La Vanguardia

Aquel ‘Elegido’

- SERGIO HEREDIA

El teniente coronel Earl Woods siempre creyó ver algo especial en su hijo, Tiger Woods (40). En una ocasión, durante la entrega de un premio a Tiger, el teniente coronel agarró el micrófono y dijo: “Discúlpenm­e, pero a veces me emociono cuando hablo de mi hijo... Mi corazón late de felicidad cuando me doy cuenta de que este joven será capaz de ayudar a mucha gente... Trascender­á el juego y traerá al mundo una clase de humanitari­smo como no se ha visto nunca... El mundo será un lugar mejor para vivir gracias a su existencia y su presencia... Este es mi tesoro. Por favor, acéptenlo y trátenlo con cuidado... Gracias”.

Tras romper a llorar, Earl Woods cayó en brazos de su hijo, mientras la audiencia se ponía en pie y rompía en aplausos.

Ocurrió en 1996. Tiger Woods tenía veinte años. Le acababan de declarar el mejor golfista amateur del año.

Días más tarde, Sports Illustrate­d entrevista­ba a Earl Woods. Le preguntaro­n: –¿Qué tiene Tiger? –¿No ve las señales? Tiger hará más que ningún otro hombre en la historia. Cambiará el rumbo de la humanidad –respondió el hombre.

–¿Irá más allá que Joe Louis y Jackie Robinson? ¿Más allá incluso que Muhamad Ali y Arthur Ashe? –Más que cualquiera, porque es más carismátic­o y más educado. Y está mejor preparado.

–¿Tendrá más impacto que Nelson Mandela, Gandhi, Buddha?

–Sí, porque va a acceder a un foro más amplio. Juega un deporte universal. Le distingue su etnicidad: obrará milagros. Es el puente entre el Este y el Oeste. No hay límites porque es el faro. No sé exactament­e qué forma va a tomar pero es el Elegido. Tendrá el poder de impactar sobre las naciones. No sobre la gente. Sobre las naciones. El mundo apenas ha saboreado una pizca de su poder.

Y Tida Woods, la madre de Tiger, ratificó las palabras de su marido:

–Tiger tiene sangre tailandesa (por parte de madre), africana, china, amerindia y europea (del padre). Puede conectar con cualquier etnia en el mundo. Es el niño universal. Si se convierte en político, entonces será presidente o ministro. Si se enrola en el ejército, será militar.

Tida dice que ha llevado la carta astral de su hijo a un templo budista en Los Ángeles. Y a otro en Bangkok. Todos los monjes le dicen que el niño tiene poderes especiales.

Veinte años más tarde, Tiger Woods trata de reconstrui­rse. Como golfista, lo ha vivido todo. Ha convertido el golf en una disciplina de atletas. Ya no hay sitio para los jugadores barrigudos, de juego de muñeca y puro en la boca. Lanzó la bola a 300 metros, más que ningún otro pegador. Multiplicó las audiencias. Logró 73 victorias del PGA Tour, 14 majors (sólo le supera Jack Nicklaus, con 18) y más de cien millones de euros en premios. Si se suman los ingresos publicitar­ios nos vamos más allá de los 1.500 millones. Pasó 683 semanas como número uno mundial.

También se le ha atribuido un abanico de aventuras extraconyu­gales. Y sufrió trece lesiones graves. Este dato, la cifra de lesiones, le tiene amargado. La última, un problema lumbar, le sacó de escena durante 466 días. Pasó mucho tiempo postrado en cama. Anunciaba que volvía, y luego tenía que desdecirse. Lo intentó en octubre del año pasado. En falso. Desde entonces, sin noticias. Tiger Woods regresó a escena el otro fin de semana. Lo hizo en el Hero World Challenge de Nassau, en Bahamas, en un evento de cuatro días que organiza su fundación.

Invitó a 17 jugadores. Acabó 15.º. Firmó un cuatro bajo par. Quedó a catorce golpes del ganador, Hideki Matsuyama (24).

Matsuyama no pudo resistirse. Cuando tuvo la oportunida­d, elogió a Woods:

“Woods ha sido mi ídolo desde que tengo conciencia del golf. Cuando tenía cinco años, contemplab­a sus vídeos una y otra vez. Ni siquiera estoy cerca de que me mencionen en la misma frase que a Tiger...”. Al final, Tiger Woods habló: “Para volver a la competició­n, he vivido la experienci­a más dura de mi vida. He pasado por momentos de un sufrimient­o terrible. He pensado que nunca volvería”.

Como el oráculo Earl Woods, los expertos empiezan a plantearse preguntas: ¿Logrará Tiger superar los 18 majors de Nicklaus, o se quedará tan sólo como uno de los tres o cuatro mejores golfistas de la historia?

PALABRA DEL PADRE “Tiger cambiará el rumbo de la humanidad. Es el puente entre el Este y el Oeste”, decía Earl Woods Tiger Woods trata de recuperar su pasado: tras 466 días ausente por culpa de las lesiones, tuvo un discreto regreso en las Bahamas

DISCIPLINA DE ATLETAS

Woods convirtió el golf en un deporte de atletas; dio puerta al jugador barrigudo, al fumador de puros

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escena. Tiger Woods camina junto a su caddie, Joe LaCava, a lo largo del campo de golf de Albany, en Nassau, el pasado
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CHRISTIAN PETERSEN / AFP Vuelta a escena. Tiger Woods camina junto a su caddie, Joe LaCava, a lo largo del campo de golf de Albany, en Nassau, el pasado domingo

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