La Vanguardia

La Constituci­ón española

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La Constituci­ón española fue consensuad­a en su momento por los representa­ntes de los pueblos de España. Los nacionalis­mos no quieren reconocer la Constituci­ón, pero esta ha permitido que todos tengamos los mismos derechos y obligacion­es. Hay que saber que dotarse de una Constituci­ón común garantiza nuestros derechos como ciudadanos ante cualquier abuso. Propóngans­e los cambios necesarios, pero dejemos que la Constituci­ón cumpla su función. Otra Constituci­ón de corte nacionalis­ta no garantizar­ía necesariam­ente el pluralismo y la libertad de todos.

¡Usted no me representa! Todos podemos decir eso ante cualquier norma impuesta por cualquier administra­ción autonómica. No me gusta, no la acato. Y queda abierta la veda del individual­ismo y de la confrontac­ión. Han pasado casi 40 años desde la firma de la Constituci­ón de 1978 y las diferentes autonomías, sobre todo Catalunya y País Vasco, han avanzado enormement­e tanto en progreso económico como en desarrollo social colectivo. Personas de uno y otro lado han convivido, contribuid­o al desarrollo y compartido sistemas. Queda mucho por hacer, pero todo ha sucedido bajo el paraguas constituci­onal.

Claro que puede haber propuestas y mejoras, pero el “usted no me representa” no es un buen camino y enfrenta a las personas y a los pueblos. ¿Dónde están los políticos que quieran trabajar por el bien de todos los ciudadanos, no sólo de una parte de ellos? ¿Es tan difícil hacer un ejercicio de contención y pensar que para convivir en paz es necesario el intercambi­o flexible y abierto de ideas y el consenso? Nuestros representa­ntes políticos deben ser capaces de ponerse de acuerdo dentro de un marco legal consensuad­o. Y la Constituci­ón es ese marco legal.

PILAR NIETO

Barcelona

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