Bernard Cazeneuve
El discreto y austero exministro del Interior dirigirá el Ejecutivo cinco meses
PRIMER MINISTRO DE FRANCIA
Tras la dimisión de Manuel Valls como primer ministro, para lanzarse a la carrera hacia el Elíseo, el presidente Hollande ha puesto al frente del Gobierno francés al hasta ahora ministro del Interior, el serio y austero Bernard Cazeneuve.
Relevo de trámite, mínimo y sin sorpresa, el de ayer en el Hôtel de Matignon, sede del primer ministro. Aunque no legalmente obligatorio, la candidatura de Manuel Valls a la presidencia de la República –si es que llega a aprobar en la primaria de los socialistas– ha impuesto el cambio al frente del Gobierno francés: el de Barcelona deja el cargo y el presidente Hollande lo ha relevado por uno de sus fieles, alguien de quien no espera problemas ni salidas de tono, el discreto, serio y austero ex ministro del interior, Bernard Cazeneuve, un hombre al que apenas se le conoce sonrisa.El Ministerio del Interior pasa a manos de Bruno Le Roux, el gris hollandista que presidía, con más pena que gloria, el dividido grupo socialista en la Asamblea Nacional.
Bernard Cazeneuve, ex alcalde de Cherburgo de 53 años de edad, dirigirá el Gobierno francés hasta las presidenciales de la primavera, el mandato más breve de un primer ministro de la V República. El nuevo premier pertenece al grupo de seis ministros hollandistas que han sobrevivido a los tres gobiernos del quinquenio, junto con Najat Vallaud-Belkacem (Educación), Jean-Yves Le Drian (Defensa), Stéphane Le Foll (Portavoz) y Marisol Touraine (Sanidad). Cazeneuve fue uno de los portavoces de François Hollande en la campaña presidencial de 2012, fue ministro para Asuntos Europeos en el primer gobierno, ministro del Presupuesto un año después, sustituyendo in extremis al titular , Jérôme Cahuzac, que saltó por fraude fiscal, y pasó en abril del 2014 al ministerio del Interior, cuando su titular, Manuel Valls, fue designado primer ministro. En todos estos cargos, Cazeneuve ha tenido un perfil de tecnócrata sin perfil político, pero como ministro del Interior recibió el duro fardo de la ola de atentados yihadistas del 2015 y 2016, lo que le situó en el centro de la atención.
Los once atentados registrados en el 2015 evidenciaron enormes deficiencias y algunas chapuzas, como la del asalto de las fuerzas especiales al piso de Saint Denis en el que se encontraba el coordinador de los atentados del 13 de noviembre, Abdelhamid Abbaoud, pero el ministro se benefició de cierta indulgencia brindada por la gravedad de lo sucedido y por el ambiente de unión sagrada que dicha gravedad suscitó en el país.
Bajo su mandato, dos jóvenes de extracción inmigrante han muerto en comisaría. Amadou Koumé en marzo del año pasado. Adama Traoré en julio. Un tercero, el joven ecologista Rémi Fraisse, murió en una manifestación en octubre del 2014, impactado por un proyectil antidisturbios.
Con Cazeneuve, Francia se internó en el estado de urgencia, aún vigente, y en las leyes más intrusivas introducidas al calor de la emergencia. Durante las manifestaciones contra la reforma laboral, su policía estrenó técnicas alemanas de encuadramiento y agobio de las manifestaciones legales, así como diversos oscuros episodios de desórdenes que parecieron diseñados para descalificar la protesta, cosa que no se logró. Cuando Manuel Valls quiso profundizar esa línea prohibiendo una manifestación sindical, Cazeneuve medió para que se autorizara un recorrido delimitado. El ministro también se opuso al malogrado proyecto de Hollande y de Valls de retirar la nacionalidad a los franceses de origen inmigrante condenados por terrorismo, así como a las prohibiciones de indumentarias (burkini y velo en la universidad) sugeridas por Valls.
En lo personal, se dice que este hombre aparentemente impasible es capaz de enormes broncas a sus subordinados. En agosto del 2015, Cazeneuve se volvió a casar a los 52 años con su antigua esposa y madre de sus dos hijos de la que se había divorciado. Fue una boda muy discreta, casi secreta, a la que asistió François Hollande y en la que el secretario general del Elíseo, Jean-Pierre Jouyet, fue padrino de boda.
Cazeneuve es un hombre sin ambiciones políticas que en alguna ocasión ha dicho, en privado, que se retirará de la política en cuanto termine el quinquenio. Responde perfectamente a lo que Hollande busca: terminar su mandato sin más sobresaltos.