La Vanguardia

“¡Hasta la victoria siempre!”, decía Fidel Castro

- Quim Monzó

En diciembre de 1989 viajé por primera vez a Praga, para escribir en el Diari de Barcelona (q.e.p.d.) crónicas sobre el derrumbe del régimen comunista. Cuando llegué me sorprendió ver en el aeropuerto grandes carteles publicitar­ios iluminados del ron Havana Club. Eran espléndido­s, y lógicos, porque tanto Cuba como Checoslova­quia pertenecía­n al bloque comunista de aquella guerra fría y, entre amigos, las importacio­nes y exportacio­nes se favorecen. En aquella época yo era gran consumidor de Havana Club –sobre todo del más ligero, el Añejo 3 Años–, solo o con zumo de limón. Es un ron bueno, producido en las plantas de fabricació­n que el régimen castrista embargó a la empresa Bacardí sin ningún tipo de indemnizac­ión, evidenteme­nte. (“La historia me absolverá”.) Cuando Fidel Castro llegó al poder en 1959, la empresa Bacardí se largó a Puerto Rico y siguió fabricando sus rones allí. En Estados Unidos los vendía sin ningún problema. Las batallas legales entre Cuba y los tribunales estadounid­enses por el uso de la marca han durado hasta hace cosa de cuatro o cinco años, cuando parece que lo dejaron estar.

Con la muerte de Fidel Castro y viendo que el mundo no volverá a ser como era, Cuba se plantea ahora utilizar su ron para liquidar la deuda que todavía arrastra con la actual Chequia (parte de la vieja Checoslova­quia ya desapareci­da). Como Cuba tiene más bien poco dinero (por no decir nada), la oferta de La Habana consiste en pagar con botellas de ron los más de 264 millones de euros que les deben. La propuesta la ha hecho pública el ministro checo de Finanzas, Andrej Babiš, que dice que preferiría que al menos parte de la deuda se la devolviera­n en dinero, aunque ya ve que no podrá ser.

Deben de ser muchas botellas. Me he puesto la chaqueta y la bufanda y he bajado al Vinalium de la avenida Mistral. La botella de Havana Club Añejo 3 Años (los viejos amores nunca se olvidan del todo) cuesta 11,95 euros. Si no es que ya no sé hacerla, la regla de tres es sencilla. A ver: si por 11,95 euros te dan una botella, por 264 millones de euros te tienen que dar x. Dividimos 264 millones por 11,95 y el resultado de la enigmática x son 22.092.050,2 botellas. Según los cálculos de los expertos en consumo alcohólico, tendrán ron cubano para más de un siglo. Y eso que los checos son grandes aficionado­s. Durante aquel diciembre de 1989 los vi por la plaza Wenceslao y la de la Ciudad Vieja, por la noche, consumiénd­olo a morro en grandes cantidades. Claro que también bebían champán ruso, también a morro y caliente de tanto pasárselo de mano en mano. Los veías tan felices por haberse quitado de encima la dictadura que se lo perdonabas. Ahora tendrán tanto ron como quieran. Enhorabuen­a.

Regla básica de todo buen comerciant­e: si no puedes pagarme con dinero, págame en especie

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