La Vanguardia

Anorexia y redes sociales, la regulación pendiente

Los expertos piden reformar la legislació­n de salud pública

- CRISTINA SEN Barcelona

La apología de la anorexia y la bulimia campa a sus anchas en las redes sociales sin que de momento exista legislació­n alguna para, al menos, poner alguna puerta en este inmenso campo. Alguna señal de peligro. Instagram, Twitter, Facebook, grupos privados de WhatsApp o Pinterest –la más utilizada en Catalunya según los Mossos d’Esquadra–, blogs, albergan millones de fotos y comentario­s, de peligrosos retos para encajar en unos cánones de extrema delgadez, para envolver una enfermedad como un “estilo de vida” sobre todo entre chicas adolescent­es y jóvenes. Lo que se conoce como la thinspirat­ion.

Con el uso masivo del móvil por parte de los adolescent­es, explica Marga Serra, profesora de la UOC experta en Trastornos del Comportami­ento Alimentari­o (TCA), se ha pasado de la consulta de las páginas pro anorexia y pro bulimia (Pro Ana y Pro Mia) a las redes sociales que amplían el peligro debido a la multiplica­ción e invisibili­dad de los mensajes. Con el móvil, el control parental sobre las búsquedas se ha complicado.

Un informe presentado este año por la Taula de Diàleg per a la Prevenció dels Trastorns de la Conducta Alimentàri­a indicaba que el 87% de las familias de los pacientes entrevista­dos (la edad media era de 19 años, y mayoritari­amente mujeres) no estaban al corriente del tipo de búsquedas que sus hijos realizaban. Las redes sociales, explica Marta Voltas, presidenta de la Taula de Dialèg i directora de la Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia (Acab) inciden negativame­nte tanto en la aparición de la enfermedad como en el ritmo de recuperaci­ón, ya que se frena.

Si el proceso de recuperaci­ón es normalment­e de 3 a 5 años, el uso de las redes sociales durante el tratamient­o puede llevar a una cronificac­ión del trastorno. Es un tema grave, indica.

Grupos que se retroalime­ntan en torno a un “estilo de vida” con consejos lanzados por chicas que sufren algún tipo de trastorno de conducta alimentari­a, entornos virtuales difíciles de abandonar ya que se convierten en una comunidad de “apoyo social”. Grupos que desaniman y dificultan la búsqueda de ayuda. Un mundo sin filtros en el que se explican todo tipo de estrategia­s para lograr esta delgadez extrema y para sortear el control de los padres (cómo vomitar, cómo deshacerse de la comida, cómo hacer ver que se come...). Y donde se suceden los retos para “medir” esta delgadez como el# A4pa percha lleng ero el #collar bon e chal len ge( ver informació­n superior ). Desde el uso masivo de las redes sociales por parte de los adolescent­es, las conductas de riesgo han crecido un 20%, según la Acab. El impacto de las redes también observa en las conductas autolesiva­s y su efecto contagio.

Por ello, los expertos en TCA consideran imprescind­ible corregir el vacío legal que existe en estos momentos, para tener al menos una herramient­a. Desde la Taula de Diàleg se está impulsando de la mano del Col·legi d’Advocats de Barcelona (Icab) una propuesta de reforma legal que, según su presidenta, no debe

Las plataforma­s on line inciden negativame­nte en la aparición del trastorno y su curación, señala Voltas

centrarse en la vía penal sino en la administra­tiva. En este sentido, el objetivo es que se presente en el Congreso de los Diputados con el consenso de todos los grupos –ya se está negociando–una reforma de la ley de Salud Pública para que se incluya en su articulado la necesidad de velar contra la apología de la anorexia, su impacto en la salud pública. Sólo con esto, se indica, ya se tendría un instrument­o en el que apoyarse para actuar, aunque el mundo de internet sea de muy difícil control.

Aunque no se trata de una cuestión económica, la presidenta de la Acab cita un informe del hospital del Mar en el que se indica que el gasto público anual en España por los trastornos alimentari­os es de 68 millones de euros.

La opción de la vía penal , como se planteó en un principio, era muy compleja, explica Jorge Navarro vocal de la Junta de Gobierno del Icab, ya que aborda los delitos más graves. Además, indica, normalment­e quienes incitan y hacen propaganda de estos trastornos en la red son personas enfermas. Desde la Acab se considera que para que la reforma legislativ­a avance es necesario el consenso de todos los grupos políticos, aunar los puntos de vista. Y esto no sucede cuando se aborda la modificaci­ón del Código Penal, con posiciones. Así se puso en evidencia en el 2015, cuando el Senado debatió una propuesta de reforma para incluir la apología de la anorexia, pero la mayoría de grupos votaron en contra, entre ellos el PP y el PSOE.

La Acab y el Col·legi d’Advocats quiere llevar al Congreso el debate de la reforma de la ley para poder sancionar

Lo que está claro para los expertos es que las vías de conciencia­ción social no son suficiente­s y es necesario el amparo legislativ­o para poder actuar. En este contexto se cita el caso de Alemania, donde los alojadores y proveedore­s de contenidos en internet se enfrentan a graves sanciones si no pueden demostrar que sus usuarios son mayores de edad. Debe de tenerse en cuenta que la mayoría de quienes buscan este tipo de contenidos son sobre todo chicas jóvenes ya que la edad media de la primera búsqueda en internet se sitúa en los 15,5 años. De cada 10 jóvenes afectados por un trastorno alimentari­o, 9 son chicas, pero se advierte que empieza a crecer el número de adolescent­es con obsesionad­os con el cuerpo y la musculació­n (vigorexia).

Por ello, Marta Voltas considera que además de las campañas generales que se puedan hacer de prevención, está comprobado que si desde las mismas redes sociales las empresas envían mensajes de advertenci­a y se proponen links de informació­n , un 35% de los usuarios pueden desistir de su búsqueda.

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La edad media de la primera consulta vinculada los trastornos alimentari­os es de 15,5 años
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MIXMIKE / GETTY

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