Geert Wilders
El líder islamófobo holandés se presenta como mártir de la libertad de expresión
POLÍTICO ULTRADERECHISTA
El líder de la ultraderecha neerlandesa, Geert Wilders (53), ha sido condenado por ofensas e incitación a la discriminación racial por unos comentarios denigrantes sobre los marroquíes. Él se presenta como un mártir de la libertad de expresión.
Los polémicos comentarios de Geert Wilders sobre los marroquíes el 19 de marzo del 2014 fueron insultantes y denigrantes y no están cubiertos por el derecho a la libertad de expresión, concluyó ayer la Justicia holandesa, que declaró al líder ultraderechista culpable de ofensas e incitación a la discriminación racial, aunque no al odio. La Fiscalía pedía para el líder del Partido por la Libertad (PVV) 5.000 euros de multa por dos declaraciones públicas contra esta comunidad, pero los jueces optaron por no dictar sanción alguna: en un caso de este tipo, para un político, la condena ya es bastante castigo, razonaron. A cuatro meses de la celebración de unas disputadas elecciones, la sentencia ha provocado un intenso debate. La patria de Erasmo tiene en la libertad de expresión uno de sus valores más arraigados.
Los hechos juzgados se refieren fundamentalmente a lo ocurrido en un café de la La Haya la noche de las elecciones municipales del 2014. “¿Qué queréis, más o menos marroquíes en la ciudad?”, preguntó el líder de ultraderecha a sus seguidores. “Menos, menos, menos”, corearon en respuesta. Wilders sonrió y se comprometió a “ocuparse de ello”. Para los jueces, ni fue una intervención espontánea ni una contribución al debate público dentro del derecho de los políticos a “llamar a las cosas por su nombre”, como aseguró la defensa. El tribunal tiene pruebas de que el acto, que estaba siendo transmitido por televisión, fue orquestado para lograr el mayor impacto posible y de que se instruyó al público para dar una respuesta muy concreta: “Minder, minder, minder” (menos, menos, menos).
Los abogados de Wilders adujeron que la pregunta se refería a una promesa de su programa electoral, la deportación de todos los marroquíes que hayan delinquido, pero los jueces replican que aquella noche no hizo esa distinción. Buscaba provocar conmoción “en las salas de estar de los holandeses”. El tribunal ha desestimado también el argumento de que los marroquíes no son una raza. El sentido jurídico del término, dice la sentencia, es más amplio que su uso coloquial y no se limita a la nacionalidad.
“Estamos ante un caso singular, porque se trata de un político, de un diputado electo, el líder parlamentario del PVV, pero sus palabras no están protegidas por la libertad de expresión”, resumió el presidente de la sala, Hendrik Steenhuis. En democracia, adujo, se puede hacer declaraciones ofensivas o controvertidas, pero deben ser conformes a la ley y en este caso no lo son. La sentencia repasa la diferente jurisprudencia europea sobre cómo velar por este derecho en el caso de los políticos. Mientras una línea reivindica claramente que tenga el máximo margen para expresarse, otra sostiene que por su relevancia pública deben ejercerlo con responsabilidad y sin alimentar la intolerancia. Es el enfoque por el que han optado los jueces holandeses.
Nada más conocerse el veredicto, que recurrirá, Wilders publicó un vídeo en el que arremete contra los jueces y “la élite multicultural”. Como muchos temían cuando comenzó el proceso, se presenta como víctima de un juicio político y mártir de la libertad de expresión. “Se me condena sólo por hacer una pregunta –dice–. Holanda se ha convertido en país enfermo”. “La gente que critica a los marroquíes no es racista. Yo no lo soy y mis votantes tampoco”, sostiene, tratando de legitimar su discurso.
La victoria de Donald Trump ha insuflado fuerzas a Wilders, que promete “hacer Holanda grande de nuevo”, como el magnate prometió hacer con Estados Unidos. “Ya no será posible volver a meter en la lámpara al genio del cambio positivo –dice–. Millones de holandeses están hartos de la corrección política y de la élite”. El PVV es el primer partido en intención de voto de cara a las elecciones de marzo. El líder liberal y primer ministro, Mark Rutte, criticó ayer la reacción de Wilders a la sentencia y aseguró que no pactará con él mientras no retire sus declaraciones.
“Hay millones de holandeses hartos de la corrección política y las élites”, dice el político, reforzado por Trump