‘DelicARTessen’ muestra 400 obras del mejor arte actual
La 15.ª edición cuenta con 89 creadores internacionales
Cada año me quedo impresionado por la gran exposición de arte actual en pequeño y mediano formato que presenta Esther Montoriol con el título
DelicARTessen. La edición número 15 incluye más obras y más artistas que nunca, y eso es más que mucho. La galería ha cifrado el número de artistas participantes este año en 89 y el número de obras se acerca a 400 piezas. Lo que resulta impresionante en la actual edición de esta muestra anual no es la cantidad en sí, sino que, con tal cantidad de obras y artistas, la gran mayoría sean interesantes y bastantes de ellas extraordinarias y sugestivas.
Otra cosa que se agradece es que en cada edición se incorporen artistas nuevos, residentes en Catalunya o en otros países. Y aunque sean nombres desconocidos en el mercado internacional y local, a veces son muy buenos y, con suerte, llegan a tener un merecido éxito unos meses o unos años después. Por ejemplo, uno de los artistas que destaqué en mi crónica de la edición pasada –el entonces muy desconocido Jacques Flechemuller, a quien comparé con Gary Panter y Bob Zoell-, resulta que un año después expone en una importante galería de Los Angeles y vende sus pinturas a precios muy superiores a los que un año antes tenían sus obras en DelicARTessen. Yno es que fuera joven precisamente: Flechemuller es un artista emergente y claramente joven de espíritu, pero bastante mayor según el calendario.
Uno de los pintores que llaman la atención en esta edición es Xevi Solà. Ya el año pasado aludía a Vincent Van Gogh en una obra protagonizada por un marine, pero esta vez la referencia es directa y lo retrata con la oreja recién cortada y el pecho ensangrentado, paseando por el campo y fumando en pipa con aparente serenidad. Pero más bien no hay serenidad en ese personaje, pues –aparte de que no hay razón alguna para ello– el cuadro se llama Help.
Otro cuadro muy bueno de Xevi Solà es Blue on blue, un retrato de un policía cuyos labios pintados dan la nota roja, gamberra y gay en un contexto donde predominan distintos tonos de azul. Y por ahí cerca está colgado un retrato de chica flaca llamado Fake Modigliani. Parece mentira que ninguna de estas estupendas pinturas alcance los mil euros de precio. La única explicación es que el mercado barcelonés es excepcional, por desgracia. Barcelona es una fábrica excelente de obras artísticas que no encuentran su mercado. Me pregunto si realmente se podría buscar ese mercado en otros lugares más lejanos, activos y atentos.
Las pinturas y dibujos de Marcos Palazzi representan un caso parecido al de Solà. Son igualmente certeras, metarrealistas, atrevidas y vitales. La diferencia es que no hay pincelada expresionista, ni tampoco toques en clave gay, por ahora. Lo que sí tienen las obras recientes de Palazzi es virtuosismo y sentido del humor. Territorio Pacheco parece una instantánea pictórica de una posible película de los hermanos Coen filmada en el campo de Tarragona o en Almería, mientras que Aparición
en el Soho es un dibujo que podría evocar el cine de Jim Jarmusch, aunque con raros detalles de arte sacro aplicados a lo más cotidiano. En Ennui Palazzi se autorretrata durmiendo en una sala llena de pinturas antiguas. En esa sala representada, el retrato de un perro goza de un marco dorado tan ostentoso como los retratos decimonónicos de la gente presuntamente respetable. Menos que ese perro, diría Palazzi.
Son muchos los artistas y obras destacables en esta muestra. Entre otros, citaré la incorporación del pintor danés Thomas Edetun, de Aleksandra Kopff, del cómic y la ilustración con obras de Fum, de Dani Ensesa y también de la fotógrafa Espe Pons. También son notables, entre otras, las obras Medium de Cesc Riera,
Good morning, Mr. Turner de
Jordi W. Saladrigas, Mediterranean Assembly de Manel Rubiales y otras piezas de Jabi Machado, Mari Ito, Sabine Finkenauer, Silvia Hornig, Juan Escudero, Març Rabal, Paul de Reus, Leonard Beard, etc. Galeria Esther Montoriol. Diputació, 339. Hasta el 28 de enero.