Merkel lanza su campaña con un discurso más duro sobre inmigración
La canciller alemana es elegida por novena vez como líder de la CDU
La canciller fue reelegida como presidenta de la Unión Cristiana Demócrata (CDU) con un 89,5% de los votos. En su intervención, Angela Merkel se manifestó a favor de prohibir el burka en espacios públicos.
Para Angela Merkel, canciller de Alemania, debe de haberse convertido en una cita casi rutinaria, a la que se presenta sin despeinarse. Desde el 2000, cada dos años se somete al voto de sus correligionarios para ser elegida –así ocurrió nuevamente ayer, por novena vez consecutiva– como presidenta de su partido, la Unión Cristiana Demócrata (CDU). En la ciudad renana de Essen, en el oeste del país, la CDU celebraba su congreso federal, y los 1.001 delegados volvieron a confiarle las riendas del partido por el 89,5% de votos, dos semanas después de que ella anunciara en Berlín su intención de concurrir a las elecciones generales de septiembre del 2017 en busca de un cuarto mandato de canciller.
Merkel era ayer en Essen, una vez más, la única candidata a sucederse a sí misma al frente de la formación democristiana. Los medios de comunicación alemanes llevaban días apuntando a que un porcentaje por debajo del 90% indicaría un descontento en las bases del partido, tras unos meses de gran tensión debido a la llegada masiva de refugiados (890.000 en el 2015, este año llevamos 210.000), desde que la canciller decidió abrirles las fronteras en el verano del 2015. Un contingente de votantes conservadores de la CDU se ha sentido defraudado por esa política migratoria.
El amplio respaldo obtenido ayer por Merkel roza el objetivo porcentual apuntado por los cronistas políticos germanos, pero indica al tiempo un desgaste ante sus propias filas. Dos años atrás, en el congreso de la CDU en Colonia de diciembre del 2014, cuando la crisis de los refugiados en Europa era algo inimaginable, Merkel recabó el 96,7% de votos. Ahora ha recibido 7,2 puntos menos. De hecho, se trata de su peor resultado en el seno de la CDU en los once años que lleva de canciller de Alemania, y es además su segundo peor resultado como presidenta del partido (el más bajo fue en el 2004, cuando obtuvo el 88,4%, pero al año siguiente conquistó la cancillería al derrotar al socialdemócrata Gerhard Schröder). “Gracias por la confianza”, dijo Merkel tras el voto.
Para intentar atajar el malestar en los suyos, la líder democristiana pronunció antes de la votación un discurso de hora y media en el que, sin renegar de su visión general de la cuestión migratoria –“No es posible el retorno al mundo anterior a la globalización”, alertó–, se comprometió a acotar sus consecuencias.
“Una situación como la que vivimos en el verano del 2015 no puede repetirse y no debe repetirse; ese es mi objetivo político tanto en Alemania como en Europa”, afirmó. Sobre los solicitantes de asilo presentes en Alemania, afirmó que “no todos podrán quedarse; cada una de esas solicitudes será evaluada individualmente y cada caso será resuelto”.
En un gesto dirigido al ala más derechista de su partido, y también a su aliada bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), Merkel reivindicó firmeza en la defensa de los valores de Alemania, y subrayó que “el Derecho alemán prima por encima de la charia; las leyes deben ser cumplidas por todos, sin excepción. Rigen para todos los alemanes, pero también para todos aquellos que han venido a vivir aquí”. Esa frase fue saludada con aplausos. Luego argumentó que en una sociedad abierta corresponde ir “con el rostro descubierto”, y recordó su plan de prohibir el velo integral “en todos los lugares en que sea legalmente posible” (es decir, en la administración pública, escuelas, universidades, y ante los tribunales). El
El apoyo a la líder en el partido ha menguado por los refugiados; hace dos años tuvo el 96,7%, y ayer el 89,5%
ministro del Interior, el democristiano Thomas de Maizière, busca hace tiempo la modalidad legal para vetar que las mujeres musulmanas lleven la cara tapada en determinados espacios públicos. Con todo, la presencia del velo integral en Alemania es marginal.
La canciller buscaba ayer, en suma, cohesionar a los suyos ante unas elecciones que “serán las más difíciles desde la reunificación”, una frase que ya había empleado hace dos semanas al anunciar que volvía a aspirar a la cancillería. “Necesitaré vuestra ayuda”, dijo. La canciller buscaba también evitar nuevas fugas de votos hacia el partido populista derechista Alternativa para Alemania (AfD), que se prepara para entrar en el Bundestag (cámara baja) en esos comicios. Los sondeos suelen otorgar a la AfD un respaldo en torno al 13%, lo cual la convertiría en tercera fuerza política del país. En el último año y medio, la AfD ha obtenido buenos resultados en todas las elecciones regionales, aunque pesca también votos de descontentos de otros partidos, incluido el socialdemócrata SPD, actual socio de Gobierno de Merkel. Sin citar a los líderes de la AfD por su nombre, Merkel arremetió contra las “soluciones simples” del populismo, y les reprochó la pretensión de erigirse en intérpretes absolutos del “pueblo”.
La líder democristiana dirigió a los delegados en Essen un discurso de una hora y media, al que siguió una ovación con más de once minutos de aplausos. Algunas voces críticas tomaron la palabra. El delegado Eugen Abler, citado por Afp, retó a Merkel así: “Usted ha modificado el curso de la CDU hacia la izquierda, pero hacia la izquierda ganamos pocos electores, mientras perdemos muchos hacia la derecha”.
Aunque congreso tras congreso, Angela Merkel cosecha un respaldo en su partido siempre rondando el 90%, aún se le resisten las espectaculares cifras logradas en el pasado por dos de las grandes figuras de la CDU: Konrad Adenauer y Helmut Kohl. Así, Adenauer logró sumar el 100% de votos de sus correligionarios en 1954, 1956 y 1958, mientras que en 1990, año de la reunificación de Alemania, Kohl obtuvo el 98,5% de apoyos en el partido. En todo caso, en la esfera internacional y por comparación reciente, la longevidad política de Merkel sí empieza a ser notoria.