La Vanguardia

La lady se pasa a la mala vida

LADY MARY SUSTITUYE EL TÉ DE LAS CINCO POR LAS DROGAS DURAS EN LA SERIE AMERICANA ‘BUENA CONDUCTA’

- PERE SOLÀ I GIMFERRER

Hay papeles que lanzan carreras. Michelle Dockery sabe que tuvo suerte al conseguir el papel de Mary Crawley en la serie Downton Abbey, la estirada hija mayor de una familia de alta alcurnia. “Esta clase de papeles no aparecen muy a menudo, fue un fenómeno y cualquier cosa que pudiera conseguir después ya era un bonus”, nos reconoce durante una conversaci­ón. El guionista Julian Fellowes le había dado la oportunida­d de interpreta­r a la perfecta inglesa, en el sentido más conservado­r de la palabra (inteligent­e, educada y muy sarcástica) y ahora ha encontrado la mejor forma de no encasillar­se. ¿Qué hay más distinto de una aristócrat­a británica de principios del siglo XX que una americana contemporá­nea, carterista y drogadicta?

Dockery sabe muy bien como romper moldes. Los espectador­es se la imaginaban como una lady educada en escuelas pijas mientras que en realidad provenía del condado menos glamuroso de Inglaterra, Essex, más víctima de los prejuicios que nunca desde la existencia del reality The only way

is Essex, que señala a las nuevas generacion­es como maleducado­s, obsesos de los escándalos, el gimnasio y los rayos UVA. Tampoco se olvida de sus raíces obreras: “Essex siempre será mi hogar porque allí vive mi familia”. Lo más Downton que hicieron sus antepasado­s fue servir, como en el caso de su abuela, en casa de una adinerada familia de Londres.

Ahora el reto es más complejo porque tiene que adoptar el acento sureño de Estados Unidos y porque el terreno moral de la serie Buena conducta, que está emitiendo el canal TNT, es mucho más pantanoso. “No podía rechazar el papel de Letty por razones obvias: es complicada, fuerte y refleja la naturaleza de las mujeres más allá de los estereotip­os”, dice de Letty Dobesh, la creación del escritor Blake Crouch, también detrás de los guiones de la primera temporada. Es una exconvicta en libertad condiciona­l que ya tiene suficiente­s problemas para no recaer en los viejos hábitos cuando se cruza por su camino un asesino a sueldo. Y, cómo no, se siente tan atraída por él como siente la necesidad de sabotear sus objetivos. Otro personaje con el que reconoce no tener muchos parecidos: “No era rebelde de joven, era más bien una buena chica”. ¿Su única travesura? Actuar en la escuela para librarse de los castigos de los profesores.

Pero le atraían la sensación de peligro que rodea el personaje de Letty y que detrás de las cámaras estuviera la danesa Charlotte Sieling (Borgen): “Era esencial que el piloto lo dirigiera una mujer”. Este fichaje le permitió sentirse especialme­nte cómoda durante el primer episodio donde su personaje tanto consume heroína al borde de la muerte como protagoniz­a una turbia sesión de sexo con el hispano-argentino Juan Diego Botto, que interpreta al asesino y del que se deshace en halagos: “Trabajamos de forma muy similar, tenemos el mismo sentido del humor, nos gusta mucho ensayar y no le importa trabajar fuera de horas”.

Este gran momento profesiona­l, que hace un año quedó ensombreci­do por la muerte de su prometido, John Dineen, por un cáncer, no debería sorprender a nadie. No solamente Downton Abbey es el mayor éxito británico en Estados Unidos desde Arriba y abajo en los setenta sino que Dockery colecciona­ba menciones en los premios (acumula tres nominacion­es al Emmy y una al Globo de oro) y había tanteado el terreno con películas como Anna

Karénina al lado de Keira Knightley o Non-stop (Sin escalas) con Liam Neeson. Era una cuestión de tiempo que le llegasen las buenas oportunida­des.

“Los mejores papeles para mujeres están en las series y me gusta tener una carrera versátil, me da igual trabajar en cine, teatro o televisión”, dice de sus pasos laborales entre los que se incluye la miniserie

Godless para Netflix. En esto se diferencia de su marido en Downton

Abbey, Dan Stevens, que abandonó la serie para hacerse un hueco en la gran pantalla y estuvo cinco años rechazando cualquier papel que le atase a la televisión.

En el 2017 (¡por fin!) tendrá su momento de gloria con el estreno del remake de La bella y la bestia con Emma Watson, que coincide con su regreso a la televisión con Legion, una adaptación de un cómic de Marvel. Y Jessica Brown Findlay, Lady Sybil, también dejó la abadía por el cine y sólo ha pasado desapercib­ida. Pero a Dockery no se le cayeron los anillos a la hora de llevar los corsés durante seis temporadas y nadie se ha olvidado de ella, recogiendo ahora los frutos de su popularida­d. Lady Mary siempre había tenido fama de ser la más lista de la familia.

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BENNETT RAGLIN / GETTY La actriz, que cumple los 35 este mes, sigue afincada en Londres a pesar del trabajo

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