El desnudo del profesor
Spicer, de la Universidad de Londres, emula la reivindicación de Iskra Lawrence
La presión sobre los falsos cuerpos perfectos ha llegado también a los hombres, denuncia el docente
André Spicer es profesor de Comportamiento de las Organizaciones (City University of London) y un día después de que la modelo Iskra Lawrence se desnudase en el metro de Nueva York para reivindicar la diversidad corporal y arremeter contra la dictadura de los falsos cuerpos perfectos, él hizo lo mismo en Londres.
La diferencia, claro está, es que Spicer ni es un famoso modelo ni una persona conocida. Ataviado con chándal (para sacárselo con más facilidad) y con un papel en la mano, el profesor se subió en la estación Monument Station de la línea central del metro londinense. Entonces pidió la atención de los pasajeros, empezó a hablar siguiendo la pauta del discurso de Iskra Lawrence pero en clave masculina y se despojó del chándal ante la mirada de los viajeros. ¿Un loco en el vagón? Cuando acabó de desgranar sus reflexiones, el público se puso aplaudir.
Spicer ha colgado su actuación reivindicativa en Twitter y ha narrado los porqués en un artículo en el Huffingtonpost, donde explica que él es un profesor, un hombre que entra en la mediana edad con un cuerpo que la mayoría de la gente puede pensar que es normal. Pero admite que cuando se mira en el espejo se preocupa por lo que ve, se pregunta si tiene demasiada barriga, si está lo suficientemente musculado, cómo le luce el pelo o si tiene el culo grande. Spicer es el autor de The wellness syndrome, un libro en el que denuncia una sociedad que ha convertido el bienestar en un imperativo moral, en una ideología que la atenaza con un sentimiento permanente de culpa. Unas reflexiones que recogió este diario en conversación con el autor.
Pese a haber reflexionado al respecto, Spicer admite que él tampoco puede desprenderse de esta sensación de culpa por no ser “perfecto”, una presión que hasta ahora perseguía a las mujeres pero que hoy también ha atrapado a los hombres. Ha hecho dietas, ha corrido varios maratones, explica, pero pese a ellos se ha sentido culpable. ¿Por qué?, se pregunta. Porque el cuerpo perfecto es simplemente un espejismo. El profesor alerta sobre la presión que sufren los hombres, que les está llevando también a la anorexia, la bulimia, o el trastorno por atracón.