Fernández, la corrupción y el peronismo
A pesar de la insistencia, Marcos Peña rechaza pronunciarse sobre si Cristina Fernández debería acabar en la cárcel, como consecuencia de las distintas causas por corrupción que tiene abierta la expresidenta, su familia y su entorno. El supuesto testaferro de los Kirchner, el constructor Lázaro Báez, lleva meses en la cárcel y los escándalos de corrupción durante el pasado gobierno han ido revelándose de forma a veces esperpéntica, como cuando el exsecretario de Estado de Obras Públicas José López fue detenido en medio de la noche tras arrojar bolsas con millones de dólares por encima de la tapia de un convento. Fernández dejó el poder hoy hace un año volando a la Patagonia sin asistir al Congreso, ni querer entregar la banda presidencial a Mauricio Macri. Sin embargo, las encuestas indican que la exmandataria cuenta hoy con un apoyo popular de entre el 20% y el 30%. El kirchnerismo tiene un nutrido grupo de legisladores, al igual que el peronismo conservador. Esta división es una de las claves para garantizar la gobernabilidad de Macri, aunque de vez en cuando ambos peronismos se unen para derrotar al Gobierno; como esta semana, cuando la Cámara Baja aprobó la reducción del IRPF ante el enfado del presidente. En cualquier caso, la llegada de Macri a la Casa Rosada ha supuesto la descompresión de la vida política, con mayor diálogo y transparencia en los actos del gobierno y con gestos normales en cualquier país democrático pero que hasta hace un año eran raros en Argentina, como convocar consejos de ministros o conceder entrevistas a la prensa.