Messi aúpa al Barça en El Sadar (0-3)
Messi capitaliza el triunfo de un Barça muy responsable
Joaquín Caparrós escapó del temido instrumental del odontólogo por los pelos y sólo recibió tres goles. Una cifra ínfima en relación a los méritos de un Barça extraordinariamente responsable colectiva e individualmente, conducido por el genio de Messi y dispuesto a mantener sus opciones en el campeonato. En la segunda parte dos dianas del argentino y una de Luis Suárez abatieron a un Osasuna impotente que bastante hizo con eludir un resultado de escándalo gracias a las intervenciones de su portero y a la imprecisión del remate blaugrana en la primera parte. Después de tres empates consecutivos, el Barça vio la luz en Pamplona.
Iniesta y André Gomes actuaron como interiores en el once titular. Fue uno de los atractivos de la alineación de Luis Enrique, junto a la presencia de Umtiti en detrimento de Mascherano y de Arda como relevo del sancionado Neymar. Las tres alternativas rindieron satisfactoriamente en un encuentro planteado con gran seriedad, un duelo que el Barça trabajó y masticó desde el comienzo hasta fabricar una serie enorme de oportunidades claras. El problema, en el primer acto, es que entre las extraordinarias intervenciones de Nauzet y la falta de precisión, nadie supo materializar las ocasiones. A Caparrós, que enloquecía en la banda, le hubiera venido bien una dosis de anestesia de esa que aplican los dentistas, pero su equipo consiguió asombrosamente llegar al descanso con un empate a cero. El mismo resultado del Barcelona en el intermedio de los últimos cuatro partidos de Liga, sólo que en Pamplona no fue producto de la mediocridad.
De inicio el conjunto blaugrana jugó a mantener la pelota y controlar con paciencia frente al clásico 4-4-2 local que esperaba en el centro del campo. Rápidamente Busquets se integró entre los centrales para agilizar la salida, pero también Umtiti sacó excelente en esta materia. Las dos grandes tentativas iniciales se originaron en iniciativas del francés. La primera concluyó con un pase inverosímil de Messi, con el exterior del pie, al primer toque, que dejó a Suárez solo ante el portero pero cruzó el remate en exceso. En el minuto 12 Umtiti largó un esférico al pasillo de Alba, que centró a Suárez. El uruguayo recibió de espaldas a portería, en posición complicada y fuertemente presionado por Berenguer, aunque se las arregló para girar 180 grados y disparar al palo izquierdo de Nauzet. Tres minutos después el portero, prácticamente batido, salvó con el pie un pulso ante Messi.
“Échale huevos, Osasuna”, cantaba El Sadar con el agua al cuello para exorcizar la avalancha de fútbol del Barcelona. El equipo de Luis Enrique casi mereció una matrícula de honor en contragolpe en el minuto 25 en una jugada de área a área emprendida por Piqué, trabajada con una conducción de Sergi Roberto, que sirvió a Suárez y éste a Messi. Nauzet, de nuevo, desvió a córner con una mano prodigiosa la deliciosa vaselina del argentino. Activador del ataque blaugrana desde diferentes posiciones, Leo completó una actuación majestuosa aunque volvió a carecer de precisión al rematar con intención un servicio de Alba al filo del descanso.
¿Acusaría el Barcelona la frustración en el segundo acto?, ¿la ansiedad iba a incidir en su rendimiento? Eran preguntas procedentes en el intermedio, y todavía más cuando al comienzo de la segunda parte el Osasuna practicó varias aproximaciones y acarició el gol con un sorprendente chut en carrera de Sergio León que impactó en el larguero de Ter Stegen. Reaccionaron los de Luis Enrique recobrando la jefatura y empujando cada vez más al rival hacia la retaguardia. Hasta que, por fin, Messi desencadenó un magistral pase filtrado a Alba y Suárez pudo convertir en boca de gol el
EL PERDÓN El conjunto blaugrana desperdició una larga serie de grandes oportunidades en la primera parte
LA REACCIÓN Un gol de Suárez y dos de Messi –el segundo, una obra de arte– abaten a un Osasuna pobre
LAS NOVEDADES Umtiti, André Gomes y Arda fueron titulares y coronaron actuaciones más que aceptables
centro del lateral. Fue una diana en el instante preciso porque reafirmó las convicciones del Barça y abortó todas las esperanzas locales. El Sadar no dejó de animar, aunque quizá fue más para combatir el intenso frío que por creer en las posibilidades de un equipo ya roto.
En Pamplona el Barça no permitió que el partido entrara en el frenopático. Controló y controló. Contra un rival de segunda fila, de acuerdo, aunque no son triviales los sufrimientos que ha experimentado en este campo a lo largo de la historia. Otro gran ataque colectivo iniciado y definido por Messi, otra vez con la asistencia de un incisivo Alba, significó el 0-2, un obstáculo insalvable para un Osasuna ya fundido por el esfuerzo. Y Messi quiso coronar con un detalle de lujo el buen trabajo de todo el encuentro. Eludió a cuatro rivales con fintas y quiebros y buscó el hueco entre una barrera de tres hombres y el portero para dejar un recuerdo imborrable de su visita a Pamplona.