“El Nobel de la Paz llegó como un regalo del cielo”, reconoce Santos
El presidente colombiano dice que el premio los impulsó a retomar la negociación
Once presidentes y seis procesos de paz no pudieron acabar con la guerrilla colombiana. Ha tenido que pasar más de medio siglo para que la decisión firme de un mandatario se alineara con el fin de la era en que las desigualdades sociales se resolvían con la violencia. Juan Manuel Santos recibió ayer el premio Nobel de la Paz por impulsar y firmar el acuerdo que pone fin al conflicto con las FARC.
El galardón fue entregado al presidente colombiano en el Ayuntamiento de Oslo, acompañado de su familia y con la presencia del rey Harald V de Noruega y una representación de las víctimas del conflicto, entre las que destacaban Ingrid Betancourt y Clara Rojas, que pasaron más de seis años secuestradas por las FARC.
De hecho, Santos, tras recibir el galardón de manos de la vicepresidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen, pronunció un discurso donde dedicó el premio a las víctimas. “Y lo recibo –sobre todo– en nombre de los más de ocho millones de víctimas y desplazados cuyas vidas han sido devastadas por el conflicto armado, y más de 220.000 mujeres, hombres y niños que, para nuestra vergüenza, han sido asesinados en esta guerra”, dijo el mandatario. En uno de los momentos más emotivos del acto, Santos pidió a las víctimas presentes que se levantaran para escude char la ovación de los asistentes.
“La paz parecía un sueño imposible”, indicó al inicio de su alocución y antes de desgranar las vicisitudes que vivieron unas negociaciones con la guerrilla que duraron más de cuatro años y que oficialmente se iniciaron precisamente en Oslo en el 2012.
El presidente se refirió especialmente al referéndum que el 2 de octubre estuvo a punto de hacer naufragar el proceso. “Tan solo hace dos meses, los colombianos –y de hecho el mundo entero– quedamos impactados. Fue un resultado que nadie imaginaba”, agregó. La misma semana de la consulta, Santos y el líder de la guerrilla, Timochenko, habían firmado el acuerdo en Cartagena de Indias, con la presencia mandatarios internacionales.
En su particular crónica de aquel jarro de agua fría, el presidente citó entonces al único colombiano que hasta ahora poseía un premio Nobel, en su caso de Literatura, Gabriel García Márquez. Santos comparó la situación provocada por el frustrado referéndum con uno de los pasajes de Cien años de soledad,y a Colombia con Macondo, el pueblo imaginario –o no tanto– de la novela, epicentro del realismo mágico.
“Los colombianos nos sentíamos como habitantes de Macondo: un lugar no sólo mágico sino también contradictorio”, indicó Santos que, sin embargo, transformó la derrota en motivación. “Me propuse convertir este revés en una oportunidad para alcanzar el más amplio consenso que hiciera posible un nuevo acuerdo”, aseguró.
No obstante, sólo cuatro días después del referéndum, con Colombia
Santos compara la situación vivida con ‘Cien años de soledad’ del otro Nobel del país, García Márquez
sumida en la incertidumbre, se anunció la concesión del galardón a Santos; noticia que el mandatario calificó ayer de “igualmente sorprendente”. “Y debo confesar que esta noticia llegó como un regalo del cielo. En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el Premio Nobel fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!”, añadió el galardonado.
Al presentar a Santos y justificar los motivos del premio, Reiss-Andersen también se refirió al referéndum, que finalmente quedó superado con la firma de un nuevo acuerdo hace quince días. La vicepresidenta del Comité explicó interioridades de la deliberación y reveló que, tras el plebiscito, algunos miembros de la organización consideraron que era pronto para conceder el premio a Santos y pidieron esperar un año. Sin embargo, se impuso la tesis de que el galardón impulsaría el proceso, como así sucedió. “Nuestro punto de vista era que no había tiempo que perder. El proceso de paz estaba en riesgo de colapsarse y necesitaba todo el apoyo internacional que pudiera recibir”, aclaró Reiss-Andersen.