Prudencia, prudencia
El referéndum italiano preside el 38.º aniversario de la Constitución española El Gobierno enfría las prisas reformistas y quiere ver qué pasa en el congreso del PSOE El presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, también se expresa con caute
DISCURSO INSTITUCIONAL La presidenta del Congreso defiende la democracia representativa ADVERTENCIA “No puede ser una reforma pensada sólo por y para algunos”, dice Ana Pastor
Las cenizas de Matteo Renzi presidieron ayer la celebración del 38.º aniversario de la Constitución española en el Congreso de los Diputados. Un catafalco invisible con los restos mortales de la reforma constitucional italiana, rematada el pasado domingo en un referéndum plebiscitario, ocupaba un lugar destacado en el Salón de los Pasos Perdidos, donde se reunió la plana mayor de la vida política e institucional española. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, incluyó en su discurso una firme defensa de la democracia representativa en tiempos revueltos. Prudencia, prudencia, prudencia. Este es el lema de la semana en Madrid.
La idea de que la Constitución de 1978 debe ser reformada avanza, sin embargo. El Partido Popular ya no se expresa en términos de rechazo. Ahora pide prudencia, consenso y objetivos claros. El acontecimiento italiano ayuda a la derecha española a justificar su cautela. El temor al fracaso es compartido por los notables del PSOE, aunque el discurso socialista sea explícitamente favorable a iniciar lo más pronto posible los trabajos de reforma. El PSOE pide reforma, pero a la vez teme ese debate, que de manera indefectible volverá a poner el partido en tensión respecto a la cuestión de Catalunya, arquitrabe de toda la discusión. La reforma no se ceñiría exclusivamente a Catalunya, pero la posible modificación del título octavo (organización territorial del Estado) sería el capítulo más sustantivo. El referéndum, por consiguiente, giraría alrededor de la cuestión territorial. Alto voltaje en tiempos de turbulencia. El estado mayor del PP teme ese referéndum. Y muchos dirigentes del PSOE, también. Prudencia, prudencia, prudencia, es el lema de la semana en Madrid.
El primer consistiría en la creación de una subcomisión en el Congreso para el inicio de las deliberaciones. Los populares no quieren dar ese primer paso hasta después del congreso del PSOE, que tendrá lugar antes del verano, según confirmó ayer el presidente la comisión gestora del partido, Javier Fernández.
El Partido Popular quiere que el PSOE se ponga primero de acuerdo consigo mismo. ¿Un congreso socialista sin delegados
catalanes con derecho a voto? Esta es una de las cuestiones abiertas después del cisma de octubre en el comité federal. La relación PSOE-PSC cobra mayor importancia ante la hipótesis de reforma constitucional. Javier Fernández, hombre grave y tranquilo, también se expresó ayer con cautela en los pasillos del Congreso. “Buscaremos el consenso para formar esa subcomisión”. El PSOE también necesita tiempo. Prudencia, prudencia, prudencia.
Fue interesante observar el saludo de Mariano Rajoy al presidente de la comisión gestora socialista una vez concluido el acto institucional. Fernández estaba departiendo con un grupo de periodistas y Rajoy se acercó expresamente para saludarle. Había que prestar atención al lenguaje corporal de ambos. Muy deferente, Rajoy le saludó cogiéndole el antebrazo. Fernández respondió con una breve mirada de complicidad. Ambos se hablan cada semana. Esa escena resume la actual política de Estado. El chasis de la estabilidad: oposición de día, acuerdos estratégicos de noche. Tras un breve intercambio de palabras, Rajoy se despidió, irónicamente, de la siguiente manera: “Vuelvo a la dura realidad”.
Las dislocaciones realmente existentes –Catalunya, pero no sólo Catalunya– han convertido la reforma constitucional en una perspectiva deseada por los círculos dirigentes españoles. La idea reformista es hoy corriente dominante y el PP la acepta con cautela. La paradoja es que la reforma habría sido mucho más fácil en la anterior legislatura. Entre 2011 y 2015, PP y PSOE sumaban 297 escaños, más de dos tercios del Congreso. Los dos partidos principales controlaban la situación y no existía una tercera fuerza con el 10% de los diputados necesarios para exigir referéndum en caso de reforma simple de la Constitución. En la actualidad PP y PSOE suman 222 escaños (75 menos), no alcanzan los dos tercios, y Unidos Podemos (71 diputados) dispone de los escaños necesarios para exigir referéndum. Los dirigentes de este partido no cesan de repetir que no puede haber reforma sin consulta popular. En este punto están plenamente de acuerdo Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
La presidenta del Congreso, Ana Pastor, sintetizó en su discurso los temores existentes: fuerte defensa de la democracia representativa (sin citar expresamente al populismo), llamamiento a un amplio consenso reformista –“la Constitución no puede ser reformada al margen de sí misma, y no puede se sustituida por otra pensada por y para algunos”– y apelación a la prudencia. “Prudencia”, decía la corona de laurel depositada ante la urna con las cenizas de Matteo Renzi.
LA PARADOJA La reforma era más fácil en la anterior legislatura, con 297 escaños PP y PSOE