Kiruna, la ciudad que vuela al este
Se puede trasladar toda una ciudad? La ciudad de Kiruna, en Suecia, sí.
Situada 140 kilómetros al norte del círculo polar Ártico, su monte Kiirunavaara (montaña de las perdices) sigue siendo excavado y es una de las minas más hondas del mundo (llega a los 1.600 metros de profundidad). A causa de esta mina, Kiruna cede bajo su base, por lo que hay un plan para trasladar la población tres kilómetros al este.
El nombre de Kiruna parece proceder del lapón o sami giron, que significa perdiz nival. Esta ave está presente en el escudo de la ciudad, junto al símbolo del hierro. El hierro simboliza la industria minera, de vital importancia para la ciudad, cuyo traslado es necesario (a menos que se quiera cerrar la mina) por problemas geológicos de subsidencia. El consejo municipal decidió el traslado de la ciudad y su nueva localización en el año 2011, en un ambiente auténticamente visionario. Muchas empresas han manifestado su deseo de construir en la nueva Kiruna, cuya “creación” puede durar 30 años.
Los primeros pobladores llegaron al lugar hace más de 6.000 años. Nacida de la mina, Kiruna vive de la mina, conocida desde el siglo XVII (cuando ya se empezó a trabajar en ella) y explotada desde finales del siglo XIX bajo el impulso de Hjalmar Lundbohm, primer director de la empresa Luossavaara-Kirunavaara AB (LKAB). La ciudad tiene más patrimonio: el Instituto de Investigaciones Espaciales, el Instituto de Glaciología y el Observatorio de Geofísica, que dependen de la Universidad de Estocolmo, además del Instituto de Investigaciones Biológicas de Abisko, su parque natural.
Pero Kiruna también mantiene su atractivo y se divierte. Tiene clubs y asociaciones que practican la caza, la pesca, el esquí y las actividades al aire libre en general. La cultura lapona y el finés han estado presentes y han evolucionado al compás de la historia de la ciudad. Kiruna preserva la cultura lapona o sami; en verano la ciudad acoge el festival que reúne a numerosos músicos y artistas, así como el festival de cine que allí se celebra.
En 1736, el gobernador del condado de Västerbotten, Gabriel Gyllengrip, mostró al lapón Amund Amundsson Magi la montaña que contenía cantidades ingentes de mineral de hierro. El ferrocarril a Narvik, en la costa noruega, ha permitido históricamente el transporte de mineral.
Los urbanistas y arquitectos tienen mucho trabajo para diseñar e instalar el nuevo proyecto de ciudad (a través de los proyectos de varios gabinetes cuyas propuestas ha evaluado un jurado): un nuevo Ayuntamiento –Kristallen, que deberá inaugurarse en el 2018–, un área residencial con más de 3.000 viviendas, zonas comerciales con restaurantes y cafés, nuevas zonas de viviendas (con pisos para estudiantes), áreas de negocios, un hospital, una biblioteca y edificios culturales, construcción de nuevas infraestructuras como las de tratamiento de aguas residuales, el suministro eléctrico, carreteras y líneas ferroviarias.
Se ha establecido el principio de que la nueva ciudad se irá construyendo antes de desmantelar la actualmente existente. Las autoridades han decidido que los edificios de valor histórico también se preservarán y se ha estudiado el impacto de la nueva ciudad sobre el medio ambiente. Kiruna trabaja sobre la premisa de una estrecha colaboración entre la empresa minera LKAB y las autoridades. Un parque, el Gruvstadspark (el parque de la mina, con juegos e instalaciones para niños y jóvenes), asegurará el enlace y conexión entre la mina y la nueva realidad urbana, colaboración en la que mostraron interés más de 70 estudios profesionales. La ciudad ha participado en la visión de la nueva Kiruna mediante consultas públicas, diálogos y reuniones. La población es consciente de que va a vivir en una nueva ciudad, que será “nuestra ciudad”.
Se pretende que sea una unidad coherente desde el punto de vista medioambiental, funcional y social. Hay una diferencia entre trasladar edificios y trasladar una realidad de valor cultural. Será como una puesta al día de la ciudad, que quiere mantener su valor histórico y su herencia cultural.
La urbe sueca se hunde por efecto de su mina de hierro y por ello va a levantarse otra en lugar más firme
Los primeros pobladores llegaron hace más de 6.000 años al lugar donde ahora se levanta