Papeletas por vía aérea y con escolta diplomática
Casi cuatro millones de italianos residentes en el extranjero tenían derecho a voto en el referéndum de ayer. El grueso de ellos vive en Europa, América del Norte y América del Sur. La República Italiana se toma muy en serio esos sufragios del exterior y por eso organiza una extraordinaria operación logística para asegurar que son transportados con garantías y que llegan a tiempo para el escrutinio. El Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de su vasta red de embajadas y consulados, se encarga de recibir, por correo, los sobres con las papeletas que previamente se han enviado a los potenciales votantes. Luego se organiza un viaje, casi siempre en avión –de línea regular–, en el que un funcionario de la legación diplomática se desplaza a Roma con los sacos llenos de votos. El pasado jueves, 1 de diciembre, a las cuatro de la tarde de cada huso horario, fue el límite para votar en el extranjero. El plazo expiró primero en Wellington (Nueva Zelanda). El último lugar en que lo hizo fue en Vancouver, en la costa canadiense del Pacífico. En total, ha habido 195 “correos diplomáticos” procedentes de otras tantas sedes. Debieron tomarse 210 vuelos con destino a Roma. El ministerio calcula que los votos han recorrido en conjunto casi 550.000 kilómetros. Los sacos con las papeletas llegaron al aeropuerto de Fiumicino, donde inmediatamente quedaron bajo la custodia de la policía y de funcionarios del Tribunal de Apelaciones de la capital. El siguiente paso fue trasladar los sacos, con escolta de las fuerzas del orden, hasta unas naves gigantescas que el Estado posee en la localidad de Castelnuovo di Porto, al noreste de Roma. Una parte de esta instalación se usa actualmente para albergar un centro de acogida de inmigrantes. En esas naves estaban preparadas ayer unas 9.000 personas para abrir los sobres y proceder al escrutinio a partir de las 11 de la noche. Pese a tanta vigilancia y precauciones, los votos del extranjero pueden plantear sospechas debido a que el secreto del sufragio no queda garantizado en la primera fase, tras recibirlos en casa y antes de expedirlos.