La Vanguardia

May reclama a los jueces el derecho a desconecta­r por su cuenta de la UE

El Tribunal Supremo decidirá si es necesario o no el refrendo parlamenta­rio

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

En Inglaterra la gente ya no se considera de derechas o de izquierdas, conservado­ra o laborista, sino pro Brexit o anti-Brexit (y en Escocia,

indepe o unionista). En un mundo globalizad­o, centraliza­do, privatizad­o y deslocaliz­ado, sin sindicatos fuertes ni clases obreras, los votantes que participan en el proceso político (muchos, sobre todo jóvenes, permanecen al margen) se definen ideológica­mente por la relación con Europa.

En ese contexto, el Tribunal Supremo ha iniciado la vista para decidir si el Ejecutivo puede invocar por su cuenta y riesgo el artículo 50 del tratado de Lisboa, y desencaden­ar la desconexió­n, o si por el contrario ha de contar con el refrendo del Parlamento como depositari­o de la soberanía popular. Brexit por activa y por pasiva, sin que Theresa May haya decidido todavía qué quiere negociar con Bruselas, y con divisiones internas cada vez más lacerantes en su Gobierno entre quienes abogan por una ruptura rápida y limpia con la Unión Europea, y apechugar con las consecuenc­ias sean las que sean, y quienes, asustados, se conforman con paños calientes. Entre los que dan prioridad al control de la inmigració­n y los que están dispuestos a pagar un precio por permanecer en el mercado único, o por lo menos disfrutar de un acceso preferenci­al.

La victoria liberal demócrata en la elección parcial de Richmond con una plataforma eurófila (y la petición de una segunda consulta al final del proceso) ha alejado la posibilida­d de unas elecciones anticipada­s para reforzar el mandato del referéndum. May ha visto pelar las barbas del vecino, porque el resurgir como partido del antiBrexit haría peligrar decenas de escaños

lib-dem tories, y sus titulares no quieren ni oír hablar de ello.

Mientras lanza globos sonda, coquetea entre el Brexit duro y el Brexit blanco, y espera la decisión final de la justicia (que no llegará hasta enero), el Gobierno sólo tiene clara una cosa: la invocación del artículo 50 antes del 31 de marzo, a pesar de que entonces no habrán sido todavía las elecciones en Francia y Alemania, y no sabrá quiénes son sus interlocut­ores en el proceso de ruptura. Pero los euroescépt­icos, que se consideran con una especie de mandato divino tras ganar el referéndum por 51,9% a 48,1%, exigen acción y no pierden oportunida­d de denunciar una conspiraci­ón para ignorar la voluntad popular.

Los jueces del Alto Tribunal de Inglaterra y Gales fueron denostados por los brexistas como enemigos del pueblo por dictaminar que el Gobierno no podía actuar por su cuenta, y requería el refrendo parlamenta­rio. En su apelación ante el Tribunal Supremo, el fiscal general Jeremy Wright ha reiterado el argumento de que la llamada prerrogati­va real –una tradición atávica de los tiempos de los monarcas absolutos– concede al Ejecutivo el derecho de firmar y romper tratados sin necesidad de acudir a los Comunes, y que los diputados lo sabían –y no lo contestaro­n– al aprobar la ley que convocaba el referéndum.

Es imposible predecir qué decidirán los once magistrado­s dentro de un mes, pero el Gobierno estima que sus posibilida­des de ganar no son más de una entre tres, y ya tiene preparado el texto de un proyecto de ley para acudir a Westminste­r con el artículo 50 en la mano, y un texto minimalist­a susceptibl­e de pocas enmiendas, que pueda ser aprobado antes de finales de marzo. Liberales, Verdes y los nacionalis­tas escoceses y galeses intentarán dar guerra, pero el Labour ya ha adelantado que no se opondrá, y sólo pedirá protección a los derechos de los trabajador­es. Está aún más dividido que los conservado­res por el tema del Brexit, y tiene miedo a un sorpasso del UKIP en el norte industrial de Inglaterra.

Y a todo esto, el Gobierno sueña con una Europa a la carta, en la que controle la inmigració­n, no esté sometido a los tribunales de la UE y pague por el acceso al mercado único para determinad­os servicios e industrias. Libre comercio sin vinculacio­nes políticas o monetarias. Lo que siempre ha querido. A ver qué dice Bruselas al respecto...

 ?? ANDY RAIN / EFE ?? Partidario­s de la UE se manifiesta­n ante el Tribunal Supremo
ANDY RAIN / EFE Partidario­s de la UE se manifiesta­n ante el Tribunal Supremo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain