La rama de olivo

El número extraordinario sobre las predicciones del 2017 de la revista The Economist dedica uno de sus artículos a nuestro país, titulado con un juego de palabras en inglés, Post-pain in Spain, que podría traducirse como La convalecencia de España. El autor celebra que por fin haya un gobierno, pero abre dudas sobre el crecimiento de un país que deberá recortar su déficit más lentamente de lo que le gustaría a la UE, le preocupan las incertidumbres que ofrece la crisis del PSOE y la posición de Podemos, pero sobre todo destaca el problema que representa la amenaza de secesión en Catalunya. El columnista aconseja que Rajoy ofrezca una rama de olivo a los catalanes, en forma de un generoso acuerdo fiscal, por más que le duela.

Dentro de las metáforas del proceso catalán, la referencia a la rama de olivo es nueva. La rama de olivo representaba las victorias de los dioses en la antigua Grecia, si bien fue durante el imperio romano que se la dotó de la simbología de la paz, gracias en buena parte a Virgilio. E incluso en el Antiguo Testamento se alude a la rama de olivo en la historia del arca de Noé, pues la paloma que anuncia que las aguas retrocedían se posa en la embarcación con un brote de este árbol.

El diálogo entre el Gobierno catalán y el español es una expectativa nueva en la que se puede creer más o menos, pero existe un cambio de registro en las posiciones de Moncloa, que habrá que ver hasta donde alcanza. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría se juega mucho en su empeño de corregir unas relaciones casi inexistentes. La expectativa existe y el Gobierno sabe que deberá poner sobre la mesa acuerdos en financiación e infraestructuras para bajar la tensión y dar argumentos a quienes no desean romper con España. Es inteligente pasar de recurrir a la justicia a aplicarse en la política. El único inconveniente es la lista de altos cargos amenazados de inhabilitación que puede impedir que florezca el olivo. O que se quede sin ramas.