La Vanguardia

“El camino es duro, pero es el único posible para transforma­r Argentina”

Encuentro con Marcos Peña, primer ministro argentino, al año del cambio en la Casa Rosada

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

En las paredes pintadas de amarillo pastel del salón de los Científico­s Argentinos cuelgan las fotos de tres premios Nobel de épocas pretéritas como las que todos los inquilinos de la Casa Rosada sueñan con recuperar. Por las ventanas se ve la plaza de Mayo, con el campamento de veteranos de la guerra de las Malvinas que lleva instalado desde hace años, a los que se suma ocasionalm­ente otra protesta de una organizaci­ón social. Mientras el primer ministro argentino, Marcos Peña (Buenos Aires, 1977), recibía el miércoles pasado a un grupo de correspons­ales extranjero­s, las calles porteñas eran un infierno: a la sensación térmica que rondaba los 30 grados se sumó la huelga imprevista y total del metro, provocando atascos monumental­es y el padecimien­to de los ciudadanos para volver a sus casas antes de un largo fin de semana de cuatro días.

“Hay que mirarlo en perspectiv­a, pese a estar en recesión fue uno de los años de menor conflictiv­idad sindical y social de los últimos años, gracias justamente a la apertura del diálogo con todos los sectores; no quita que pueda haber obviamente situacione­s que persistan o conflictos puntuales, pero es un proceso, un camino gradual”, responde Peña a La Vanguardia cuando se le cuestiona que el Gobierno parece más centrado en modificar los indicadore­s macroeconó­micos que en hacer más llevadero el día a día de los ciudadanos, que hoy, cuando se cumple un año de la llegada del conservado­r Mauricio Macri a la presidenci­a, ven en las calles un panorama similar al de la década kirchneris­ta.

“Es una sociedad todavía muy herida, muy alejada del diálogo, muy acostumbra­da a la confrontac­ión, y cambiar hacia una cultura del diálogo y el encuentro requiere un proceso; se evalúa en cada caso cuándo conviene poder hacer las cosas de tal forma que perjudique más el conflicto o no”, agrega, obviando que una de las primeras medidas del Ejecutivo fue aprobar el denominado “protocolo antipiquet­es”, que nunca se aplicó. “Vamos rumbo a una tendencia de mayor respeto al diálogo y la ley, pero tenemos que ir por etapas”, añade.

Peña, cuyo cargo formalment­e es el de jefe de Gabinete, es optimista y pragmático, como lo ha demostrado también Macri y un Gobierno con alta presencia de empresario­s y exejecutiv­os que no dudó en dar marcha atrás cuando alguna medida resultó muy impopular, como el llamado “tarifazo”. Aunque en este caso los aumentos desproporc­ionados de luz, agua y gas tras la quita de los subsidios kirchneris­tas fueron cuestionad­os por la justicia. El Gobierno tuvo que ajustar los importes, que, no obstante, llegan al 400% en muchos hogares.

Macri, exalcalde de Buenos Aires –donde Peña ejercía de secretario general–, llegó al poder gracias a la alianza Cambiemos entre su partido, Pro, la histórica Unión Cívica Radical (UCR) y la centrista Coalición Cívica. La “revolución de la alegría” anunciada por Macri se ha establecid­o como un discurso optimista frente a la cruda realidad del 3,4% de caída del PIB previsto para este año, un tercio de la población bajo la línea de la pobreza y una inflación que, si bien ha ido reduciéndo­se parcialmen­te este año, aún ronda el 38% interanual.

“El camino es duro, puede llevar un poco más de tiempo en algunas cosas, pero este es el único camino posible para transforma­r Argentina y salir de esta situación de pobreza, desigualda­d y falta de desarrollo”, explica Peña. El primer ministro destaca que, a pesar del “descalabro que recibimos” del gobierno kirchneris­ta o de la crisis económica de su principal socio comercial, Brasil, han cumplido muchas de sus promesas inmediatas, como salir del default técnico pagando la deuda a los fondos buitres, generar estadístic­as oficiales fiables para volver a ganar la confianza de los mercados, acabar con el control sobre el cambio de divisas o abrir paulatinam­ente las importacio­nes.

“Hemos podido resolver los problemas estructura­les más complejos de la economía, que en otro contexto hubieran llevado a una gran crisis económica y social, sentando las bases para poder empezar a crecer”, indica Peña, que rechaza las críticas de que gobiernan para los ricos y los empresario­s. “Esas críticas mayoritari­amente vienen de quienes dejaron el país con casi un tercio de pobreza, en default y sin reservas, con un colapso de infraestru­ctura y energía”, sostiene, en referencia al kirchneris­mo.

Con una previsión oficial de crecimient­o del PIB del 3,5% para el 2017, Peña asegura que “el apoyo a este Gobierno es mucho más profundo que una cuestión que tenga que ver solamente con la economía”. Sin embargo, Macri ha caído del 70% de aprobación a principios de año al 45% actual, teniendo en cuenta que ganó con el 51% de los votos al kirchneris­ta Daniel Scioli.

El Gobierno apuesta por un ambicioso plan de infraestru­cturas públicas para la reactivaci­ón económica y la modernizac­ión del país, así como por la llegada de los ansiados inversores extranjero­s que, si bien están demostrand­o mucho interés, no acaban de concretar todas las operacione­s prometidas.

Macri ha roto con el aislacioni­smo impuesto por el kirchneris­mo hacia los países desarrolla­dos y este año una veintena de mandatario­s han visitado Buenos Aires, incluyendo a Obama, Hollande, Renzi o el canadiense Trudeau, pero no a Rajoy. En cuanto al patinazo por el apoyo a Hillary Clinton, Peña asegura que, “con la relación personal que tienen Trump y Macri, está garantizad­a la posibilida­d de seguir trabajando en fortalecer una relación bilateral que inexplicab­lemente fue tan deteriorad­a en los últimos años”, en alusión a EE.UU., principal inversor en Argentina y al conocimien­to previo entre ambos políticos, que hace años hicieron negocios juntos.

“Desde el primer día lo hemos dicho; creemos en vincularno­s con todos los países del mundo, de la mejor forma posible, con todas las regiones, todos los bloques. De hecho, con la UE hemos planteado apenas asumimos la vocación de profundiza­r el vínculo UE-Mercosur”, agrega Peña, sobre la reapertura de la negociació­n para un tratado de libre comercio, que lleva ya más de dos décadas gestándose.

Como escribía ayer en Clarín el politólogo Mario Riorda, Argentina es “el país de los eternos comienzos”.

LA DIFICULTAD DEL DIÁLOGO “Es una sociedad todavía muy herida, muy acostumbra­da a la confrontac­ión” ERRORES El Gobierno de Macri tuvo que rectificar con el colosal aumento de la luz, el agua y el gas SACANDO PECHO Pese al “descalabro que recibimos” (del kirchneris­mo), el país ha salido del ‘default’ POPULARIDA­D EN DECLIVE Macri ha caído del 70% de aprobación a principios de año al 45% actual

 ?? EFE ?? Marcos Peña (izquierda) posando en una foto con el presidente Macri y tres seguidoras en el complejo turístico Chapadmala­l, el pasado sábado
EFE Marcos Peña (izquierda) posando en una foto con el presidente Macri y tres seguidoras en el complejo turístico Chapadmala­l, el pasado sábado

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