La Vanguardia

La hostelera que planta cara a Chicote

SOLE REIVINDICA SU BUENA IMAGEN TRAS SENTIRSE MALTRATADA POR UNA EMISIÓN DE ‘PESADILLA EN LA COCINA’, A CARGO DEL POPULAR ALBERTO CHICOTE

- VÍCTOR-M. AMELA

Alberto Chicote tiró la toalla tras intentar ayudar a la dueña del bar Zamora a mejorar su negocio

Soledad: “Le diría a Chicote que sea más humano, que aunque haga un show, trata con seres humanos”

Todos la conocen en Zamora como Sole, la dueña del bar restaurant­e Zamora. Y ahora España entera la conoce: es la única hostelera ante la que el popular cocinero Alberto Chicote ha tirado la toalla en Pesadilla en la cocina (La Sexta, jueves noche), programa que asiste a hosteleros en apuros, con buena audiencia.

Alberto Chicote ejerce de coach culinario en cocinas en apuros y siempre consigue que su programa redima negocios en caída libre: recompone las relaciones personales entre propietari­os, camareros y cocineros, remoza el local, lustra su cocina, rediseña su carta y se despide con la satisfacci­ón de la misión culminada. Eso no ha sido posible con Sole y el bar Zamora. En el desenlace de su programa, el recio Chicote miró a cámara y declaró: “No hay nada que hacer”. La imagen de Sole quedaba por los suelos.

El programa se emitió el 24 de noviembre y batió récords de audiencia. Retrataba a Sole como mujer arisca e intratable, siempre insatisfec­ha con sus empleados. Las redes sociales la despelleja­ron. Muy dolida, Sole saltó. Desveló a la prensa un detalle que ha disparado las alarmas en torno a la honradez de Pesadilla en la cocina: dos días después de terminada la grabación, este verano, “mis empleados descubrier­on en la cocina una caja llena de gusanos”. ¿Quién puso ahí los gusanos? Sombras de fraude se proyectan sobre el programa del Chicote. “La caja no era mía”, insiste Sole. ¿De quién eran esos gusanos, entonces? “No lo sé, no acuso a nadie”, se cierra Sole por teléfono.

Sole me cuenta que este verano llamó al equipo de Chicote para dar cuenta del hallazgo y advertirle­s que no apareciese­n gusanos en su cocina en el montaje final del programa. Y no apareciero­n. Pero, afrentada por la imagen que han proyectado de ella, insinúa manejos inconfesab­les: “Vi cosas durante la grabación que no me gustaron y por eso no entré al capote de Chicote. ¡Al final me mantengo al margen, me niego a seguirle el juego!”, me señala. No detalla qué “cosas” le escamaron, quizá para evitarse conflictos legales. ¿Por qué Sole metió en su local a los de Pesadilla en la cocina? “Por curiosidad”, confiesa. La contactaro­n ellos al ver en las redes su “mala fama”: se le criticaba por llevarse mal con sus empleados y despedirlo­s unos tras otros, críticas que Sole atribuye al entorno de sus despedidos.

Sole es hija de taberneros y de jovencita emigró a Suiza para trabajar con mayor sueldo en la hostelería, durante once años. A su regreso a España, fundó el bar restaurant­e Zamora, que ha mantenido abierto durante 30 años, “y así pienso seguir hasta que me jubile”. Cerrará su local durante dos semanas después de las fiestas navideñas, para remozarlo. “El programa me lo dejó a medias, vigas, puertas, pavimento y hasta se desprendió un tablón de la barra e hirió en el tobillo a un niño: ¡tengo las fotos!”, anuncia. Sole quiere impedir cualquier redifusión de su emisión y está a la espera de una reunión con otros descontent­os con Chicote. “A algún otro lo han hundido”, lamenta. Le consuela que muchos clientes la den ánimos, “y también mis empleados”, celebra.

Madre de dos hijos, Sole acaba de ser abuela de Hugo, “un bebé preciso de un mes”. Vive sola y cuenta con pocos amigos, “pero de los buenos”. Es una mujer fuerte, que dice lo que piensa sin empachos. Le pregunto qué le diría a Alberto Chicote si lo tuviese delante: “¡En los medios de comunicaci­ón hay que ser más humano! Entiendo que hagáis un show, pero jugáis con seres humanos y hay límites que no deberíais sobrepasar. En vez de cizañear, respetad a las personas”.

Sole tiene otro mensaje para hosteleros que quieran recibir al equipo de Pesadilla en la cocina: “No lo hagáis”. Una pregunta sigue sin respuesta: ¿quién puso esos gusanos en la cocina de Sole?

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Alberto Chicote y Soledad Álvarez, en un momento del programa sobre su restaurant­e

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