fidel Castro. En un acto privado rodeado de secretismo, restringido a familiares y amigos y sin acceso a prensa, el expresidente cubano fue enterrado a primera hora de la mañana en el cementerio de Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, poniendo fin así a nueve largos días de duelo que han tenido en vilo a los cubanos y al mundo.
Santiago amanecía ayer todavía nerviosa después de que a las 6.40 horas de la mañana, 20 minutos antes de lo previsto, la caravana con las cenizas del comandante partiera de la plaza de la Revolución Antonio Maceo de Santiago de Cuba en dirección a la necrópolis. De nuevo, como ha ido sucediendo desde que el miércoles partiera la caravana de
la libertad que ha llevado los restos de Fidel desde La Habana a la cuna de la revolución a través de la carretera central de la isla, miles de personas le esperaban a ambos lados del camino entre gritos de “Yo soy Fidel”, ya un nuevo himno del castrismo gracias a la insistencia de la prensa cubana.
Las pocas imágenes que han trascendido del acto muestran una gran tumba en forma de roca con una sencilla placa de mármol con el nombre “Fidel” en letras doradas. El panteón habría sido construido en el último año –con la misma confidencialidad que ha rodeado la ceremonia de inhumación– junto a la tumba del venerado autor intelectual de la independencia cubana, José Martí. El encargado de colocar los restos mortales en su emplazamiento eterno fue su sucesor y hermano, Raúl Castro, que cuando muera será enterrado en un monumento muy similar en Segundo Frente (en las montañas de Santiago de Cuba) junto a su esposa, la líder revolucionaria Vilma Espín, que presidió la Federación de Mujeres Cubanas hasta su muerte.
La movilización por los funerales de los medios estatales, los únicos permitidos en Cuba, ha sido la mayor recordada en décadas, según periodistas del país. En nueve días la programación habitual ha sido sustituida por programas especiales en bucle sobre la biografía del comandante, las hazañas de la revolución y las llegadas de la caravana de la libertad a cada tramo de la histórica ruta, a la inversa, que recorrieron los barbudos una vez proclamaron el triunfo de la revolución en Santiago de Cuba, el 1 de enero de 1959. Hasta han compuesto
AUTORIDAD Raúl Castro introdujo las cenizas del comandante en una gran tumba de piedra SIN PRENSA Sólo familiares y mandatarios amigos del régimen asistieron al sepelio
una canción para la ocasión, Cabalgando con Fidel, de Raúl Torres, que suena a todas horas en las ondas de las radios cubanas.
Sin embargo, esta vez ni las televisiones pudieron retransmitir lo que sucedía en el interior del cementerio, al que sólo pudieron acceder amigos y familiares. Todavía se desconoce si además de Raúl Castro y de los hijos, nietos y la viuda del comandante, Dalia, en el entierro estuvieron presentes los hermanos vivos del mandatario. La principal incógnita era la posible llegada de Juanita Castro, la hermana crítica del revolucionario que vive en Miami. Según un fotógrafo cubano que vio de lejos la ceremonia, Juanita no estaba presente en la necrópolis. En cambio, sí estuvieron mandatarios amigos como los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Bolivia, Evo Morales; así como los exmandatarios brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, que al parecer entraron por una puerta secundaria.
Enterrado el comandante histórico de la revolución cubana,
ahora es el momento de interpretar respuestas ante las principales incógnitas sobre el futuro de la isla. Muchos esperan que, con Fidel descansando en Santa Ifigenia, se pueda subir una marcha en el lentísimo proceso de apertura en las relaciones con Estados Unidos. Aunque se han abierto vuelos comerciales, el cubano medio apenas ha podido notar consecuencias desde que Barack Obama y Raúl Castro aparecieran en rueda de prensa conjunta en el palacio de la Revolución en marzo de este año.
El acto final de tributo público, que se celebró ante decenas de miles de personas en la plaza de la Revolución Antonio Maceo de Santiago, fue el escenario elegido para que Raúl Castro empezara a desvelar algunas pistas sobre los trazos que dibujará en el futuro. Ya avanzó que el lienzo no va a estar en blanco. Con uniforme militar y la voz quebrada por momentos, el presidente cubano lanzó un mensaje de resistencia en el modelo del régimen socialista, repasó los momentos de dificultades que ha atravesado la isla por la injerencia extranjera y aseguró que gracias al legado de Fidel Castro La Habana está preparada para enfrentarse incluso a mayores adversidades que el durísimo periodo especial de escasez tras la caída de la URSS.
“Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá superar cualquier obstácu- lo, turbulencia o amenaza en nuestro firme empeño de cumplir el socialismo en Cuba, o lo que es lo mismo, garantizar la independencia y la soberanía de la patria”, avisó Castro en la mayor plaza de la capital del Caribe, tal vez refiriéndose al nuevo contexto global prisionero de populismos y nuevas coordenadas en las relaciones internacionales. “Se puede resistir, sobrevivir y desarrollarnos sin renunciar a los principios socialistas”, repitió entre gritos de “sí, se puede” de los miles de asistentes que se lanzaron a las calles.
En esta ocasión y a diferencia de su intervención del martes en la plaza de la Revolución de La Habana, Raúl sí que nombró a Estados Unidos y al bloqueo en varias ocasiones para referirse a los desafíos que ha enfrentado la isla. Que sea una señal, sólo él lo sabe