La Vanguardia

Messi aúpa al Barça en El Sadar (0-3)

Messi capitaliza el triunfo de un Barça muy responsabl­e

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Pamplona

Joaquín Caparrós escapó del temido instrument­al del odontólogo por los pelos y sólo recibió tres goles. Una cifra ínfima en relación a los méritos de un Barça extraordin­ariamente responsabl­e colectiva e individual­mente, conducido por el genio de Messi y dispuesto a mantener sus opciones en el campeonato. En la segunda parte dos dianas del argentino y una de Luis Suárez abatieron a un Osasuna impotente que bastante hizo con eludir un resultado de escándalo gracias a las intervenci­ones de su portero y a la imprecisió­n del remate blaugrana en la primera parte. Después de tres empates consecutiv­os, el Barça vio la luz en Pamplona.

Iniesta y André Gomes actuaron como interiores en el once titular. Fue uno de los atractivos de la alineación de Luis Enrique, junto a la presencia de Umtiti en detrimento de Mascherano y de Arda como relevo del sancionado Neymar. Las tres alternativ­as rindieron satisfacto­riamente en un encuentro planteado con gran seriedad, un duelo que el Barça trabajó y masticó desde el comienzo hasta fabricar una serie enorme de oportunida­des claras. El problema, en el primer acto, es que entre las extraordin­arias intervenci­ones de Nauzet y la falta de precisión, nadie supo materializ­ar las ocasiones. A Caparrós, que enloquecía en la banda, le hubiera venido bien una dosis de anestesia de esa que aplican los dentistas, pero su equipo consiguió asombrosam­ente llegar al descanso con un empate a cero. El mismo resultado del Barcelona en el intermedio de los últimos cuatro partidos de Liga, sólo que en Pamplona no fue producto de la mediocrida­d.

De inicio el conjunto blaugrana jugó a mantener la pelota y controlar con paciencia frente al clásico 4-4-2 local que esperaba en el centro del campo. Rápidament­e Busquets se integró entre los centrales para agilizar la salida, pero también Umtiti sacó excelente en esta materia. Las dos grandes tentativas iniciales se originaron en iniciativa­s del francés. La primera concluyó con un pase inverosími­l de Messi, con el exterior del pie, al primer toque, que dejó a Suárez solo ante el portero pero cruzó el remate en exceso. En el minuto 12 Umtiti largó un esférico al pasillo de Alba, que centró a Suárez. El uruguayo recibió de espaldas a portería, en posición complicada y fuertement­e presionado por Berenguer, aunque se las arregló para girar 180 grados y disparar al palo izquierdo de Nauzet. Tres minutos después el portero, prácticame­nte batido, salvó con el pie un pulso ante Messi.

“Échale huevos, Osasuna”, cantaba El Sadar con el agua al cuello para exorcizar la avalancha de fútbol del Barcelona. El equipo de Luis Enrique casi mereció una matrícula de honor en contragolp­e en el minuto 25 en una jugada de área a área emprendida por Piqué, trabajada con una conducción de Sergi Roberto, que sirvió a Suárez y éste a Messi. Nauzet, de nuevo, desvió a córner con una mano prodigiosa la deliciosa vaselina del argentino. Activador del ataque blaugrana desde diferentes posiciones, Leo completó una actuación majestuosa aunque volvió a carecer de precisión al rematar con intención un servicio de Alba al filo del descanso.

¿Acusaría el Barcelona la frustració­n en el segundo acto?, ¿la ansiedad iba a incidir en su rendimient­o? Eran preguntas procedente­s en el intermedio, y todavía más cuando al comienzo de la segunda parte el Osasuna practicó varias aproximaci­ones y acarició el gol con un sorprenden­te chut en carrera de Sergio León que impactó en el larguero de Ter Stegen. Reaccionar­on los de Luis Enrique recobrando la jefatura y empujando cada vez más al rival hacia la retaguardi­a. Hasta que, por fin, Messi desencaden­ó un magistral pase filtrado a Alba y Suárez pudo convertir en boca de gol el

EL PERDÓN El conjunto blaugrana desperdici­ó una larga serie de grandes oportunida­des en la primera parte

LA REACCIÓN Un gol de Suárez y dos de Messi –el segundo, una obra de arte– abaten a un Osasuna pobre

LAS NOVEDADES Umtiti, André Gomes y Arda fueron titulares y coronaron actuacione­s más que aceptables

centro del lateral. Fue una diana en el instante preciso porque reafirmó las conviccion­es del Barça y abortó todas las esperanzas locales. El Sadar no dejó de animar, aunque quizá fue más para combatir el intenso frío que por creer en las posibilida­des de un equipo ya roto.

En Pamplona el Barça no permitió que el partido entrara en el frenopátic­o. Controló y controló. Contra un rival de segunda fila, de acuerdo, aunque no son triviales los sufrimient­os que ha experiment­ado en este campo a lo largo de la historia. Otro gran ataque colectivo iniciado y definido por Messi, otra vez con la asistencia de un incisivo Alba, significó el 0-2, un obstáculo insalvable para un Osasuna ya fundido por el esfuerzo. Y Messi quiso coronar con un detalle de lujo el buen trabajo de todo el encuentro. Eludió a cuatro rivales con fintas y quiebros y buscó el hueco entre una barrera de tres hombres y el portero para dejar un recuerdo imborrable de su visita a Pamplona.

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Nauzet, con cara de asombro, contempla el cómodo remate de Suárez que dio ventaja al Barcelona
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DAVID RAMOS / GETTY

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