Sexismo lúdico
El estudio Juego, juguetes y diversidad en España pone de manifiesto un cambio en las tendencias y preferencias de los juguetes infantiles.
Casi el 60% de los chicos juega con muñecas y el 35% de las familias compra muñecas para sus hijos varones. Son datos recogidos por el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y de Ocio (AIJU)
en el estudio Juego, juguetes y diversidad en España, que pone de manifiesto un cambio en las tendencias y preferencias de los juguetes infantiles.
“El cambio fundamental que hemos detectado, después de entrevistar a 500 familias, no es que los chicos jueguen con muñecas, sino que se compran muñecas para ellos, del mismo modo que se compran juegos de acción o de superhéroes para las niñas”, explica María Costa, directora del departamento de Investigación de la Infancia de AIJU. La relevancia que concede a este hecho tiene que ver con que la ruptura de estereotipos ha avanzado entre las chicas, y cuando una niña pide una pelota o un juego de construcción los papás se sienten orgullosos por estar educando a su hija en igualdad, pero se resiste entre los chicos, y cuando es un niño el que pide una muñeca o un cochecito de bebé en muchas familias saltan las alarmas o surgen dudas sobre la idoneidad de esos regalos.
“En las charlas sobre juego infantil que doy en las escuelas nadie me interroga sobre si es bueno regalar a una niña un Meccano; pero la pregunta de ‘¿qué pasa si le compramos al niño un muñeco o un carrito para pasearlo?’ no falla, me la hacen siempre, y a menudo la plantean papás con un bebé en brazos”, comenta Imma Marín, especialista en juego y directora de la consultora Marinva. Y relaciona este hecho con “el miedo que aún suscita el fantasma de la homosexualidad” y con que “los valores masculinos son más reputados que los femeninos”.
“De forma espontánea, a los niños les gusta jugar con muñecas y ejercer el rol de cuidador, lo que pasa es que los adultos y la influencia de otros niños les desaniman rápidamente, entre otras razones porque en su día a día tienen pocos modelos de adultos varones ejerciendo esas actividades, mientras que las niñas interactúan más en su día a día con mujeres tenderas, peluqueras, médicas, etcétera y pueden utilizar esa información para jugar”, explica José Luis Linaza, catedrático de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y miembro del Observatorio del Juego Infantil. Y apunta que, en la medida en que cada vez hay más hombres que asumen los cuidados de los hijos o de sus padres, los niños tienen nuevos modelos de varones para imitar, de modo que es normal que quieran practicar esos roles a través del juego.
El problema surge, según relatan padres y expertos, a la hora de escoger los muñecos para regalarles, porque el mundo de los juguetes todavía está muy estereotipado. “La actual industria del juguete tiende a excluir a los niños del juego de muñecas; los estereotipos dicen que las muñecas son para las niñas y que las muñecas son niñas (y la mayoría niñas blancas); pero las muñecas representan a niños, y los niños son diversos y de ambos sexos, y
si un chico quiere jugar con muñecas debe sentirse cómodo haciéndolo, y para ello debe encontrar muñecos que se le parezcan, que tengan diferentes colores y géneros”, explica a través de correo electrónico Kristen Jarvis Johnson, que ante la frustración de no encontrar muñecos con los que pudiera identificarse su hijo de dos años propuso a su hermana Katie diseñarlos y crearon la firma Boy Story, que fabrica muñecos varones, de diferentes razas, que simulan niños en edad escolar tanto por su aspecto como por su ropa.
“Todos los juguetes deberían ser neutrales en cuestión de género excepto aquellos que representan a los seres humanos, que por su naturaleza se identifican con un sexo, de modo que los muñecos también tienen sexo, e incluso edad, porque los niños mayores (más de 4 años) se benefician de jugar con muñecos de su misma edad porque con ellos juegan a las relaciones, como si se tratara de un amigo, y desarrollan inteligencia emocional, empatía...”, apunta Jarvis. Y justifica que los niños necesitan muñecos realistas y grandes que se les parezcan para que funcionen como compañeros y amigos, porque las figuras de acción o los
Cliks de Playmobil de que disponían tradicionalmente, o son muy pequeños, o no tienen aspecto de niños sino de hombres musculosos y a menudo con armas, de modo que no sirven para una amistad entre iguales.
“Es cierto que necesitamos un repertorio de muñecos más amplio; si queremos animar a los niños a ejercer de papás no pueden existir solo muñecas bebé, debe existir también el hermano mayor, y ropa y carritos para sacarlos a pasear que no sean todos rosas ni con lazos”, coincide Marín, que explica que muchos niños piden jugar con muñecas cuando llega un nuevo bebé a la familia y ven a sus padres cuidándolo.
Linaza opina que, del mismo modo que la introducción de los
Cliks supuso un gran avance al permitir a los niños jugar a muñecas sin que los adultos rechazasen ese comportamiento por “feminizado”, la incorporación de muñecos más diversos contribuiría a que los hombres participen más en el cuidado de niños y mayores y ayudaría a reducir el techo de cristal de las mujeres. “El juego, como el arte o la imaginación, consiste en construir mundos posibles que pueden ser diferentes de los reales pero que, por ser posibles, un día se pueden transformar en reales”, remarca.
Costa considera que, más que fabricar muñecos especiales para chicos, lo que hace falta es reducir el colorido excesivamente sexuado de todo lo que tiene que ver con las muñecas: envases, ropa, publicidad... “Hay todo un mundo de colores más allá del rosa y del azul”, comenta.
De hecho, según el estudio realizado por AIJU, ni todas las niñas se identifican con “lo rosa” ni todos los niños con “lo azul”.
JOSÉ LUIS LINAZA “A los críos les gusta el rol de cuidador, pero los adultos y la influencia de otros niños los frenan” MARÍA COSTA “Hace falta reducir el colorido sexuado de todo lo que tiene que ver con las muñecas” KRISTEN JARVIS “Las muñecas representan niños, y los niños son diversos y de ambos sexos” IMMA MARÍN “Si queremos animar a los chicos a ejercer de papás, no puede haber sólo muñecos bebé”
“Un 55% de las niñas siguen interesadas en el rosa y en el mundo de las princesas y la moda, pero el resto muestra preferencia por el mundo de los deportes, lo tecnológico, la creación y la invención, y una de cada tres familias con hijas de entre 1 y 9 años ha comprado para ellas juguetes de superhéroes o de acción”, comenta Costa. Del mismo modo, el 58% de los niños muestra interés por temas de moda, por crear historias, por las manualidades o por juegos relacionados con la naturaleza y que van más allá de los deportes, los héroes o la lucha. “Tampoco hay que demonizar que a una niña le guste el rosa o que los niños jueguen a héroes; lo importante es que mostremos modelos menos estereotipados y más igualitarios, y más abiertos a otras culturas, razas, colores... incluidos el azul y el rosa”, dice la pedagoga de AIJU.