Rajoy enfría las demandas de reforma constitucional
El PP ya no rechaza un cambio, pero pide prudencia y objetivos claros El PSOE dejará para el próximo curso la petición de una subcomisión
Las cenizas de Matteo Renzi tuvieron ayer un lugar destacado en el 38.º aniversario de la Constitución española –invitando a la prudencia–, pero el Gobierno de Mariano Rajoy no va a derramar ninguna lágrima por el derrotado primer ministro italiano. Las relaciones no eran buenas. Tampoco lo fueron durante el mandato del tecnócrata Mario Monti (20112012), pero con Renzi, hombre de carácter brioso y arrogante, las cosas empeoraron. El pasado mes de agosto, el primer ministro italiano vetó la presencia de Rajoy en el encuentro que tuvo lugar en la isla de Ventotene, en la bahía de Nápoles, para enviar un mensaje de relanzamiento de la Unión Europea. Angela Merkel, François Hollande y Renzi en la foto. Fue una exclusión dolorosa para Rajoy, en aquel momento en el purgatorio. Resuelta la investidura, en noviembre, Merkel invitó a Rajoy a Berlín para participar en la despedida de Barack Obama. Renzi se enfadó. Su salida de escena abre nuevas expectativas para la diplomacia española en la Unión Europea. El cuadro ha cambiado.