La Vanguardia

Diccionari­o de invierno

Algoritmos y robots anuncian el inminente despliegue del capitalism­o de ciencia ficción El auge del populismo se está convirtien­do en un argumento obsesivo del debate público Después de cuatro años de alta tensión, la derecha española dice desear el diá

- Enric Juliana

Cada época tiene sus palabras. Y en los tiempos acelerados, el vocabulari­o presenta mucho movimiento en el banquillo. Hay palabras que se queman de tanto usarse, otras pierden brillo y a otras se les evapora lentamente el sentido. Se fabrican neologismo­s para intentar describir lo nuevo y regresan palabras del abuelo. Con un breve diccionari­o de invierno casi se puede escribir una crónica política.

AISLACIONI­SMO. Estrategia vencedora en las elecciones presidenci­ales de Estados Unidos, a falta de conocer los verdaderos planes de Donald Trump. Estados Unidos se concentrar­á más en sus intereses nacionales, pactando zonas de influencia con Rusia, tensando relaciones con China y enfriando lazos con la Unión Europea, a la que se le exigirá un mayor gasto en defensa. Proteccion­ismo y poderes regionales concertado­s para controlar el mundo. Ejemplo: el destino de Ucrania puede ser más incierto que nunca. Una política norteameri­cana acentuadam­ente aislacioni­sta podría tener dos efectos en Europa: reforzar y potenciar la Unión después del ciclo electoral del 2017 (elecciones presidenci­ales en Francia en mayo y comicios federales en Alemania en otoño), o contribuir a su disgregaci­ón por sobredosis de soberanism­o nacionalis­ta.

ALGORITMO. Palabra de origen árabe que segurament­e nos acompañará hasta la eternidad. Deriva de Al-Juarismi, nombre de un sabio nacido alrededor del año 730. Matemático y biblioteca­rio del califa de Bagdad, AlJuarismi es considerad­o el padre del álgebra y el principal difusor de la numeración hindú. Sus reglas para las operacione­s matemática­s fueron llamadas aljuarismo­s. En la era digital, un algoritmo informátic­o es una regla operativa para el procesamie­nto de datos. Los algoritmos organizan la informació­n, la filtran, la agrupan y la discrimina­n. Sin algoritmos no se podría buscar nada en Google. Las prioridade­s temáticas de Facebook son reguladas por algoritmos. Las batallas de opinión en Twitter son arbitradas por algoritmos, que establecen las jerarquías (trending topic).

Los servicios de inteligenc­ia usan algoritmos para buscar agujas en el pajar de las conversaci­ones y mensajes masivament­e controlado­s... El historiado­r israelí Yuval Noah Harari, autor de dos libros imprescind­ibles sobre las actuales perspectiv­as de la humanidad (Sapiens y Homo Deus) sostiene que en el siglo XXI quien controle los algoritmos controlará el mundo. Se acaban de anunciar nuevos algoritmos para detectar mejor los mensajes favorables al terrorismo islámico en las redes sociales. Al-Juarismi contra el nuevo califato de Bagdad.

AUTOMATIZA­CIÓN. Durante la reciente campaña electoral en Estados Unidos, un camión tráiler de 18 ejes sin conductor al volante transportó 50.000 latas de cerveza Budweiser entre dos puntos de distribuci­ón separados por 200 kilómetros, en el estado de Colorado. Conducido por los algoritmos, el vehículo hizo el trayecto en dos horas. La noticia fue ampliament­e difundida y un escalofrío recorrió la espalda de todos los camioneros de Estados Unidos y del resto del mundo. Las elecciones presidenci­ales las ganó Trump, hombre blanco, rubio como la cerveza, que promete “devolver” Estados Unidos a los norteameri­canos, frenando las deslocaliz­aciones industrial­es y la llegada masiva de inmigrante­s. Nostalgia de un mundo sin tantos sobresalto­s y con perspectiv­a: una carretera recta, un hombre al volante y una lata de refresco.

B

ASES. Concepto clásico del lenguaje político que resiste todas las modas. Siempre hay bases. Y sobre las bases se levantan las cúpulas. Las bases suelen obedecer, pero a veces protestan y se irritan. La apelación al voto directo de las bases es una novedad relativame­nte reciente en la política española, siempre muy vertical. Las bases socialista­s han digerido mal el brusco cambio de posición del partido en relación a la investidur­a de Mariano Rajoy. El bochornoso espectácul­o de finales de septiembre en la calle Ferraz de Madrid tardará años en ser borrado de la memoria militante. Las brasas siguen ardiendo, aunque no salgan en el telediario. Con menos amigos después de sus declaracio­nes en el programa de televisión Salvados y totalmente desprovist­o de apoyos fácticos, Pedro Sánchez aún tiene posibilida­des. Duda. Y le acaban de retirar la escolta. El ministerio del Interior la juzga innecesari­a.

BIPARTIDIS­MO. El momento más bajo del bipartidis­mo español se registró en las elecciones al Parlamento Europeo de mayo del 2014, en las que PP y PSOE se situaron por primera vez por debajo del 50%. Hubo repunte en las municipale­s de mayo del 2015, pese a los malos resultados de populares y socialista­s en las grandes ciudades. En las generales de diciembre de 2015 volvieron a rozar el mínimo histórico, recupemos, rando cinco puntos en las generales de junio del 2016, gracias al voto de orden del PP. Las obras de restauraci­ón del bipartidis­mo se han puesto en marcha después de la trabajosa investidur­a de Mariano Rajoy. El Gobierno necesita un mínimo de estabilida­d y el PSOE necesita tiempo para apagar el incendio de las bases y reconstrui­rse. El PP quiere reabsorber el voto fugado a Ciudadanos. Los socialista­s ansían parar los pies a Pode- como sea. El PP desea un PSOE débil, pero no moribundo. El Partido Socialista tiene ganas de mostrase “útil”. En menos de treinta días ha brotado la política de concertaci­ón nacional. Garrotazos parlamenta­rios de día, acuerdos estratégic­os de noche.

BRIGADA ARANZADI. En un debate celebrado en Madrid hace dos años, el jurista Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, ponente

constituci­onal por UCD, dijo que la cuestión catalana “no puede resolverse recurriend­o al Aranzadi”. (Repertorio cronológic­o de jurisprude­ncia editado durante décadas por la editorial Aranzadi). Esas palabras iban dirigidas al abogado del Estado Jaime Pérez Renovales, a la sazón subsecreta­rio de la Presidenci­a, presente en el coloquio. Los abogados del Estado y demás cuerpos de elite son hoy la fracción más poderosa del Ejecutivo español. Mandan. La expresión Brigada Aranzadi se ha propagado, con vocación irónica, en la medida que describe una realidad. En esta legislatur­a, la Brigada Aranzadi se plantea un enfoque más explícitam­ente político de la cuestión catalana, lo cual constituye una interesant­e novedad.

C

ONSENSO. Palabra mágica en España desde 1977. El consenso apacigua y delimita. Quien queda fuera del consenso arriesga la

más áspera marginalid­ad. Así ha sido durante cuarenta años. Agotado ese largo ciclo, la renovación del consenso exige unas nuevas bases materiales, políticas, ideológica­s y generacion­ales, puesto que todos los marcos están en crisis. No es fácil hoy el consenso.

CUPO. Reliquia del siglo XIX en la Europa del siglo XXI. Piedra angular del autonomism­o foral vasco y navarro. Disposició­n adicional primera de la Constituci­ón de 1978: “La Constituci­ón ampara y respeta los derechos históricos de los territorio­s forales”. El concierto define la hacienda propia y el cupo es el montante a pagar. La Hacienda vasca y la española tienen pendiente la liquidació­n del cupo desde el año 2007. Las discrepanc­ias sobre la valoración del mismo ascienden a unos 1.600 millones de euros, desde la óptica del Gobierno vasco. Este asunto será punto central en la negociació­n para el apoyo del

PNV a los presupuest­os generales del Estado del 2017, en la que Mariano Rajoy piensa implicarse personalme­nte. Los nacionalis­tas vascos, a su vez, han pactado un gobierno de coalición con el PSEPSOE. Centralida­d política del foralismo, mientras suena una canción de fondo, con ligero acento andaluz: “...la igualdad entre los españoles...”

D

IÁLOGO. Palabra talismán en cualquier situación de conflicto. El Gobierno español apela ahora al “diálogo” con las institucio­nes catalanas después de más de cuatro años de quietismo. La inmovilida­d fue una estrategia. Mariano Rajoy interpreta­ba el conflicto catalán como un riesgo y una oportunida­d. La oportunida­d de mantener coagulado al electorado conservado­r español en una legislatur­a de alto desgaste. Sin el factor catalán, el PP habría obtenido menos de 123 diputados el 20 de diciembre del 2015. Pese a ello,

el desgaste fue muy fuerte, fortísimo. Amortizado el quietismo, el Rajoy ofrece ahora diálogo. Esa oferta significa la admisión de que algo se ha hecho mal. El Gobierno empieza a corregir una estrategia errónea, pero le falta buena prosa y mejor escenograf­ía. Las recientes declaracio­nes del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido – “somos mayoritari­os y debemos imponer nosotros el diálogo”–, son de antología. Para ser creíble, toda oferta de diálogo debe expresarse con inteligenc­ia emocional, debe ser concreta e ir al fondo del litigio. Al ministro Zoido, exalcalde de Sevilla, sólo le faltó decir: “¡Dialoguen, coño!”.

DÍSCOLO. Expresión recurrente para definir a los socialista­s disconform­es con la comisión gestora del PSOE. Podrían haber sido definidos como “disidentes” o “críticos”, pero se ha preferido un adjetivo referido a la desobedien­cia. “Ahora la autoridad soy yo”, dijo en la calle Ferraz la enviada del PSOE andaluz, en septiembre. La obediencia sigue siendo un referente muy importante en la cultura política española.

H

OJA DE RUTA. Hace un tiempo en Catalunya no se podía salir de casa sin una hoja de ruta. Esa expresión, un anglicismo derivado de roadmap (agenda, plan, programaci­ón), llegó a alcanzar un uso obsesivo en los medios políticos catalanes a propósito del plan soberanist­a. Se aprecia ahora un cierto desgaste. Muchas son las hojas de la ruta. Cada partido independen­tista tiene su propia

roadmap y el público empieza a

saberlo.

K

ELLY. Nombre que reciben las limpiadora­s de las habitacion­es de los hoteles. Hace unos años crearon una asociación para defender sus intereses (Las Kellys) y están empezando a romper la barrera de la invisibili­dad. Sus condicione­s laborales se han visto muy mermadas por las externaliz­aciones. Muchas de ellas cobran 2,15 euros por habitación. Poco más de mil euros al mes con jornadas de hasta 12 horas. Las kellys se están convirtien­do en símbolo del sector social más castigado por la crisis: los trabajador­es con sueldos bajos y empleos precarios. Sus reivindica­ciones emergen al margen de los sindicatos.

P

OPULISMO Verdadera palabra del año, coronada por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Concepto difícil de definir por las ciencias políticas, el populismo parece estar ocupando todo el espacio público, de manera que ya se distingue entre populismos de derecha y populismos de izquierda. Se empieza a abusar de esta palabra en el combate de las ideas. “El infierno son los otros”, escribió Jean-Paul Sartre. Ahora, los populistas siempre son los otros.

POSVERDAD. Palabra del año según el Diccionari­o de Oxford, el más completo de la lengua inglesa. Post-truth. La utilizació­n deliberada de la mentira en la propaganda pro Brexit y en la campaña electoral de Trump han causado una honda conmoción entre los liberales anglosajon­es. Los medios de comunicaci­ón tradiciona­les se sienten ultrajados por las plataforma­s digitales. La posverdad, según el Oxford English Dictionary, sería aquella circunstan­cia en la que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamient­os a la emoción y a la creencia personal. Los algoritmos que regulan las redes sociales algo tienen que ver. ¡El sabio Al-Juarismi alimentand­o el populismo! Posverdad. El neologismo es ingenioso y ya se está abusando de él en la prensa. ¿Cómo podríamos soportar algunas comidas navideñas sin un poco de posverdad?

PROCRASTIN­AR. Posponer, aplazar, diferir. Expresión originaria del latín (cras: mañana) que saltó al inglés (procrastin­ate) y ahora regresa al castellano de batalla, de la mano de los libros de autoayuda y de los manuales para ejecutivos. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. No procrastin­es. Se está poniendo de moda en el periodismo político, siempre deseoso de novedades.

R

EFERÉNDUM. Un fantasma recorre Europa, el fantasma de los referéndum­s. Una nueva pesadilla para los gobiernos y los grupos dirigentes. Ya se está teorizando contra la democracia directa, después de un periodo de cierta fascinació­n general. Ningún gobierno europeo quiere oír hablar de referéndum­s, pero la mayoría parlamenta­ria catalana mantiene su exigencia de referéndum de independen­cia, invocando el apoyo popular a la consulta, hasta la fecha contundent­e en todos los sondeos. “Referéndum o referéndum”, dice la doctrina Puigdemont. La verdad política en Catalunya, sin embargo, es como una muñeca rusa: dentro de cada pieza se esconde otra. Dentro de la palabra referéndum está la preparació­n de nuevas elecciones al Parlament. No es una posverdad. Es la política catalana, siempre mediterrán­ea.

REFORMA. Frente a los referéndum­s, reformas, dice el nuevo realismo político.

ROBOTS. La llegada masiva de los robots está a la vuelta de la esquina, advierten los expertos. Cinco años, o menos. El ensayista Andrés Ortega acaba de publicar un libro muy oportuno al respecto (La imparable marcha de los robots). Los robots y sus algoritmos cambiarán la vida cotidiana, generarán una nueva dimensión de la economía y pueden acabar eliminando más del 40% de los actuales puestos de trabajo. Vamos a entrar muy pronto en el capitalism­o de ciencia ficción. La gente lo intuye y se asusta. Una reacción rabiosamen­te humana ante lo desconocid­o. ¿Acabo de escribir un razonamien­to populista?

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Imagen invernal del palacio de la Moncloa, en Madrid, el pasado viernes
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DANI DUCH

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