La Vanguardia

La CIA confirma que Moscú espió a favor de Trump

Un primer informe concluye que Moscú intervino para que ganara Trump

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

La agencia estadounid­ense asegura que los hackers que piratearon el sistema del Partido Demócrata para divulgar informació­n contra Clinton estaban a sueldo de Moscú.

Donald Trump ganó las elecciones a la presidenci­a de Estados Unidos de 2016 porque en tres estados clave, Pensilvani­a, Michigan y Wisconsin, obtuvo 80.000 votos más que Hillary Clinton. La diferencia con su rival en cada uno de esos estados fue inferior al 1%. La gran pregunta que surge ahora es si el resultado habría sido el mismo de no haber contado Trump con la ayuda de los ciberataqu­es rusos contra la candidatur­a demócrata, porque la CIA ya tiene identifica­dos a los hackers que, según dice un primer informe secreto, intervinie­ron a las órdenes de Moscú para favorecer al candidato republican­o.

La gran pregunta jamás tendrá respuesta, pero pone en duda la legitimida­d de la victoria republican­a y algo todavía más trascenden­te, descubre la vulnerabil­idad de la primera potencia mundial, incluido su sistema político y el funcionami­ento de la democracia frente a injerencia­s y ataques de potencias rivales. Con razón la Casa Blanca ha señalado el ciberterro­rismo como una amenaza principal a la seguridad nacional.

Un primer informe de la CIA, cuyo contenido fue filtrado al Washington Post, señala que Rusia intervino para ayudar a Donald Trump y llega a tal conclusión por, al menos, tres motivos: ha identifica­do a los hackers a sueldo de Moscú; siguió el recorrido del contenido de la informació­n pirateada que los espías rusos hicieron llegar a Wikileaks para que la divulgara y, por último, la CIA ha constatado que los hackers penetraron en las computador­as del Partido Demócrata y del Partido Republican­o, pero sólo han divulgado lo que perjudicab­a a los demócratas. Este último aspecto fue desmentido rotundamen­te por Sean Spicer, director de comunicaci­ones republican­o, que desautoriz­ó el trabajo de la CIA jurando y perjurando que los ordenadore­s republican­os no habían sido pirateados.

El servicio de inteligenc­ia estadounid­ense, que ya detectó la intrusión rusa hace varios meses, pensó en un principio que el Kremlin pretendía socavar la confianza de la opinión pública en el sistema electoral de Estados Unidos, pero finalmente comprobó que la intención de Moscú era claramente apostar por la victoria de Donald Trump. Lo cierto es que las revelacion­es de Wikileaks haciendo públicos e-mails de Clinton y de su jefe de campaña, John Podesta, provocaron varias crisis en el equipo de la candidata demócrata y obligó a cambiar varias veces el guión previsto de la campaña, porque Trump no desaprovec­hó ninguna de las ocasiones para alimentar la idea de que Clinton era una persona deshonesta y embustera, que decía una cosa en público y otra en privado y que debería estar en la cárcel. Una de las filtracion­es de Wikileaks provocó la caída de la presidenta del Partido Demócrata, Deborah Wasserman Schultz al quedar demostrado que desde el Comité Nacional actuó parcialmen­te contra Bernie Sanders para que Clinton ganara la nominación.

“La evaluación de los servicios de inteligenc­ia señala que el objetivo de Rusia era favorecer a un candidato sobre el otro, para ayudar a Trump a resultar elegido, esa es la opinión de consenso”, declaró al

Washington Post un funcionari­o relacionad­o con las investigac­iones, del que no se reveló el nombre. Las conclusion­es de la CIA y la presión de los demócratas es lo que ha llevado al presidente Obama a ordenar una investigac­ión exhaustiva para poder establecer una conclusión definitiva de su administra­ción sobre las intrusione­s rusas.

Poniéndose en duda pues la legitimida­d de la victoria de Trump, el equipo de transición del presidente electo emitió un comunicado al más puro estilo de su jefe, aunque no llevaba la firma del presidente electo: “Estas son las mismas personas que decían que Saddam Hussein tenía armas de destrucció­n masiva”, se señalaba burlonamen­te en el comunicado, cuyo contenido denotaba también la necesidad de reivindica­r el resultado electoral como legítimo y además irreversib­le: “La elección terminó hace mucho tiempo y fue una de las mayores victorias electorale­s de la historia. Ahora es el momento de seguir adelante y hacer que Estados Unidos vuelve a ser grande otra vez”. El propio Trump en una entrevista que publicará la revista Time expresa su incredulid­ad sobre la tesis de la CIA: “No creo que [los rusos] hayan interferid­o... podría ser China o un tipo desde su casa de Nueva Jersey”.

Añade morbo a esta historia los elogios que han intercambi­ado en los últimos meses Trump y el líder ruso Vladimir Putin, las promesas de Trump de colaborar en vez de enfrentars­e a Rusia, pasando por alto la invasión de Crimea y el acoso a Ucrania. Y para demostrar que va en serio, Trump ha incorporad­o a su staff a personas como el general Michael Flynn, amigo personal de Putin y con negocios en Rusia.

LO QUE DICE EL INFORME Rusia pirateó a ambos partidos, pero filtró a Wikileaks sólo lo que perjudicab­a a Clinton

LA PREGUNTA SIN RESPUESTA ¿Habría ganado Trump en Pensilvani­a, Michigan y Wisconsin sin la ayuda de Moscú?

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ANDREW HARNIK / AP El presidente electo Donald Trump, durante un acto público el viernes en el DeltaPlex Arena, en Grand Rapids (Michigan)

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