La Vanguardia

Menos tridente, menos gol

El Barça, con un Neymar que no acaba las jugadas, sufre en marcadores ajustados

- CARLES RUIPÉREZ

El Madrid se le escapó vivo al Barcelona, al que eso de perdonar a los rivales y no cerrar los partidos ya le había costado disgustos en forma de empates contra el Málaga y el Atlético. Equipo exuberante y contundent­e en el área contraria desde que juntó al tridente, el Barcelona ha perdido parte de su encanto cuando los tres delanteros han bajado un ritmo de goles que era estratosfé­rico. Entre Leo Messi, Neymar y Luis Suárez firmaron 122 goles que valieron el triplete de Berlín. El argentino, el brasileño y el uruguayo se retroalime­ntaron y superaron el año pasado hasta llegar a las 131 dianas para acabar con el doblete. Los registros se han resentido en estos cuatro primeros meses y el hechizo ha perdido efecto. La ecuación no falla: a menos tridente, menos gol para el Barça.

Con el potencial ofensivo que maneja Luis Enrique, jugando en casa y estando más necesitado­s, sorprende que los barcelonis­tas sólo realizaran tres disparos bien dirigidos en el clásico: una falta de Messi, el gol de Suárez y el cabezazo de Sergi Roberto que Casemiro despejó sobre la línea en la última jugada.

Acostumbra­dos a golear con facilidad, a los blaugrana les cuesta moverse en marcadores ajustados. Ahora, desde el 22 de octubre en Valencia, no celebran tres goles en un partido, algo que sí sucedió en nueve de los 14 primeros encuentros de la temporada. En cambio, a medida que el tridente ha perdido efectivida­d (de 2 goles de media por partido en sus dos primeros cursos ha caído a 1,5), el Barça se ha atascado y sólo ha dado nueve veces en la diana en los últimos ocho partidos.

Que el idilio del tridente con el gol no pasa por su mejor momento lo demuestra que las dos grandes ocasiones para hacer el 2-0 y sentenciar el duelo las tuvieron Messi y Neymar y fallaron. El diez cruzó demasiado ante Keylor Navas mientras que al once se le fue alto el chut después de dejar sentado a Carvajal con una gran maniobra.

De un año a otro, los cracks han perdido seis goles. El único de los tres delanteros que mejora sus número es Leo Messi, precisamen­te el que más partidos se ha perdido –tres por lesión y uno por enfermedad–. El diez, que la temporada pasada estuvo en el dique seco entre septiembre y noviembre, se plantó a estas alturas con 9 tantos. Ahora dobla esa cifra y vuelve a ser la gran referencia ofensiva del Barcelona.

La explosión de Luis Suárez permitió al nueve proclamars­e pichichi de la Liga (40) y de la plantilla (con la barbaridad de 59) el curso pasado. Así que era hasta cierto punto lógico que no pudiese mantener el listón tan alto. Eso sí, con su testarazo al Madrid, el uruguayo espera haber enterrado de una vez el síndrome de la Bota de Oro. Desde que recogió el galardón sólo había enviado el balón a la red dos veces, aunque importante­s en Mestalla y el Pizjuán. En su haber hay que apuntar también el penalti que provocó en Celtic Park.

En el primer gol de Glasgow fue Neymar quien asistió a Messi. Esa tendencia se está repitiendo esta temporada. Al brasileño, muy participat­ivo en el juego y desequilib­rante cuando encara, le falta acabar las jugadas. Se está quedando a medias en lo que se pide a un crack mundial. De hecho, cada vez mira menos al portero y más a los compañeros en una señal de generosida­d pero también de falta de confianza en su finalizaci­ón.

Sus 13 asistencia­s de gol hablan muy bien de su visión de juego y nadie en las cinco grandes ligas o la Champions regatea más que el punta brasileño, ni Hazard ni Zaha. Sus fintas hacen estragos en las defensas, hasta 78 rivales ha dejado atrás, pero Ney no marca desde el 19 de octubre (ese día también falló un penalti). Eso son más de 700 minutos sin gritar gol, una sequía superior a los 412 de Alcácer.

En ese apartado, después de dos

grandes temporadas, los registros de Neymar han retrocedid­o a su primer año en el Barcelona. Sólo lleva seis goles en su casillero y, sancionado contra el Borussia Mönchengla­dbach y el Osasuna, sólo le queda el derbi frente el Espanyol antes de final de año para mejorar su estadístic­a. Así que por primera vez desde que aterrizó en Europa, se irá a Navidad con menos de 10 tantos. La portería le ha dado la espalda a Neymar, tocado en el aductor, lo que impide despegar al tridente y penaliza al Barcelona.

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Neymar salta para controlar el balón por encima del madridista Carvajal
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El tridente pierde 6 goles
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ALEJANDRO GARCÍA / EFE

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