Con Dos Pebrots
El cocinero Albert Raurich, del Dos Palillos, apuesta y gana
Hace diez años Albert Raurich se independizó de El Bulli para trazar su carrera en solitario. Él fue la mano derecha de Ferran Adrià en la cocina que encandiló a medio mundo. Después, una vez en Barcelona, abrió con su esposa Tamae Imachi el restaurante Dos Palillos, original y exquisita mesa de influencias japonesas.
Consolidado y aplaudido, el local de Raurich acaba de tener descendencia. A pocos metros, en la calle Doctor Dou, Albert y Tamae, acompañados esta vez de Mario Torres en la sala y Borja García en la cocina, han abierto un nuevo local con el llamativo nombre de Dos Pebrots, una aventura apasionante y cargada de intenciones y originalidad.
A través de libros, con el estudio de grabados antiguos, Raurich y su equipo han ido desgranando un recetario sorprendente. Si conceptualmente el Dos Pebrots sigue una línea de cocina tradicional, en el plato aparece sin embargo una interpretación brillante e intuitiva, trabajada con alta profesionalidad. Nada es gratuito ni formalmente engañoso, los platos se alinean en la carta con una clara voluntad pedagógica, y se señalan sus orígenes conceptuales y los principales productos usados.
El resultado es una fiesta para los sentidos, llena de realidades pero también de sorpresas. La patata al caliu, los pimientos escalibados y la cebolla negra forman un trío de ases para abrir boca. El mollete de pluma de cerdo ibérico, el kebab de cordero y el bonito adobado inciden en los textos ancestrales. Los calamares de Cádiz con plancton, la tortilla de ostras y el arroz viudo son propuestas sin trampa, tal cual se leen, se comen. Pero el placer gustativo que producen demuestra la altura de esta cocina y la talla de su autor.
Aparentemente sencillo, modesto y sin artilugios, Dos Pebrots emociona desde el primer momento por su sinceridad y talento. Nada en este restaurante es previsible. Por todo ello, 5 a Taula lo recomienda a los espíritus abiertos y las mentes libres de prejuicios.