Una experiencia para todos los sentidos
Antes de empezar a disfrutar del menú degustación de Spoonik, sus responsables lo dejan bien claro: “quien venga con la simple idea de comer viene equivocado, porque lo que proponemos aquí es una experiencia que va más allá de lo que servimos en el plato”. Y ese aviso se convierte en una certeza cuando el comensal se sienta a la mesa. Comerá bien, sí. Es más, comerá extraordinariamente bien, pero quedarse en la calidad de los ingredientes o en las muchas elaboraciones que componen cada plato es excavar únicamente la superficie de lo que se vive en Spoonik. Las expresiones de los comensales ante cada plato, cada presentación y ante cada performance que los acompañan hablan por sí mismas y reflejan el modo en que los dos chefs acercan su visión de la gastronomía latinoamericana a quienes les visitan. Una gastronomía donde el maíz en multitud de variedades, formas y preparaciones tiene un protagonismo estelar y donde no faltan estupendas versiones del “ajiaco” y el taco, platos que evocan a la Colombia y el México natales de Jon Giraldo y jaime Lieberman. La intención de Spoonik es sorprender al visitante, de modo que la mejor manera de favorecer esa propuesta es no desvelar qué encontrará quien se anime a visitarles, más allá de un excelente maridaje de vinos, un servicio impecable, un equipo atento y la disponibilidad total de los chefs para explicar cada plato. Todo está estudiado en un restaurante que, en poco más de año a pie de calle, ayuda a sus clientes a vivir en un paréntesis de placer culinario durante dos horas largas. Una experiencia, sí, y además inolvidable.