Agua en el PSC
La frase “Salvar al soldado Sánchez” circuló entre políticos y periodistas hace dos meses. Pero “lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible” y lo defenestraron. Había mucha mediocridad y tacticismo en Pedro Sánchez, pero, sobre todo, faltaba sentido común. No era cuestión de ideas políticas ni de estrategias, sino de aceptar algo tan elemental en cualquier democracia seria y consolidada como dejar gobernar al partido que ha ganado las elecciones aunque sólo tenga mayoría simple.
Más aún. El principal partido de la oposición tiene gran capacidad de atar corto al Ejecutivo y de incluir muchas de sus propuestas si el que gobierna no tiene mayoría absoluta. Pero en lugar de aprovecharlo fue directo al precipicio y vemos el jardín montado en el PSOE. No han leído a Churchill, que decía que “democracia es la necesidad de inclinarse de cuando en cuando ante la opinión de los demás”.
Pero una parte no pequeña de la culpa es del PSC. He visionado varias veces el discurso de Miquel Iceta en la Festa de la Rosa no sólo jaleando sino impulsando a Pedro Sánchez hacia su empecinamiento en lo imposible. Iceta es un político valioso, pero aquel día sobreactuaba y en estos meses no aplicó la sensatez que le caracteriza. En los últimos días vuelve al pragmatismo con su entrevista con Susana Díaz y los acuerdos PNV-PSOE. Si el PSC lleva años de capa caída, ahora hace agua. Y, al igual que CDC, otro en caída libre, se lo han hecho solitos. Dos partidos a quienes Catalunya debe mucho, los más influyentes en casi cuatro décadas.
Urge un golpe de timón, como repetía Tarradellas. En el reciente congreso del PSC hubo mucha unanimidad, pero para la nada. No se salvó al soldado Sánchez, a diferencia de lo que ocurriera en Normandía con el soldado Ryan de la historia y de la película. Pero quizás desconozca Iceta otra historia similar de la Segunda Guerra Mundial, la de los hermanos Sullivan. Eran cinco hermanos de la población de Waterloo, en Iowa. En el ataque japonés a Pearl Harbor murió un amigo suyo y todos ellos se alistaron para luchar contra los nipones. Eran marinos del crucero ligero Juneau. Fue torpedeado y hundido en noviembre de 1942 cerca de Guadalcanal. Los cinco murieron. Un naufragio global. Sería una lástima que le ocurriera lo mismo al PSC, porque el país necesita un partido socialista fuerte.