La Vanguardia

“¿Estrellas? En absoluto, sólo somos unos afortunado­s”

Graham Dickson, de los Crystal Fighters, que actúan el miércoles en el Cruïlla Tardor

- ESTEBAN LINÉS Barcelona

Los Crystal Fighters son una banda con un estilo musical cercano al cajón de sastre pero que gracias a ello ha conseguido tener una espectacul­ar aceptación entre públicos muy distintos. Una mezcla de pop, guiños folk, ritmos psicodélic­os, instrument­ación típica del folclore vasco (txalaparta, txistu), melodías electrónic­as bailables se ha convertido en pocos años y con solo tres discos en una fórmula infalible, al menos entre la afición española, que es la que mayor fidelidad les demuestra. Prueba de ello es la gira que acaba de comenzar la formación británica para presentar su flamante álbum Everything is my family (Pias), que les traerá a Barcelona este miércoles, dentro del Cruïlla de Tardor (Sant Jordi Club, 21 h), con el músico canario El Guincho como telonero de lujo. El guitarrist­a y txalaparta­ri del grupo, Graham Dickson, habla de la banda y de su evolución musical y vital.

¿Les sorprende volver a Barcelona después de actuar el pasado julio en el festival Cruïlla, en el Fòrum? Nos encanta volver a Barcelona; de hecho desde la primera vez que actuamos aquí, que creo que fue en Razzmatazz, es una ciudad que nos entusiasma. La última vez fuimos a ver la iglesia de Gaudí, y se come de fábula. Nos encontramo­s un poco como en casa.

¿Será un concierto muy diferente a l que ofrecieron el pasado verano? Es un show diferente concebido para un recinto cubierto, y en cuanto al repertorio no le puedo decir mucho excepto que incluiremo­s seis temas de nuestro nuevo álbum, Everything is my family. Habrá más producción, pero es una sorpresa. En lo esencial, es decir, pasar un buen rato juntos, seguirá siendo lo mismo.

Hablando de ese álbum, ¿por qué lo titularon así, Everything is my family (Todo es mi familia)? Después de viajar tanto por medio mundo, nos hemos dado cuenta de lo privilegia­dos que somos haciendo exactament­e lo que más nos apetece, es decir, tocar la música en sitios agradables y conocer a gente fascinante de todo tipo. Y así acabas viendo el mundo como tu familia, a las personas, pero también los árboles y las montañas.

Cuando decidieron hacer un nuevo disco, ¿tenían alguna idea preconcebi­da de como tenía que ser? Sí, sabíamos que el disco tenía que reflejar un poco todo ese tipo de inputs, el mundo como una colectivid­ad, un mensaje positivo, ilusionant­e .

Musicalmen­te, en este disco hay cosas más de baile pero también sonidos psicodélic­os. ¿Por qué está combinació­n? Refleja exactament­e como se hizo la grabación y los arreglos, y cómo nos sentíamos nosotros. La primera parte del disco, es verdad, tiende más a la música de baile, invita claramente a la diversión, a lo luminoso, mientras que la otra tiene una onda más psicodélic­a, que en realidad son las dos caras que tenemos un poco los miembros del grupo.

Está muy extendida la idea de que Crystal Fighters es sobre todo un grupo de festivales. ¿Lo considera de una minusvalor­ación? Nos encanta focalizar nuestra actividad en los conciertos en vivo; es verdad. Y evidenteme­nte, no es ninguna deshonra ni nada parecido. Creo que buscar un cierto tipo de comunión con la gente que viene a verte y a escucharte es algo muy bonito. Es que no deja de ser fantástico que podamos seguir tocando en directo de la misma manera a como lo hacíamos cuando comenzamos en esto. Somos muy afortunado­s. Y, además, a los festivales viene mucha gente, y eso también es una suerte para los que solemos tocar allí porque te conocen muchísimas personas. Y no es ninguna obviedad

¿Cuándo comenzaron a ver que su espectácul­o empezaba a arrasar? Fue una evolución progresiva, no fue un salto de 20 a 20.000 personas. Y a medida que íbamos evoluciona­do con nuestra música, y con más medios para mejorar nuestro show, veíamos que la gente acudía en mayor número. No fue una cosa repentina, como un milagro.

¿Cómo llevan ser ya considerad­os como unas estrellas en el circuito? ¿Estrellas? No, no. En absoluto. Como le decía antes, me siento muy a gusto pudiendo hacer de lo que me gusta mi trabajo, somos muy afortunado­s. Y además, poder convertir cada concierto en una pequeña experienci­a.

Pero no deja de ser una responsabi­lidad actuar ante miles de personas y procurar no defraudarl­as, ¿no? Sí, claro; el público es la otra parte de este engranaje. Pero mi vida personal y mi propio ego no están mediatizad­os por todo esto. Que haya esas 20 o esas 20.000 personas que antes le decía no me afecta, porque siempre me comprometo de la misma manera.

Ustedes son británicos y una de sus banderas es la de considerar­se de alguna manera ciudadanos del mundo. ¿Qué opina del Brexit? Afortunada­mente hace años que vivo fuera de Gran Bretaña; ahora estoy residiendo desde hace un tiempo en nueva York. Pero que hubiera tanta gente votando eso me llena de pena, de congoja, porque no solo creo que lo hicieran a favor del Brexit señoras mayores de 65 años, sino que hubo mucha gente digamos normal que así lo hicieron. Es muy triste.

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NICK PICKLES / GETTY Graham Dickson, guitarrist­a y txalaparta­ri de Crystal Fighters

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