“Bueno, yo solamente pasaba por ahí”

Philip Roth le recibió con unos escandalosos calcetines verdes. Matute le enseñó la muleta que le había regalado el rey Juan Carlos. Soyinka les puso guardespaldas con pistola en Nigeria. De Nothomb lo que más le gustó fue su marido, jugador de póquer profesional. Toni Morrison no quería que le hicieran fotos porque consideraba que iba mal peinada, pero durante la entrevista Kim Manresa le robó una. El hijo de Oé le saludó en español, Catherine Millet se desnudó, Beigbeder le tomó tanta confianza que no dudó en recibirle como a un viejo amigo tras una noche de juerga, “bastante traspuesto”... De Pamuk, amenazado de muerte, se publicó que había huido del país; Ayén le entrevistó y esa fue la prueba, en la prensa internacional, de que el autor resistía en Estambul.