Iniesta marca al Barça el camino a seguir en el campo
El manchego coloca al Barça ante el espejo y le recuerda cómo debe ser su estilo
Hace poco le preguntaron a Xavi Hernández si él siempre sabía lo que hacer con la pelota. Su respuesta fue: “Y si no, se la pasaba a Iniesta”. Eran tiempos de clarividencia en el Barça, del balón como amante inseparable. Eran épocas en las que la ortodoxia del estilo resultaba indiscutible y en las que el equipo disponía de diversos electricistas para darle al interruptor y que se hiciera la luz. Apagada la llama blaugrana del cerebro de Terrassa, al Barcelona le queda la lámpara de Iniesta. Él marcó el camino del juego con su salida en el clásico contra el Madrid. Llevaba seis semanas en la enfermería pero fue entrar en el césped y dibujarse otro ecosistema futbolístico. Fueron apenas unos minutos, un cuarto de hora a lo sumo, pero en esa fase el Barça se miró al espejo y se reconoció. Como cuando juegas con niños a un memory y destapas dos fichas idénticas, que son pareja, que encajan. Resultó como encontrar la pieza del puzle que permite completar el rompecabezas.
Con el manchego las distancias entre líneas se redujeron y Messi y Busquets recuperaron la geometría para combinar, para hacer sencillo lo que es más difícil: que la pelota fluya. A pesar de que el Madrid da protagonismo ahora a los centrocampistas y de que Modric realizó un partido muy completo este Barça, al que le cuesta mucho más que antaño avanzar alrededor del balón, conectó 506 pases bien el sábado, por 398 el conjunto blanco. Una diferencia todavía sustancial, a pesar de que el estilo de ambos equipos es actualmente más similar. Una parte de esa ventaja en pases se acuñó en la media hora que disputó Iniesta, más insustituible que nunca a pesar del batallón de centrocampistas con los que cuenta el Barcelona esta campaña.
“Andrés es muy importante para nosotros, ya lo sabemos. Nos ayuda a tener más pausa, más tranquilidad, más posesión de pelota y, a partir de ahí, generamos más ocasiones”, analizó Gerard Piqué. Muy fácil de explicar, más complejo de plasmar. El Barça no cuenta con un sustituto natural para Sergio Busquets pero sí que ha fichado mimbres que debían servir para dosificar o suplir al manchego. Ninguno está demostrando personalidad e inteligencia suficiente como para hacerse con los galones que necesita el puesto.
SUCESORES SIN GALONES
Mención especial en este capítulo, aunque sea una incorporación de la pasada campaña y no de ésta, merece Arda Turan. El turco, que costó 34 millones, dio señales de vida a principios de curso pero vuelve a ser una calamidad. No se adapta para nada al juego del Barça. Su lentitud, aunque entre en las segundas partes, es exasperante. Pierde la marca sin balón, es capaz de cometer faltas estúpidas como la del sábado que originó el gol del Madrid y no parece sobrado de ambición. Mientras, a André Gomes le sobra academicismo y le falta aún valentía, además de una mayor disposición para el cuerpo a cuerpo aunque, junto con Denis Suárez, tienen recorrido para luchar por un hueco. Que aprendan de Iniesta.
Los aspirantes a suceder al capitán tienen que ser más valientes para llevar la batuta del equipo