La Vanguardia

Al despacho

Tras 18 años en la pista, Raül López reestructu­ra su carrera: es director deportivo

- Sergio Heredia

Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro

Goethe

–Deme diez minutos. Subo hasta mi despacho. Llego y entonces me llama de nuevo, ¿le parece? –Me parece, me parece. Cuelgo y aguardo diez minutos. Conversar con Raül López vale la espera. Nunca se ha prodigado con la prensa. Ya me lo había advertido su entorno: –Si hablas con él, no insistas mucho en el asunto de sus lesiones de rodilla. O en el de la NBA. No te entretenga­s con eso...

Mientras dejo pasar los diez minutos de rigor, releo la carta de despedida de Raül López, que dejó el baloncesto en mayo. El comunicado se publicó en un buen puñado de medios. Decía: “Si fuera por mí, sabéis los que me conocéis que sólo diría: ‘Lo dejo. Buenos días y buena suerte’. Pero sería un error en los tiempos que corren. Habría artículos de opinión diciendo que solo hablo con plasma, que no concedo ruedas de prensa ni en un día tan señalado como el de mi jubilación y que, como siempre he sido distante, también lo tenía que ser hoy...”.

Miro el reloj. Han volado los diez minutos en un santiamén. Llamo. Raül López ya está sentado en su mesa. Ahora es el director deportivo del Bilbao Basket, donde jugaba desde el 2011. Antes había pasado por el Khimki ruso, el Madrid (en dos etapas), el Akasvayu Girona, la Penya y la perla en su currículum: los Jazz de Utah. –¿Cuánto lleva sin tirar a canasta? –Seis meses. –¿Ni un tiro? –Nada de nada. No me apetece. Llevaba muchísimo tiempo tocando el balón. Y no lo echo de menos.

–Se va a engordar...

–No lo crea. Sigo haciendo deporte. No a diario, pero casi. Hago cosas que no había hecho nunca. Llevo la inercia de muchos años. Lo que pasa es que antes tenía que hacer muchas cosas que a veces no eran divertidas. Cuidar las rodillas, soportar el dolor... Me la juego. Me decido a preguntarl­e por las rodillas. Dos veces se rompió la derecha. Una, la izquierda. –¿Le retiraron las lesiones? –Un poco todo. No lo hizo nada en concreto. Dentro de mí, algo me decía que había llegado el momento de irme. Debía afrontarlo. Entendí que no quería seguir compitiend­o cuando no podía ir al 100%. Fue sencillo: sabía que se había acabado. –Pero, ¿cómo lo supo? –Sabía que mis minutos podían ser aún al 100%. Pero cada vez eran menos minutos. Me costaba recuperarm­e tras los partidos. También me costaba entrenarme. Jugar partidos me encanta, y lo haría toda la vida. Pero eso conllevaba cosas que ya no me apetecía hacer.

Decidimos retroceder en el tiempo. A sus orígenes. Un padre enamorado del baloncesto. Una cancha en Vic en los años ochenta. Dos hermanos que prueban suerte. Paco López, tres años mayor que Raül, se lanza primero.

–Y yo, como todos los hermanos pequeños, le seguí el paso. Todavía era un crío cuando decidí empezar a jugar. Y le fue muy bien. ¡Miren su historial! Dicen que ha sido el base más talentoso que ha dado nuestro país. El tercer español en llegar a la NBA (tras el malogrado Fernando Martín y Pau Gasol). Raül López estuvo muy cerca de Karl Malone y John Stockton.

–Cuénteme el secreto: ¿dónde está la diferencia entre el baloncesto europeo y la NBA?

–No lo sé. Su nivel es superior. Aquí estamos evoluciona­ndo, pero allí también lo hacen continuame­nte. Siempre encuentran jugadores de primer nivel. Los sacan de las universida­des: muchos y muy buenos. –¿Y los entrenamie­ntos? –Al fin y al cabo, son parecidos. Todos sabemos qué se hace en todos lados. Lo que pasa es que nos superan físicament­e. –¿Y sus Jazz? –Jerry Sloan era muy metódico. Le gustaba el baloncesto europeo, no tan individual­ista como la NBA. Mi adaptación fue sencilla. Pero ha pasado mucho tiempo...

–Será que se llevan a los mejores jugadores europeos...

–Está claro que si a la Liga española le quitas los mejores jugadores, eso la lastra.

–Y si encima hay tanto intercambi­o de cromos, los equipos acaban perdiendo su personalid­ad, ¿no cree? Es muy difícil memorizar los quintetos del Barça o el Madrid. En los años ochenta, incluso en los noventa, los cantábamos de corrido. Lo admite. Dice que su proyecto del Bilbao Basket está trabajando bajo esos principios. Debe establecer­se una conexión entre los aficionado­s y la plantilla.

–Todo cambia con mucha rapidez. Demasiada. Vivimos en la inmediatez. Se está perdiendo el sentido de la pertenenci­a a un club. Pero en Bilbao hay jugadores que han calado, y queremos que siga siendo así. Tenemos a Todorovic y Tobias Borg, que suben con fuerza. Y a Mumbrú. ¡Cómo lloraba Mumbrú en la despedida de Raül López!

 ?? IÑAKI ANDRÉS / EFE ?? Raül López despidiénd­ose del público del Bilbao Basket, en mayo
IÑAKI ANDRÉS / EFE Raül López despidiénd­ose del público del Bilbao Basket, en mayo
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain