La Vanguardia

La acusación a Forcadell pone trabas a la ‘operación diálogo’

La presidenta del Parlament defiende ante el juez que actuó legalmente Independen­tistas y comunes arropan a la declarante

- Josep Gisbert Barcelona

COHESIÓN INTERNA Junts pel Sí y la CUP recuperan la unidad tras la refriega a cuenta de los mossos

Músculo y unidad. El soberanism­o volvió a salir ayer a la calle y a exhibir su capacidad de movilizaci­ón, esta vez en apoyo de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, con motivo de su declaració­n ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), acusada de desobedien­cia y prevaricac­ión por haber permitido el debate en el pleno de las conclusion­es de la comisión de estudio del proceso constituye­nte. Un apoyo que permitió no sólo cerrar filas entorno a la segunda autoridad de Catalunya, sino también recuperar, ni que sea transitori­amente, la cohesión del bloque independen­tista que estos días ha quedado sensibleme­nte tocada a raíz de la enésima refriega entre Junts pel Sí y la CUP, a cuenta de los mossos d’esquadra, y sumar a la reivin- dicación, con una demanda de democracia que va más allá de la idea de independen­cia, a los comunes. Porque la causa contra la presidenta del Parlament es, sin duda, la que mejor ejemplific­a la dificultad para dar crédito a la supuesta apuesta del Gobierno español por el diálogo.

Acompañada de miembros del Govern –encabezado­s por el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, y el vicepresid­ente Oriol Junqueras–, centenares de alcaldes con las varas de mando en alto, diputados de Junts pel Sí, la CUP y Catalunya Sí que es Pot, expresiden­tes del Parlament, los máximos dirigentes del PDECat y ERC, imputados por el 9-N como Artur Mas, Francesc Homs e Irene Rigau y representa­ntes de las entidades soberanist­as –Assemblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural, Associació de Municipis per a la Independèn­cia y Associació Catalana de Municipis–, Carme Forcadell se dio un baño de multitudes a la entrada y a la salida del Palacio de Justicia de Barcelona, ante las 3.000 personas que, según el cálculo de la Guardia Urbana, se habían concentrad­o frente al TSJC. La cifra era, en teoría, inferior a cuando, en el mismo escenario, el 15 de octubre del 2015 Artur Mas declaró por el 9-N –la Guardia Urbana informó de 6.000 personas–, aunque la sensación de la mayoría de los asistentes, en buena parte repetidore­s, no era ésta, sino exactament­e la contraria.

Fuera como fuera, la puesta en escena siguió los mismos parámetros que entonces. Los cargos públicos se concentrar­on en el Parlament y desde allí acompañaro­n en comitiva a la segunda autoridad de Catalunya hasta el palacio de Justica, a pie a través del parque de la Ciutadella, en donde Carles Puigdemont aprovechó para despedirse a fin de evitar que la imagen del presidente de la Generalita­t delante del TSJC pudiera dar lugar a según qué interpreta­ciones. A la entrada, Carme Forcadell subió la escalinata en solitario y saludó con los brazos en alto. A la salida, repitió el saludo y, visiblemen­te emocionada y tras un largo abrazo con Artur Mas, se mezcló con el público que le estaba esperando. En ambos casos fue recibida con proclamas en favor de la independen­cia y en contra de la justicia española y con el lema que presidía toda la movilizaci­ón: “Esto va de democracia”. La declaració­n apenas había durado media hora, porque sólo contestó a las veinticinc­o preguntas de su abogado. Y el regreso al Parlament, otra vez a pie, fue una constante de apretones de manos de la comitiva que ahora era sobre todo de ciudadanos.

Después llegó el turno de la valoración política, con una declaració­n desde la solemnidad del despacho de audiencias en la que la presidenta del Parlament, más allá de defender su actuación como había hecho ante el TSJC, dedicó una dura carga de profundida­d a los poderes del Estado. “Lo que está en juego es la democracia, lo que ha pasado hoy es inconcebib­le en un Estado democrátic­o y nunca debería de haber pasado”, lamentó, y acusó al “poder legislativ­o de usar el poder judicial para impedir que el Parlament debata”. Todo ello con la sombra de una posible inhabilita­ción presente, a la que, a pesar de todo, se resiste a dar crédito, porque “sería un ataque tan grave a la democracia que es inconcebib­le, porque los presidente­s de los Parlamento­s los ponen los diputados”, no los tribunales, vino a decir. Una idea en la que abundó incluso el mismo Carles Puigdemont, que advirtió que, en caso de inhabilita­ción, Carme Forcadell “es evidente que seguirá siendo la presidenta que ha escogido el pueblo de Catalunya”.

RÉPLICA Millo sostiene que “no se persigue a nadie por defender ideas, sino por desobedece­r”

Muestras de apoyo que fueron compartida­s por todo el bloque soberanist­a. Por un Oriol Junqueras que asegura que el soberanism­o “no flaqueará” ante los “palos en las ruedas” del Estado. Por un Artur Mas que ve “absolutame­nte escandalos­o” que se archive la causa contra Jorge Fernández Díaz por “conspirar contra gente por tener ideas” mientras se imputa a la presidenta del Parlament “por dejar hablar y votar”. Por una Ada Colau que justificó la ausencia en la movilizaci­ón de ayer en una “agenda complicada”, pero que reafirmó su respaldo a Carme Forcadell y su rechazo de la judicializ­ación de la política. E incluso, desde la distancia, por un Iñigo Urkullu que, sin citar a nadie, alertó de que “no se pueden usar los tribunales como instrument­o de negación o anulación del diálogo político”.

Todo lo contrario de los detractore­s del proceso soberanist­a, en especial el PP –“no se investiga ni se persigue a nadie por defender unas ideas, sino por desobedece­r a un tribunal”, replicó el exdiputado y ahora delegado del Gobierno español en Catalunya, Enric Millo– y C’s, que vería “saludable” un cambio en la presidenci­a del Parlament, mientras el PSC se esforzaba por situarse en un punto intermedio alejado tanto de la judicializ­ación como de la desobedien­cia. Posiciones encontrada­s, en definitiva, que mantienen el conflicto en efervescen­cia y dificultan todo intento de diálogo.

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? La comitiva de representa­ntes de institucio­nes, partidos y entidades posó ante el TSJC con el lema de la movilizaci­ón mientras entonaba Els Segadors
ANA JIMÉNEZ La comitiva de representa­ntes de institucio­nes, partidos y entidades posó ante el TSJC con el lema de la movilizaci­ón mientras entonaba Els Segadors
 ??  ??
 ?? ANA JIMÉNEZ ?? A las puertas del tribunal. Carme Forcadell saludando a los manifestan­tes –3.000 según la Guardia Urbana– que la arroparon a las puertas del TSJC, entre ellos 500 alcaldes y otros cargos, que desplegaro­n el lema “Esto va de democracia”
ANA JIMÉNEZ A las puertas del tribunal. Carme Forcadell saludando a los manifestan­tes –3.000 según la Guardia Urbana– que la arroparon a las puertas del TSJC, entre ellos 500 alcaldes y otros cargos, que desplegaro­n el lema “Esto va de democracia”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain