Este artículo no existe
Según Bohr este artículo no existe y no existirá hasta que alguien lo lea. Según Einstein la materia tiene una realidad que es independiente de nosotros y por lo tanto este artículo existe aunque nadie lo lea. Los dos premios Nobel debatieron públicamente sobre la naturaleza del mundo físico en la primera mitad del siglo XX. Para Bohr la realidad no existe hasta que alguien la observa. Por ejemplo, un átomo puede estar en dos sitios al mismo tiempo y sólo adopta una posición determinada en el momento en que queremos medir dónde está, como si supiera cuándo lo observamos. En eso, que contradice nuestro sentido común, Einstein oponía su realismo local: los objetos tienen unas propiedades definidas aunque no los observamos y sólo pueden ser afectados por su entorno inmediato.
El miércoles pasado el Institut de Ciències Fotòniques coordinó El Big Bell Test, un experimento que pretende saber quién tiene razón. 109.046 voluntarios jugamos a los sencillos videojuegos que el ICFO propuso a TheBigBellTest.org generando 95.419.936 bits aleatorios que sirvieron para controlar sofisticados aparatos de medida en doce laboratorios en todo el mundo. El test lleva el nombre del físico John Bell que en el año 1964 demostró matemáticamente que la mecánica cuántica de Bohr es incompatible con el realismo local de Einstein. Pero quedaba por resolver a quién daba la razón la naturaleza y por eso hay que hacer un Test de Bell. Para hacer el test se producen dos partículas entrelazadas (sus propiedades presentan una correlación fuerte) que se envían a dos laboratorios diferentes y sobre las cuales se hacen mediciones simultáneas e impredecibles. De acuerdo con la teoría cuántica, la medición que se haga en la primera partícula influirá al instante en la segunda y por lo tanto los resultados de las mediciones en las dos coincidirán.
Para responder a la pregunta de si los objetos que nos rodean pueden engañarnos y mostrarnos una realidad diferente cuando miramos, el Test de Bell se tiene que hacer bajo condiciones muy estrictas. Una de ellas es evitar el azar generado por las máquinas ya que podrían formar parte de la gran conjura de las cosas contra nuestro entendimiento y engañarnos. De aquí la importancia de la participación humana en la generación de impredecibilidad. Los bits generados por nuestras partidas en los videojuegos del ICFO decidieron de manera aleatoria qué mediciones hacer en las partículas entrelazadas. Otros tests de Bell anteriores ya habían apuntado a que Bohr tenía razón pero esta es la primera vez que un Test de Bell con la impredecibilidad dada por las mentes humanas y no por los ordenadores da la razón a Bohr: la realidad no existe hasta que es observada.
El azar ha querido que los Estados que más impredecibilidad han aportado al experimento hayan sido España (con 64.142 voluntarios), China (48.488), EE.UU. (36.712), Italia (20.452) y Austria (8.659), cifras que una vez observadas parecen representar bastante bien la realidad que nos rodea. Bohr tenía razón.
Llegados aquí, este artículo ya existe.
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